La inflación en EEUU se desata al 8,5% en marzo hasta un récord desde 1981 y presagia el mal dato para España de mañana

El presidente de EEUU, Joe Biden.
El presidente de EEUU, Joe Biden.

REUTERS/Carlos Barria

Mañana, el INE publica el dato de inflación para España en el mes de marzo. Pero hoy EEUU ya ha dado una pista: podría ser todavía peor de lo esperado.

En Estados Unidos, la inflación continúa su ascenso imparable y amenaza con dinamitar la economía de los hogares. Si la subida del 7,5% en febrero parecía poca cosa, en marzo apretó todavía más: los precios se han disparado un 8,5%, según los datos publicados hoy por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo estadounidense.

No se veía una subida de precios igual desde diciembre de 1981. El dato es todavía peor de lo que se esperaba. El consenso estadístico pronosticaba un avance del 8,4%, una décima menos.

Pero en España la situación no es nada diferente. Si en EEUU la subida de febrero era del 7,5%, en España fue del 7,6%, la tasa más alta registrada desde 1986. Mañana se publicará el dato de marzo, que el INE estima estará en el 9,8%, rebasando de lejos a EEUU.

Según el Ministerio de Economía español, "un 73% del alza se debe al impacto de la invasión de Ucrania sobre los precios de la energía y los alimentos". 

Es cierto que la inflación ha empeorado por la guerra de Ucrania (en marzo podría dispararse más de dos puntos respecto a febrero). Pero no es ni mucho menos un tema nuevo. La economía española lleva meses sufriendo subidas de precio no vistas desde finales de los años 80, antes de que Rusia invadiera Ucrania.

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Tanto en EEUU como en España (y en otras economías), la subida de la cesta de la compra se debe al encarecimiento de los alimentos y de la energía. En el caso de EEUU, en marzo el precio de los alimentos se incrementó en un 8,8% y el de la energía, un 32%.

La crisis de suministros explica el origen de la escalada inflacionaria. Con el fin de la pandemia, la demanda despertó en torrente, pero no había suficiente oferta para abastecer las necesidades de esta demanda. 

Como consecuencia, las materias primas y la energía, más cotizadas que nunca, empezaron a encarecerse, eso a su vez disparó los costes de transporte y de producción, y la subida terminó trasladándose al producto final.

En EEUU, además, la respuesta fiscal de la Administración de Joe Biden para hacer frente a la pandemia supuso sacar toda la artillería de ayudas a hogares y empresas. Esto permitió calentar la economía y uno de los efectos secundarios ha sido echarle leña al fuego a la inflación.

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