La inflación continúa descontrolada en la eurozona, pero España se desmarca

alimentos, supermercado, frutas y verduras
  • La inflación se dispara en la eurozona hasta un récord histórico del 10,6% en octubre.
  • España se ha convertido en la economía con la inflación más baja de la eurozona, sólo superada por Francia. Pero en España los precios sí están dando tregua; en Francia, no.

La inflación continúa descontrolada en la eurozona. En octubre, los precios se dispararon un 10,6% hasta un nuevo récord histórico. En España, en cambio, la historia es muy diferente: la economía española se ha convertido en uno de los países con la inflación más baja, y de los pocos donde no sube.

En octubre, la inflación explotó en la eurozona con un nuevo récord histórico: se disparó al 10,6%, siete décimas más que en septiembre, según los últimos datos publicados hoy por Eurostat. En el conjunto de la Unión Europea, la subida fue del 11,5%, frente al 10,9% de septiembre.

Mientras tanto, en España los precios comienzan a dar algo de tregua, después de más de un año prendiéndole fuego al bolsillo de los hogares. En octubre, la inflación se relajó por tercer mes consecutivo, por lo que podría haber tocado techo. Los precios subieron un 7,3% en octubre, algo menos que el mes anterior (8,9%).

España se ha convertido en la economía con la inflación más baja de la eurozona, sólo superada por Francia, donde los precios crecieron un 7,1%. Sin embargo, en Francia la inflación sí está subiendo: de un 6,2% en septiembre se ha disparado casi un punto.

De hecho, la diferencia de subida de precios entre España y la eurozona se ha ampliado en octubre a 3,3 puntos porcentuales desde los 0,9 puntos del mes anterior.

La causa detrás de esta desaceleración de los precios en España tiene que ver con la caída en el coste de producción de la electricidad y la reducción en el coste del combustible, pero también con una menor dependencia del gas ruso y con las medidas de contención de precios lanzadas por el Gobierno.

En el resto de países, el encarecimiento de la energía y de las materias primas lleva meses tensionando la cuerda de precios, hasta el punto de que la inflación está llegando a cotas nunca vistas desde la creación de la eurozona. 

 

Ni los esfuerzos fiscales de los países, ni el giro radical en la política monetaria del Banco Central Europeo. Nada parece frenar una inflación que avanza imparable por el Viejo Continente. 

El precio de la energía se disparó un 41,5% de media en los países del euro, frente al 40,7% de septiembre, mientras que el de los alimentos escaló un 13,1%, un incremento superior al de meses pasados.

En esta ocasión, la inflación parece empezar a dar tregua en España, Países Bajos, Grecia, Bulgaria, República Checa, Chipre, Letonia, Lituania, Eslovenia y Suecia. 

De hecho, sólo 9 países de la UE registraron subidas inferiores al 10%, siendo las menos intensas las registradas en Francia (7,1%), España (7,3%) y Malta (7,4%).

En cambio, los precios continúan disparados en otras economías. En Alemania, la inflación alcanzó una subida del 11,6%, algo nunca visto desde la II Guerra Mundial. En Italia alcanza el 12,6% y en Estonia (22,5%) o Hungría (21,9%).

La escalada de precios sostenida en el tiempo y en su virulencia ha puesto contra las cuerdas al Banco Central Europeo (BCE), que ha tenido que pisar el acelerador a las subidas de tipos de interés.

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La inflación actual está más de 8 puntos por encima de los objetivos del organismo (en el 2%), y sigue apretando, poniendo en evidencia el papel del banco central como garante de la estabilidad monetaria. 

Si, a finales de 2021, la inflación estaba en el 5%, y en marzo tocó el 7,5%, reflejando los primeros efectos de la guerra en Ucrania, en mayo llegó a superar el 8%, en junio y julio rozó el 9%. En agosto rebasó la frontera del 9% y, ahora, supera el 10%.

Si la escalada de precios no remite, dijo la presidenta del organismo en septiembre, habrá que apretar todavía más las tuercas de la política monetaria. El riesgo de este movimiento es sumir al Viejo Continente en una recesión, pero eso es una variable que ya se da por sentado. Ahora los temores se centran en cuánto podría durar, y en su virulencia.

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