Un año de Marta Ortega en Inditex: los cambios en el modelo de negocio y las tensiones que han marcado la nueva era en la presidencia

Marta Ortega, presidenta de Inditex.
Marta Ortega, presidenta de Inditex.

Inditex

  • Hace un año, todas las piezas del enorme tablero que conforma Inditex se movían con la llegada de Marta Ortega a la presidencia del gigante textil.
  • Estos 12 meses han estado marcados por la misión de preservar la esencia del grupo, mientras trata de capear tensiones en el exterior, con la salida de mercados como el ruso, y en casa, donde sus dependientas están en pie de guerra.

Hace un año, tras varios de estabilidad, todas las piezas del enorme tablero que conforma Inditex se movieron. Lo hicieron con la llegada de Marta Ortega a la presidencia del imperio textil. 

Pero el cambio no vino solo. Traía aparejado la salida del, hasta entonces, principal baluarte de la compañía, Pablo Isla, con quien llegó el orden, según fuentes cercanas a la compañía. 

"Inditex, hasta su llegada, era una empresa de gran envergadura, que generaba mucha caja, pero sin el brillo actual: era una multinacional de pueblo, magdalena y mesa camilla, con Isla todo eso cambió", señalan.

Con 75.400 millones de euros de capitalización bursátil, Inditex ocupa la primera posición entre las grandes cotizadas españolas. Suma más de 6.400 tiendas y tiene presencia en 215 mercados, lo que la convierte en una de las mayores distribuidoras de moda del mundo. 

La ahora presidenta de la multinacional, que percibe un millón de euros anuales, recogió el testigo de una compañía en la cumbre pero que ya afrontaba un escenario cargado de desafíos. 

Su labor este año ha sido preservar la esencia de Inditex —moda de diseño a precios económicos—, pero haciéndola compatible con diversos virajes que tienen como premisa marcar distancias con la denostada moda rápida.

Pero el camino de Ortega no ha estado ni estará exento de escollos. La presidenta ha de seguir capeando tensiones en el exterior, con la salida de mercados clave, y en casa, con sus dependientas coruñesas en pie de guerra tras convocar la primera huelga "masiva" de su historia

De convencer al mercado y a su propia empresa...

Marta Ortega, presidenta de Inditex.
Marta Ortega, presidenta de Inditex.

Miguel Vidal/Reuters

La primera tarea de Ortega en su estreno, el pasado 1 de abril, fue asumir todo lo que conlleva ser la cabeza visible de unas de las empresas con mayor notoriedad a nivel mundial y lo que es aún más importante: ser la garante de que siga siéndolo. 

A pesar de que la gallega no asume responsabilidades ejecutivas en Inditex —recaen en el CEO, Óscar García Maceiras—, todas las miradas están puestas en ella a pesar que, hasta ahora, ha practicado, como su padre, un bajo perfil público. 

Marta Ortega toma el timón de Inditex: la hora de la heredera

A su llegada, afloraron las dudas. Llegaron en bolsa, donde los inversores castigaron la salida de Isla con un retroceso del 6,1%, hasta caer por debajo de los 28 euros por título. Hoy, rondan los 25 euros.

Tampoco está siendo menor el reto de marcar la frontera entre lo familiar y lo empresarial. Marta tiene 2 tíos que ocupan puestos clave en Inditex: Óscar Pérez Marcote dirige Zara y, Jorge Pérez Marcote, Massimo Dutti. Su marido, Carlos Torretta, gestiona además la comunicación de Zara.com desde 2019.

"Es fundamental un protocolo familiar que regule los puestos de responsabilidad y que contente al mercado", aseguran fuentes próximas al grupo.

... a liderar el avance...

Con Marta nacía núcleo duro en Arteixo compuesto por 9 personas. Todas ellas son figuras clave dentro de la operativa del grupo textil, con especial protagonismo del buque insignia: Zara

Destaca Beatriz Padín, que desde 2001 lidera la dirección comercial de Zara Mujer y que es, según fuentes internas,"la persona más poderosa en lo referente al negocio de la compañía". 

Voces conocedoras de la operativa del grupo incidían en la complejidad de demostrar que, con este núcleo cercano que le acompaña, logre entender cómo funciona una corporación con marcas diferentes del mismo sector y que compiten entre ellas. 

Porque Inditex no solo es Zara, pese a que la firma aporta el 70% de los ingresos. El portfolio incluye otras 8 marcas: Zara Home, Stradivarius, Pull and Bear, Bershka, Massimo Dutti, Oysho, Lefties y la recién desaparecida Uterqüe.

... pero sin olvidar el modelo de Inditex

La prueba irrefutable de la nueva era son los virajes —algunos intencionados y otros empujados el contexto macroeconómico actual—que el grupo ha protagonizado en el último año.

En lo referente al producto, el último ha sido su inmersión en el mercado de segunda mano ante la omnipresencia de Vinted, pasando por el giro hacia el lujo con Atelier: una colección de prendas que rondan los 200 euros. 

En 2018, ya tanteó este terreno con SRPLS, la primera colección premium que lideró la heredera. El intento no salió tal como se esperaba, en parte por el desconocimiento de un producto alejado del que modelo que distingue a Inditex. 

Con estos movimientos, la voluntad del grupo es marcar distancias con el fast fashion, pero las dudas sobre la viabilidad del proyecto persisten. El experto en consumo de lujo, César Val, daba la clave: "Su modelo de producción es tremendamente eficiente, pero solo cuando trabaja orientado al consumo masivo".

Otro indicio —esta vez coyuntural— del nuevo rumbo lo revelaban sus últimos resultados. En ellos, se evidenciaba la buena marcha de sus cifras pero también un inédito nivel de inventario, al dispararse un 43%, hasta 3.672 millones de euros, cuando lo habitual era moverse en el entorno de los 1.000 millones. 

El cambio evidenciaba que Inditex compraba y guardaba más producto que nunca, cuando "el modelo de negocio que practica es renovar; esto va en contra", explican fuertes cercanas al grupo.

La intención era blindarse ante la subida sistemática de costes, pero el riesgo es elevado: perder esa frescura y anticipación que caracteriza al grupo,que ya amenaza con llevar al límite a sus puntos logísticos, acostumbrados a trabajar con una enorme rotación.

"La moda es como el pescado, al cabo de unos días huele", relataban fuentes cercanas.

Seguir fuerte sin Rusia y China: el fuego internacional...

Pero los desafíos para Marta Ortega trascienden el modelo y la operativa diaria. La invasión de Rusia en Ucrania se saldaba con el cese temporal de las operaciones en el país liderado por Vladimir Putin. 

El capítulo se cerraba —al menos de forma temporal— con la venta, hace un mes, de todo su negocio en Rusia al grupo Daher, al que pertenece Azadea, compañía libanesa que opera con distintas marcas, entre las que aparece Zara, en Oriente Medio. 

Por ello, el acuerdo dejaba la puerta abierta a un futuro retorno gracias a un acuerdo de franquicia con el comprador, liderado por José Luis Pavía, exejecutivo de Inditex.

Pese a la operación, la transacción suponía decir adiós a la red comercial más extensa del grupo, solo por detrás de España. Se trataba de un mercado con más de 500 tiendas que generó 240 millones antes de impuestos en el último ejercicio completo disponible. 

Pero con Rusia no acababan los problemas en el exterior: Inditex también ha cesado la venta en China con sus marcas de moda joven: Bershka, Pull&Bear y Stradivarius, lo que aumenta su dependencia de Zara.

... y un incendio en casa, con sus dependientas en pie de guerra

Dependientas de Zara en huelga

CIG

Al grito de "Naomi Campbell, ¿dónde está?" —en referencia a la reciente fiesta organizada por Marta Ortega en plena guerra laboral con sus trabajadores— arrancaba el pasado viernes la huelga de dependientas de Inditex en La Coruña, corazón de la multinacional. 

Esta huelga, la "más masiva de su historia", es el resultado de una primera manifestación a cargo de las niñas—como se llama dentro del grupo a las dependientas— que explicitaban un agravio respecto a empleados de otras áreas. 

Inditex no logró su objetivo de desactivar la huelga.Sobre la mesa puso un aumento salarial progresivo a lo largo de 3 años hasta alcanzar los casi 183 euros mensuales en 2024, frente a los 440 euros que reclaman las trabajadoras.

Tras varias semanas, y con una guerra sindical interna de por medio, la huelga, con un seguimiento del 95%, ha abierto un nuevo cisma para la presidenta porque el movimiento ha comenzado a replicarse en Madrid, País Vasco y llegan ciertas voces desde Brasil o Francia.

 "Desde la llegada de Marta Ortega se ha producido un retroceso en derechos laborales", relata a Business Insider España Carmina Naveiro, dependienta y presidenta del comité de Zara en la provincia en La Coruña. 

¿Su particular resumen de estos 12 meses? "Ha sido un año de un cambio para peor, pero también de despertar y de rebeldía. Lo tenemos claro: no vamos a parar". La herida sigue abierta.  

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