Uno de los hospitales más avanzados del mundo gana una batalla al coronavirus al conseguir desinfectar cada día 2.000 máscaras N95 para que los trabajadores sanitarios puedan reutilizarlas

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Mascarillas siendo esterilizadas en el Instituto del Cáncer Dana-Farber
Mascarillas siendo esterilizadas en el Instituto del Cáncer Dana-Farber
  • En el Instituto del Cáncer Dana-Farber, un hospital sin ánimo de lucro ubicado en Boston (Estados Unidos), un equipo de investigadores ha descubierto que podían usar la tecnología de esterilización existente para descontaminar el equipo de protección personal desechable para su reutilización.
  • Son la única instalación en el mundo que esteriliza sus mascarillas N95, y el resto de material de esta manera.
  • Usando esta tecnología, pueden desinfectar 2.000 máscaras N95 en dos horas.
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Cuando las mascarillas N95 se agotaron en todo Estados Unidos, Melissa McCullough comenzó a preocuparse.

Pacientes de todo el mundo acuden al Instituto del Cáncer Dana-Farber en Boston para recibir tratamiento contra el cáncer, y el hospital sin ánimo de lucro emplea a más de 5.000 personas. Pero sin acceso al equipo de protección personal adecuado, los cotizados EPIs que escasean en todo el planeta por la pandemia dle coronavirus, McCullough sabía que no podrían brindar esa atención.

"Reconocimos que teníamos un problema en la cadena de suministros", explica a Business Insider McCullough, directora senior de Salud y Seguridad Ambiental del Instituto del Cáncer Dana-Farber. "Nos resultaba particularmente obvio que la cadena de suministros estaba rota y que no nos llegaría el material necesario".

Por lo tanto, el equipo de operaciones de investigación del centro decidió probar si las mascarillas desechables N95, utilizadas por trabajadores médicos para protegerse de virus como el SARS-CoV-2, podían limpiarse con la suficiente eficacia como para ser reutilizadas. Dos semanas después, se confirmó su corazonada y Dana-Farber se convirtió en el único hospital del mundo en utilizar la tecnología de peróxido de hidrógeno ionizado para esterilizar su material.

El 20 de abril, comenzaron a desinfectar 2.000 mascarillas al día con un proceso de esterilización de dos horas, y cada una de ellas podrá reutilizarse cinco veces. Así funciona el proceso.

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El sistema de descontaminación se instaló en una habitación del hospital.

La máquina fue fabricada por Tomi, una compañía de control de enfermedades infecciosas con sede en Beverly Hills.
La máquina fue fabricada por Tomi, una compañía de control de enfermedades infecciosas con sede en Beverly Hills.

Antes de la pandemia, el sistema de peróxido de hidrógeno ionizado Steramist se usaba para desinfectar cualquier cosa que llegara al hospital desde el exterior, desde bolsas de basura hasta materiales experimentales sensibles.

La máquina envía una corriente de peróxido de hidrógeno a través de un arco de plasma, y entrega una solución de nebulización de peróxido de hidrógeno ionizado a todo lo que haya en la habitación. Este sistema fue diseñado para funcionar con el HVAC existente, que se apaga cuando la máquina está encendida y airea la habitación cuando finaliza el proceso.

McCullough no sabe exactamente cuánto cuesta, ya que fue construido con el resto del edificio, pero afirma que no es barato. Estima que la solución de nebulización únicamente cuesta alrededor de 230 euros para 2.000 máscaras.

El objetivo consiste en desinfectar mascarillas N95, pantallas y protectores faciales.

El mundo se enfrenta a la escasez de marcarillas N95.
El mundo se enfrenta a la escasez de marcarillas N95.

Para el experimento, los investigadores del Dana-Farber tuvieron que ver si la máquina funcionaba con todo el material protector del equipo sanitario. Todos estos artículos, que bloquean el contagio del coronavirus, tienen una gran demanda en los hospitales.

"Cualquiera que se encuentre en un ambiente realmente cálido con pacientes con COVID-19 tiene que utilizar este equipo de protección de alta resistencia", explica McCullough.

Los investigadores solo probaron el procedimiento en 12 mascarillas N95, ya que McCullough y su equipo central, que se autodenominaron SEAL Team 9, "eran muy conscientes del hecho de que estos eran materiales muy preciados".

Los metieron en la sala durante cinco días con indicadores biológicos debajo. Si no se detectaba nada en ellos, el SEAL Team 9 sabría que las mascarillas estaban correctamente desinfectadas.

Posteriormente tuvieron que ser enviados a una instalación de prueba que verificó la eficiencia de la filtración, para garantizar que la niebla no hubiera afectado a su capacidad de filtrar patógenos.

Finalmente, el equipo descubrió que los EPIs se podían volver a desinfectar de manera segura al menos cinco veces.

El sistema funciona porque el peróxido de hidrógeno reacciona con el aire y se convierte en agua.

Hay un pequeño pero creciente cuerpo de investigación para la descontaminación de las N95 trabajando actualmente.
Hay un pequeño pero creciente cuerpo de investigación para la descontaminación de las N95 trabajando actualmente.

Tras volverse a repartir las mascarillas N95 descontaminadas, los empleados del Dana-Farber sintieron cierta inquietud acerca de si realmente funcionarían.

"Hubo cierta preocupación cuando escucharon que habían sido tratadas con un químico que luego debían ponerse en la cara", cuenta McCullough.

Se sentían inseguros porque respirar peróxido de hidrógeno en altas concentraciones puede ser perjudicial. "Mata los patógenos y también puede matar células sanas". "Una solución de peróxido de hidrógeno del 3% serviría para hacer gárgaras. Nosotros usamos una solución del 7,8% y la estamos lanzando a través del aire".

Esto mata los patógenos porque el peróxido de hidrógeno reacciona con el aire y se convierte en agua y oxígeno. "Si alguna vez dejas una botella de peróxido de hidrógeno abierta en su botiquín, cuando vuelvas, habrá entrado en contacto con el aire y se habrá convertido en agua", explica McCullough.

Para protegerse contra el peróxido de hidrógeno residual, McCullough y su equipo añadieron al proceso más tiempo para que las mascarillas ventilaran.

Muchos investigadores se están apresurando a encontrar formas alternativas de descontaminar las máscaras N95.

La luz ultravioleta y el calor seco también se pueden utilizar para descontaminar las mascarillas N95.
La luz ultravioleta y el calor seco también se pueden utilizar para descontaminar las mascarillas N95.

McCullough afirma que gran parte del resto de hospitales no serían capaces de realizar este procedimiento, ya que no disponen de una estancia dedicada a la esterilización de materiales.

"Pueden desinfectar pequeñas cantidades en un gabinete de bioseguridad adaptado, o bien configurar una habitación con una versión portátil del equipo que tenemos nosotros". "Podrían llevar a cabo el proceso con el material individualmente, pero la cantidad de esfuerzo que se necesita para esterilizar 10 piezas es equivalente a la que necesitamos nosotros para descontaminar 1000".

El sistema de descontaminación de Dana-Farber no es el único en el mercado. También existe el sistema Battelle, que hace poco ha recibido una oferta del Pentágono de 381 millones de euros, aunque McCullough señaló que este otro proceso tarda 8 horas.

La Universidad de Duke también ha anunciado planes para usar peróxido de hidrógeno para la descontaminación de mascarillas en tres de sus hospitales.

Según los Institutos Nacionales de Salud, la luz ultravioleta, el calor seco y el alcohol etílico también se pueden utilizar con este fin.

 

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