Arroz tolerante a la sequía o suelos que absorben más dióxido de carbono: la inventora del método CRISPR propone usar la 'tijera' genética contra el cambio climático

Edición CRISPR en plantas

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Numerosas noticias sobre el método CRISPR han copado las portadas en los últimos años. Esta tijera genética permite cortar y pegar piezas del ADN de una célula. CRISPR-Cas9 utiliza una molécula de ARN con un diseño especial para guiar la enzima Cas9 hacia una secuencia genética particular, cortar las hebras de ADN y retirar una pequeña pieza.

Con el CRISPR el sector biotecnológico pretende revolucionar el mundo: el corta y pega de esta técnica permitirá corregir errores en el código genético humano, desarrollar fármacos para tratar diferentes enfermedades, devolver la vista a personas con trastornos oculares o cultivar alimentos con propiedades mejoradas.

Otro de los propósitos podría abarcar la lucha contra el cambio climático, tal y como ha expuesto la coautora del método CRISPR en una reciente entrevista con el MIT Technology Review. 

"Durante la próxima década, cuando pensemos en el impacto global y el impacto en la vida cotidiana, ahí es donde los usos de CRISPR en la agricultura e incluso para abordar el cambio climático tendrán potencialmente un impacto mucho más amplio", anota Jennifer Doudna, que recibió el Premio Nobel en 2020 por este descubrimiento, junto a Emmanuelle Charpentier.

Logran crear por primera vez una caña de azúcar con menor impacto ambiental gracias a la técnica de edición genética CRISPR 

Puso el ejemplo de Pam Ronald, una profesora que pudo usar CRISPR para diseñar arroz tolerante a la sequía y que está probando dichos cultivos a nivel local en California. 

Aunque lo ve más lejano, Doudna cree que se podría "utilizar CRISPR en comunidades microbianas, en el suelo o en el agua, permitiendo mejorar sus capacidades de captura de carbono". Los organismos vivos ayudarían a retener el CO₂.

Según recogen desde Futurism, hay varios proyectos para mejorar genéticamente la capacidad de las plantas para secuestrar carbono, como la Iniciativa Aprovechamiento de Plantas del Instituto Salk de Estudios Biológicos, cuyo propósito es amplificar los sistemas de raíces de las plantas y la producción de suberina, su capa protectora responsable de almacenar dióxido de carbono.

Además, el método CRISPR también permitiría a las plantas volverse más adaptables a un futuro alterado por el clima.

Por último, la autora también habló sobre la polémica edición de los bebés con CRISPR, alegando que todavía no es apropiado aplicar esta técnica en embriones humanos. "Mi opinión al respecto ha sido consistente en que no debería emplearse clínicamente en este momento". 

Al respecto de la controvertida edición genética de bebés, Doudna alega que "la tecnología no está bien examinada en ese sistema" y que "no existe un argumento claro de una necesidad médica real para ese enfoque". En tercer lugar, "no ha habido una oportunidad para una consideración social generalizada de las implicaciones que conlleva para los seres humanos".

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