Punto de inflexión en la regulación de Bruselas a las tecnológicas con el consenso sobre la Ley de Mercados Digitales: estas son sus infracciones y sanciones

El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, y la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.
El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, y la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.

Olivier Matthys/Pool via REUTERS

El Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo ya tienen un acuerdo provisional para sacar adelante la Ley de Mercados Digitales, la esperada primera norma comunitaria de su nueva batería de regulaciones tecnológicas.

La presidencia francesa del Consejo ha señalado que el texto definitivo pasará ahora al Coreper (Comité de Representantes Permanentes), donde cada Estado miembro tiene representación. Es el paso previo antes de elevar el documento de forma definitiva a la Eurocámara. Por eso, se prevé que la norma entre en vigor a finales de este año como pronto, o en 2023.

Esta Ley de Mercados Digitales o DMA (en sus siglas en inglés, de Digital Markets Act), forma parte del paquete legislativo DSA (que recibe el nombre de otra de las esperadas regulaciones tecnológicas de Bruselas, la Ley de Servicios Digitales o Digital Services Act).

La DMA, cuyo borrador se presentó a finales del año 2020, contempla una serie de medidas como la posibilidad de que aplicaciones como iMessages (nativa en el ecosistema iPhone) tenga que ser compatible e interoperable para enviar y recibir mensajes con rivales de la talla de WhatsApp, o que la propia Apple tendrá que dar alternativas a su App Store en sus sistemas operativos.

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También posibilitará que los usuarios puedan eliminar las aplicaciones preinstaladas en sus terminales móviles. Además, el texto definitivo también contempla qué requisitos deben reunir las multinacionales tecnológicas para ser consideradas gatekeepers (el término con el que Bruselas se refiere a estas firmas responsables de portales y plataformas digitales como redes sociales).

Entre esos requisitos se encontraría, según avanzaba hace unos días el Financial Times, que las compañías digitales contasen con una capitalización bursátil de al menos 75.000 millones de euros y que gestionasen una plataforma digital en la que además reuniesen, como mínimo, a 45.000 usuarios activos en sus servicios.

Multinacionales como Meta (antes Facebook), Google, Apple, Microsoft o Amazon superan con holgura estas cifras.

El consenso entre las instituciones europeas se ha alcanzado tras un debate que se ha prolongado unos 16 meses, lo cual es extraordinariamente poco para los tiempos habituales de la burocracia comunitaria. Se trata de una norma que podría convertirse en un estándar global, como ya lo ha logrado el Reglamento General de Protección de Datos que entró en vigor en 2018.

El RGPD ha servido como modelo para las leyes de protección de datos locales de países como Japón o Brasil, recuerda The New York Times. De la misma manera, el periódico norteamericano se plantea cómo esta nueva regulación, una vez en vigor, podría surtir efecto. Para ello pregunta a un conocido abogado especializado en procedimientos antimonopolio en Bruselas, que ha representado a compañías como Amazon, Microsoft o Spotify.

Se trata del letrado Thomas Vinje, quien ha considerado que "la presión" que la Unión tendrá para mostrar resultados de esta nueva norma será "grande y rápida".

De la misma manera, algunas voces críticas ya se oyen desde EEUU. Adam Kovacevich, consejero delegado en un grupo financiero de Washington ha declarado al New York Times que esta norma se escribió para poner en la diana a compañías estadounidense, "y afectará de lleno a los trabajadores estadounidenses". "Los reguladores europeos amenazan a trabajadores americanos, no solo en Silicon Valley, también en ciudades como Pittsburg o Birmingham".

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Por su parte, un vídeo promocional que ha compartido en redes sociales el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, se asevera que la Unión "se pone en pie por tus derechos". "En menos de un año", incide el anuncio, "se han mantenido 4 trílogos, 14 reuniones técnicas y se han recogido más de 1.000 enmiendas". Los trílogos son un tipo de reunión formal entre las instituciones europeas.

"Como resultado: 0 plataformas tan grandes como para no preocuparse".

El texto es resultado además de un último trílogo que se prolongó durante más de ocho horas esta misma semana. El documento, que todavía no se ha publicado, contemplará sanciones con importes que alcanzarán hasta el 10% del volumen de negocio mundial en el ejercicio anterior de la multinacional que vulnere algún precepto de la DMA, o del 20% en caso de reincidencia.

En caso de infracciones continuadas, la norma también prevé un veto a la posibilidad de cerrar operaciones de adquisición o fusión a las compañías infractoras.

La DSA, por su parte, sigue tramitándose y se espera a que las instituciones europeas lleguen al acuerdo definitivo para presentar el texto final.

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