Javier Martí, el español que ha creado un sensor para predecir riesgos relacionados con el agua, desde inundaciones a techos afectados por la nieve: "Es un recurso finito y la gente no se da cuenta"

Javier Martí, CEO y fundador de Divirod.
Javier Martí, CEO y fundador de Divirod.

Divirod

  • Los sensores de Divirod reaprovechan las señales de satélite reflejadas en el agua para medir grandes masas de recursos hídricos, desde mares a nieve.
  • Esta startup de EEUU la ha fundado un español llamado Javier Martí preocupado por la escasez de agua y el cambio climático.
  • Divirod ha levantado más de un millón de dólares en su ronda semilla tras pivotar de la venta de hardware a la venta de un servicio de datos y predicción inteligente.
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El agua es un bien escaso y es necesario contar hasta la última gota.

Eso es lo que defienden en Divirod, una startup estadounidense pero con un nítido sabor español. Su CEO y fundador es el andaluz Javier Martí, y acaba de cerrar una ronda de financiación semilla superior a un millón de dólares liderada por Thin Line Capital y por GoHub Ventures, el brazo inversor de Global Omnium.

"Es una empresa que se dedica a tratar los riesgos derivados del agua en cualquier forma, sea hielo, nieve o inundaciones", detalla el propio Martí en una videollamada desde Colorado con Business Insider España. "Crea una plataforma en la que puedes saber a qué riesgos estás expuesto en tu entorno".

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Cuando Martí presentó la compañía a Thin Line Capital, un fondo de inversión centrado en renovables y firmas verdes, el empresario español detectó que la entidad todavía no había hecho ninguna apuesta por el agua. "Soy vuestra primera inversión en agua", les dijo. Así fue.

En la ronda también aparece GoHub Ventures porque, como detalla el propio Martí, Global Omnium también trabaja con recursos hídricos. En la ronda de financiación también han participado varios business angels.

Democratizar el acceso a los riesgos derivados del agua

Martí le explicaría a un ciudadano de a pie en qué consiste su compañía con una simple frase: "Democratizamos el acceso a los riesgos derivados del agua".

Si un puerto marítimo quiere conocer el estado de sus mareas, necesitará boyas y un sistema tecnológico caro y difícil de escalar. Si un gran almacén quiere saber si hay riesgo de colapso en su techo porque hay demasiada nieve acumulada, necesitará tener un servicio de mantenimiento que suba constantemente al tejado mientras continúa el temporal.

Si una administración o una empresa quiere comprobar que no tiene fugas o que las olas imperceptibles al ojo humano no le supone potenciales pérdidas mientras almacena agua en enormes balsas para regadío, necesitará cientos de sensores.

Divirod promete simplificarlo todo. "Hasta ahora, se medía el agua de una forma analógica", refleja el socio de Martí, Adam Wilson.

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Divirod, por su parte, ha creado un radar que es capaz de aprovechar las señales que se emiten desde los satélites que hay en el espacio —que se utilizan, por ejemplo, para la geolocalización por GPS—. "Los satélites mandan señales a la tierra con otro propósito, pero nosotros aprovechamos la energía que rebota en la superficie y la captamos con nuestro dispositivo", detalla Martí.

El sensor que utiliza Divirod para captar los rebotes de las señales de satélite en el agua.
El sensor que utiliza Divirod para captar los rebotes de las señales de satélite en el agua.

Divirod.

El 'rebote' de esa señal llega al radar con la ventaja de que cuando una de estas señales rebota en el agua cuenta con unas reflexiones "muy particulares". Así, el sensor es capaz de detectar cuándo la señal que recibe proviene rebotada de una masa de agua, y cuáles son sus características.

Con esas señales, Divirod ha creado una plataforma en la nube con inteligencia artificial capaz de generar mapas de datos sobre los riesgo asociados al agua. Los postes son low cost si se comparan con otras tecnologías similares que recopilan datos sobre masas de agua, y se pueden instalar sobre postes de luz, en azoteas o en otros lugares estratégicos.

Herramientas más precisas

Una red de sensores similares a un radar captando los riesgos que pueden existir en balsas de agua. Lo primero que se puede pensar es que la mayor parte de los clientes de Divirod serán administraciones públicas. Sorprendentemente, no.

"Eso es lo interesante", sonríe Martí. Buena parte de los clientes de la startup de Colorado son empresas privadas que tienen activos que se pueden ver afectados por el agua, en cualesquiera de sus formas. Por ejemplo, trabajan con muchos inmuebles comerciales. Los grandes almacenes que en España copan centros logísticos o hipermercados son en EEUU muchísimo más grandes, en algunos casos superando los 90.000 metros cuadrados.

Muchas de esas superficies comerciales tienen techo plano y en zonas en los que se acumula la nieve. Así, los usuarios de Divirod están instalando sensores de la startup para tener la capacidad predictiva de saber cuándo hay demasiada nieve acumulada en el techo para recibir un aviso y subir a reducir la carga, y así evitar daños en la estructura e incluso colapsos.

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Otros tantos de los clientes de Divirod son empresas con activos cercanos a la costa o a ríos que se pueden ver afectados por inundaciones estacionales. ¿El problema? Que la tendencia ha cambiado. A Martí le preocupa desde hace años el cambio climático, que ha acabado con los modelos predictivos. Lluvias torrenciales, inundaciones y temporales serán cada vez más habituales.

Por eso, el CEO de Divirod entiende que son más necesarias que nunca herramientas lo más precisas posibles. Divirod funciona como una startup de hardware-as-a-service y ofrece medidas de balsas de agua con un margen de error inferior a 1,5 milímetros. Balsas de agua de hasta 4 kilómetros cuadrados en los que la diferencia de uno o dos centímetros sobre su nivel pueden suponer miles de litros.

"Cuando tienes sensores tradicionales, estos te dan información en un punto. Con un solo sensor, Divirod es capaz de medir cuánta agua hay en esa balsa". Martí recuerda que el agua siempre está en movimiento, a veces con olas casi imperceptibles al ojo humano. El sensor de Divirod permite a los usuarios no desaprovechar ni una sola gota. "El agua es limitada y mucha gente no se da cuenta".

Nuevos datos para paliar el cambio climático

Ejemplo de la app de Divirod.

Divirod

Un solo sensor de Divirod es capaz de recibir información de varias hectáreas. Depende de la orografía. Para una bahía como la de Santander, detalla Martí, bastaría un solo sensor. En otros lugares, como las rías de Galicia, serían necesarios más porque se recibirían señales rebotadas de distintos puntos de la orografía.

Javier explica que las administraciones estadounidenses han desplegado 225 estaciones a lo largo de más de 150.000 kilómetros de costa en todo el país para hacer un trabajo similar. Además, estas estaciones requieren un mantenimiento y una operativa. Con el sensor de Divirod se podría reemplazar a muchas de ellas: una de estas estaciones puede ser sustituida por entre 1.000 y 3.000 sensores de la firma.

Al empresario español le interesa sobre todo cómo los cambios de tendencia se han producido abruptamente por cómo avanza el cambio climático. Ahora se inundan zonas que antes no lo hacían. Por eso Martí opina que ahora es necesario introducir un montón de datos que antes no estaban disponibles de forma extensa.

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Algunos de los datos que los sensores de Divirod son capaces de reunir: "Niveles de agua, cambios y oscilaciones en la marea, altura de las olas, acumulación de nieve, contenido de agua en esa nieve, presencia de hielo, espesor de capas de hielo, humedad en el suelo...". Incluso plantean desarrollar la capacidad de detectar la información de la humedad que hay en las plantas, lo que dibuja un escenario de futuras aplicaciones inmenso.

"Al final son parámetros que nos sirven para entender el agua en toda su magnitud, el agua a lo grande: en océanos, balsas, mares, ríos, caudales, nieve en valles...". El agua más allá de una tubería, en resumen.

Un reciente cambio de modelo

Divirod nace en 2016 como una empresa enfocada a la venta de estos sensores. Pero Martí conoce en 2019 a Adam Wilson, su socio y cofundador, y plantean pivotar el modelo de negocio. Ambos estaban hartos de vender hardware, a pesar de que en su primer año comercializando aparatos Martí había conseguido facturar 175.000 dólares.

"En lugar de vender los sensores, los sensores se quedan en nuestras manos, y nosotros lo que vendemos son los servicios asociados a los datos". "Al final el dato es lo más escalable que hay", resume Martí. Durante todo 2020 han continuado matizando todo el nuevo producto. Prepararon la ronda semilla antes de la pandemia, que estalló y lo paralizó todo.

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Martí no es un empresario al uso. Ha trabajado en megaproyectos científicos a un lado y al otro del Atlántico, aunque sus orígenes se remontan a Andalucía, donde le empezó a preocupar los problemas con el agua por ser un recurso finito. "Había mañanas de niño en las que no me podía duchar, ¡eso es dramático!", insiste.

Llegó a trabajar en la Agencia Espacial Europea, pero cuando acabó en EEUU por un proyecto, decidió quedarse. "El fondo cósmico del universo es muy interesante, pero al final no nos impacta de ninguna manera en nuestra escala de tiempo. El agua sí".

"Cada vez somos más personas", por lo que entiende imprescindible empezar a 'auditar' y controlar mejor el agua. "Queremos hacer con el agua lo que Google hizo con las carreteras". Un Google Maps en tiempo real capaz de predecir problemas de suministro, incidentes o riesgos asociados con lo hídrico.

Por eso, aunque ofrecen datos, confían en su hardware, capaz de introducir datos que antes no se estaban teniendo en cuenta. "Nosotros no hemos encontrado competidor directo con un sensor similar que pueda tener la misma escalabilidad", resume.

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