Los inversores de capital riesgo que apostaron por las aplicaciones de bienestar, se centran ahora en las 'startups' para enfermedades mentales

Riddhi Kanetkar,
Salud mental.

Boris SV / Getty Images

  • La pandemia empujó a la gente a la búsqueda del bienestar, lo que fomentó un boom de aplicaciones de mindfulness en toda Europa.
  • Pero, a principios de 2022, el apetito inversor en este sector comenzó a estancarse.
  • Según Dealroom, en 2021 las empresas de capital riesgo invirtieron la cifra récord de 710 millones de euros en startups europeas que abordaban enfermedades mentales.

En el pasado, la búsqueda del bienestar era sinónimo de adquirir productos de la web Goop o del mindfulness coaching, una práctica reservada a las altas esferas de Hollywood.

Sin embargo, con la llegada del confinamiento y la falta de interacción, la población general se lanzó a esa misma búsqueda a través de una herramienta a la que sí tenía acceso: las aplicaciones de bienestar.

Startups como Headspace, Calm y Meditopia escalaron rápidamente por toda Europa gracias a que la gente necesitaba cierto alivio por las restricciones. Las descargas de aplicaciones de salud y fitness pasaron de 565 millones a 811 millones en un solo trimestre en 2020, según Data.ai.

Los inversores tomaron nota rápidamente de la nueva demanda e invirtieron 7.652 millones de euros en startups de bienestar y mindfulness en 2021, más del doble de los 3.964 millones invertidos en 2020, según Dealroom.

 

Estas apps ayudaban a las personas a gestionar su salud mental a través de mecanismos de autoayuda como la meditación y la atención plena. Pero los psicólogos dejan claro que estas herramientas no sustituyen a los tratamientos clínicamente aprobados.

Ahora, una nueva oleada de startups pretende ir un paso más allá y abordar el problema de las enfermedades mentales. Las empresas que ofrecen desde terapias digitales hasta la infraestructura necesaria para administrar tu salud mental se embolsaron la cifra récord de 710 millones de euros en Europa en 2021.

En 2022, un gran número de startups que ofrecían servicios clínicos para la salud y las enfermedades mentales obtuvieron financiación inicial, y muchas de ellas se asociaron con el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido. 

"La escala del problema de las enfermedades mentales se hizo evidente después del COVID-19. El NHS se ha mostrado realmente abierto a trabajar con empresas en fase inicial a gran escala. Es algo que no se habría contemplado hace unos años", explica a Business Insider Joseph Zipfel, director de inversiones de SFC.

Apps europeas de salud mental que han conseguido financiación inicial en 2022

El auge del sector ha atraído un volumen creciente de fondos en 2022

Startup de salud mentalImporte recaudado en 2022 en millones (£) / (€)
Thalamos1 / 1,13
Syndi HealthNo revelado
PsycApps1,5 / 1,70
MyMynd650.000 / 736.080
ThymiaNo revelado
Psyomics2,3 / 2,6
BlueSkeye AI3,4 / 3,85

Datos de Flourish

A pesar del creciente interés de los inversores, confiar en las startups de este sector plantea una serie de problemas. Muchas de estas plataformas pueden tener buena intención, pero su método diagnóstico puede llegar a "cosificar los trastornos mentales", según el Dr. Mauricio Álvarez-Monjarás, investigador clínico de la UCL. 

La falta de regulación o de requisitos de acreditación es también un arma de doble filo. "Estas apps a veces las crean personas sin experiencia clínica", añade el experto. 

Por su parte, Arden Tomison, fundador de Thalamos, una startup que digitaliza la administración de la Ley de Salud Mental, indica que las empresas emergentes no lo tienen fácil para conseguir financiación de de capital riesgo, según Arden Tomison.

Tomison, que recaudó 922.000 euros el verano pasado para su startup, dice que "a los inversores de capital riesgo les parecía mucho más atractivo hablar de mindfulness y yoga, ya que había menos soluciones centradas en las enfermedades mentales y en la salud mental aguda".

A pesar de ello, cree que el riesgo-rendimiento en esta área para las sociedades de capital riesgo puede ser enorme, debido a que, aunque la competencia es baja, la alta retención de clientes y el impacto social son elevados.

Se trata de un sector en ciernes, pero los fondos centrados en la tecnología sanitaria han sido los más interesados, según Ben Lakey, cofundador de Syndi Health, una startup que ofrece una infraestructura digital para el NHS y los pacientes de salud mental. "Los inversores que conocen el espacio y el problema lo entienden", indica.

Por otro lado, el fundador y CEO de la plataforma de salud mental para empleados MyMynd, Henry Majed, dice que las startups ahora sí están atrayendo a los inversores en general.

El crecimiento no será fácil

Los inversores aún no han llegado a un consenso sobre cómo debe organizarse el ecosistema de salud mental, que está en pleno auge.

Para Damien Marmion, inversor en Syndi Health, el siguiente paso es un "cambio hacia un servicio horizontal que agregue todas estas soluciones en un espacio, como Syndi".

Sin embargo, Lascelles y Molly Gilmartin, inversora de AlbionVC, afirman que el siguiente paso es la verticalización de la salud mental, lo que implica que las startups establezcan un nicho centrado en mercados desatendidos, para afecciones específicas como la esquizofrenia o la anorexia. 

Pero la perspectiva de la verticalización también pone de manifiesto los problemas de crecimiento del sector.

Gilmartin está de acuerdo en que, aunque "hay muchas oportunidades para desarrollar herramientas centradas en la clínica" para nichos demográficos, los fundadores que se centren en verticales específicos tendrán que considerar la escalabilidad y la privacidad como parte de la ecuación en el futuro. 

"Cuanto más individualizados seamos, más cuidado habrá que tener con la privacidad", afirma Álvarez-Monjarás. 

Muchos de estos servicios también se basan en el contacto humano, como las sesiones de terapia, y mantenerlo es una cuestión clave que las empresas emergentes deben tener en cuenta cuando empiecen a escalar.

"Hay algo en la relación humana entre las personas, en el elemento de la experiencia compartida y en el hecho de ser un ser social, que algo como la IA no podrá sustituir", añade Álvarez-Monjarás.

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