Ikea quiere desterrar la etiqueta de 'fast fashion' de la decoración: su CEO en España explica cómo lo conseguirá

En imagen Nurettin Acar, CEO de Ikea para España.
En imagen Nurettin Acar, CEO de Ikea para España.

José Ramón Aguirre

  • Ikea quiere ser climáticamente positiva en 2030. La empresa sueca sabe que antes debe de acabar con la imagen que la identifica como el fast fashion de la decoración.
  • Su CEO en España, Nurettin Acar, explica a Business Insider España repasa los avances y los desafíos que aún afronta para lograrlo. 
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Ikea quiere ser climáticamente positiva en 2030, pero el camino hasta llegar a ello no será fácil. Y no lo será porque la compañía sueca tiene antes que desligarse de esa imagen que la identifica como el fast fashion de la decoración.

De este poso negativo no es ajeno el responsable de la compañía en España, Nurettin Acar, que destaca a Business Insider España que, si algo tiene Ikea, es que no deja indiferente a nadie. 

Pero esta omnipresencia también lleva implícita algunas percepciones negativas. Una de ellas, explica, es la de pensar que el bajo precio de sus productos compromete su calidad. 

"Solemos escuchar que nuestros precios son bajos a costa de la calidad. Pero esto no es cierto; nuestros artículos están diseñados para tener una larga vida útil", sostiene.

Accar, que también lidera el área de sostenibilidad, insiste en que la calidad es uno de los 5 atributos incuestionables en el diseño de cualquier producto.

"Nuestras materias primas son cuidadosamente elegidas para cumplir nuestros estándares de calidad, al tiempo que nos aseguramos de tener el menor impacto medioambiental posible", defiende. 

"La sostenibilidad es el nuevo modelo de negocio" 

Nurettin Accar, CEO de Ikea

José Ramón Aguirre

Además del objetivo global para el grupo, el directivo pone al mercado nacional en el centro de la ecuación medioambiental: "Queremos mejorar la vida del hogar dentro de los límites del planeta". 

Accar mantiene que el objetivo pasa por que la sostenibilidad sea "fácil, asequible y sencilla", sin renunciar a una experiencia del cliente positiva. 

Bajo este precepto, el pasado año, la filial española logró reducir su consumo energético un 37% y la huella de carbono de sus productos un 0,31%. 

De esta forma, el 33% de sus ventas son productos sostenibles, al tiempo que el 100% del algodón y la madera que utiliza proceden de fuentes sostenibles.

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El ejecutivo mantiene que el modelo de consumo sin límites es muy costoso y obsoleto: "No podemos ser un Ikea para la mayoría de las personas si no seguimos el camino de la sostenibilidad". 

La buena posición económica del grupo en España es un motor: "Estamos en un buen momento a nivel de negocio, con una sólida posición empresarial, mejor incluso que en años anteriores."

En el último año fiscal 2021 —concluido el pasado agosto—, la cifra de negocio creció un 16%, hasta 1.682 millones de euros. El 23% correspondía exclusivamente al negocio online, cuyas ventas se situaron en 356 millones, tras crecer un 87% interanual. 

Este músculo económico tiene que servir como impulso medioambiental: "La sostenibilidad es el nuevo modelo de negocio".

El transporte marítimo: el escollo medioambiental pendiente

Transporte marítimo

reuters

Pero, pese a estos avances, el camino aún tiene baches. De ellos, el más complejo  es el impacto medioambiental del transporte marítimo, pieza angular para el modelo de negocio de Ikea. 

Recientemente, un informe analizaba las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el envío de carga en todo el mundo. Ikea se colaba entre las 15 empresas que más gases invernadero emitían.

A la pregunta de si hay margen de mejora en este aspecto, la respuesta es clara: "Hemos comprobado que siempre es posible". 

Y agrega: "Entre 2016 y 2020 crecimos un 13,7% de forma global, al tiempo que redujimos los gases de efecto invernadero un 14%".

No obstante, el problema es innegable. "El 5% de la huella climática de Ikea proviene del transporte, entre proveedores y nuestras filiales; y el transporte marítimo representa el 40% de esta huella". 

Ante el reto que se plantea, el directivo apunta que, para avanzar en el rumbo correcto, hay una arma infalible: la brújula de la descarbonización. 

Esta herramienta, explica, debe servir para maximizar la eficiencia en toda la cadena de valor del transporte, rechazar la utilización de combustibles fósiles o apostar por la tecnología de cero emisiones.

Con todo, Accar asegura que ser responsable del problema es también serlo de la solución: "Ser un gran usuario del transporte nos otorga una gran responsabilidad y también la oportunidad de influir positivamente en la agenda climática del sector".

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