El indicador que anticipó un terremoto en las bolsas en 1929 y 2008 alerta de que, en los mercados, lo peor aún podría estar por llegar

Trader operando en remoto.
  • William Davies, director de inversiones para EMEA en Columbia Threadneedle, explica que uno de los principales medidores que alerta sobre las consecuencias que están por venir en la bolsa viene de la mano de la renta fija.
  • El spread (o diferencia) entre la evolución de estos activos suele anticipar recesiones más profundas en las bolsas si se observan evoluciones históricas pasadas, según describe Davies.
  • De esta manera, este diferencial tan alto (superior a los 450 puntos básicos) únicamente se ha visto en 3 momentos a lo largo de los últimos 100 años: en 1929, en 2008 y ahora en 2020.
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En cuestión de semanas, la economía mundial ha cambiado por completo por culpa del coronavirus.

La pandemia ha afectado de lleno a los mercados bursátiles, con caídas abruptas en las principales plazas mundiales: no existe ninguna bolsa de ningún país desarrollado que se haya salvado de la quema. Las caídas en picado han recorrido todo el planeta, con pérdidas especialmente significativas para las aerolíneas, las energéticas o las compañías relacionadas con el sector turístico.

Después de tocar suelo hacia mediados de marzo, algunos inversores empezaron a mirar el futuro con optimismo. Así, el S&P de Estados Unidos remontó un 24% desde los mínimos marcados el 20 de marzo, abriendo el abanico para la búsqueda de oportunidades para algunos cazadores de gangas y hedge funds.

Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que la cautela ha de ser la principal estrategia para afrontar un futuro hoy por hoy incierto. Un devenir que tiene una correlación directa con la evolución de la epidemia del coronavirus, que no solo ha supuesto pérdidas millonarias sino que, todavía más importante, se ha llevado por delante decenas de miles de vidas en una enorme tragedia sanitaria.

Según Colin Moore, director global de inversiones de Columbia Threadneedle, el análisis de hacia dónde se dirige el mercado ha de comenzar a realizarse  “con la evolución que puede tener la enfermedad”. En este sentido, cree que hay que tener en cuenta que la contracción del PIB de la Eurozona y Estados Unidos estará ligada también “a los futuros rebrotes que puedan producirse”.

Previsión PIB y onda epidémica del COVID-19.
Previsión PIB y onda epidémica del COVID-19.

Moore vaticina que se producirán más “ondas epidémicas” en todo el mundo mientras que no se distribuya “ampliamente una vacuna”, aunque desarrollarían picos “más bajos” de los que se han visto en este primer azote. Por tanto, la situación aún no está completamente bajo control y puede haber sustos en el camino a lo largo de 2020.

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El foco al que muchos inversores no están atendiendo

Sin embargo, la evolución de la epidemia no es el único baremo al que atender para descifrar cuál puede ser el comportamiento que pueden tener las bolsas a futuro. Existe otro dato, no tan corriente y que algunos gestores están dejando escapar, que suele anticipar descensos más profundos en la renta variable mundial. 

Tal y como indica William Davies, director de inversiones para EMEA en Columbia Threadneedle, este indicador que alerta sobre las consecuencias que están por venir en la bolsa viene de la mano de la renta fija. En general, los bonos “a 10 años de Estados Unidos reflejan las estimaciones en política monetaria del país”, que ahora descuentan una recuperación en el cuarto trimestre del 2022 en Europa si el PIB traza la famosa forma de U, pero que se ralentizará algunos años más si, finalmente, es en L. A ese último escenario le otorgan un 53% de probabilidades.

Pero lo relevante, siguiendo el esquema de la renta fija como el agregador en el que fijarse para adivinar los siguientes pasos de los mercados financieros, es el diferencial “entre los bonos BBB”, es decir, de baja calificación crediticia, y “los treasuries americanos”, los bonos gubernamentales que emite el gobierno para financiarse públicamente.

El spread (o diferencia) entre la evolución de estos activos suele anticipar recesiones más profundas en las bolsas si se observan otras evoluciones históricas, escribe Davies. Un aumento de las rentabilidades de los bonos de baja calificación (BBB) con una cierta estabilización en los que poseen un rating más amplio, marca un gran desajuste en el mercado de la deuda que tiende a disparar los impagos. Especialmente, de aquellas compañías que tienen un endeudamiento más insostenible y que terminan cerrando sus negocios.

Diferencial entre los bonos BBB y los Treasuries de Estados Unidos.
Diferencial entre los bonos BBB y los Treasuries de Estados Unidos.

De esta manera, este diferencial tan alto (superior a los 450 puntos básicos) únicamente se ha visto en 3 momentos a lo largo de los últimos 100 años: en 1929, en 2008 y ahora en 2020.

En las últimas dos crisis financieras la bolsa tuvo caídas superiores al 50% desde sus máximos históricos, mientras que ahora Wall Street ha contenido los descensos hasta perder un 33,92% desde los máximos históricos del 19 de febrero, hasta los mínimos marcados el 23 de marzo. 

Pese a que actualmente esas cotas son inferiores a las que se observaron en las dos recesiones financieras, hay que tener en cuenta que “son de gran magnitud” y que pueden generar turbulencias que se trasladen a la renta variable.

Este esquema, según estos expertos, hace plantearse la posibilidad de que el mercado bajista no haya tocado aún suelo y que quede una segunda ola a la baja. Sobre todo, teniendo en cuenta que pueden desarrollarse nuevos brotes de coronavirus que obliguen al confinamiento y a la paralización económica.

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