Los jóvenes andaluces cobran menos que en 2008 y son los que más lejos están de recuperar el nivel precrisis: "Siento que mi tierra no sale adelante; tienes que hacer malabares para un sueldo digno"

Camarera joven de un bar limpiando las mesas

"La gente dice que los jóvenes no quieren trabajar. No, los jóvenes queremos trabajar pero, ¿en qué condiciones?".

Lidia tiene 28 años y 2 carreras a cuestas. Nació en Torreperogil, un pequeño municipio de Jaén, y con 18 se fue a Madrid a estudiar periodismo. Ahora vive en Málaga, donde compagina trabajo con un grado en Arte dramático. "Aquí hay mucho desempleo, pero porque no sólo no hay oportunidades, es que las que ofrecen son en condiciones muy precarias", comenta.

Lidia es una de los más del millón y medio de jóvenes (de hasta 35 años) que votarán este domingo en las elecciones andaluzas. Una generación que, después de sufrir 3 crisis, todavía buscan un cambio que arroje algo de luz en su futuro. 

Mientras en el resto de España el salario de los jóvenes ha ido aumentando progresivamente, hasta situarse por encima de los niveles de 2008, en Andalucía hoy los menores de 35 años cobran menos que hace una década.

"Estoy muy cansada. No dudo que la gente le ponga empeño a su búsqueda pero, en mi caso, sé que me he movido muchísimo, y llega un momento en que te agotas porque, por más que busco, me muevo, miro, le pongo intención... No puedo crecer, no puedo seguir floreciendo", lamenta Lidia.

La realidad de Lidia no es un caso aislado. Andalucía es también la tercera comunidad con más paro joven de toda España, después de Canarias y Extremadura. A pesar de los últimos datos récord de creación de empleo, el 36% de los menores de 25 años están sin trabajo en 2022.

Es más, si ampliamos el umbral, resulta que el 22% de todos los parados menores de 35 años viven en Andalucía.

"Los jóvenes son el colectivo que más sufre los problemas del mercado de trabajo en Andalucía. Problemas que hunden sus raíces en elementos estructurales laborales, pero también del tejido productivo de la comunidad", diagnostica Manuel Hidalgo, profesor de Economía aplicada en la Universidad Pablo de Olavide.

Hidalgo, que también fue secretario general de Economía de la Junta de Andalucía y colabora con la Fundación Alternativas, apunta a 3 causas principales: la estructura sectorial de la comunidad, una mayor tasa de abandono escolar y la menor experiencia inherente a la edad.

El tejido productivo de la comunidad está volcado en sectores de menor valor añadido, sobre todo ligados a la hostelería y al comercio, lo que redunda en salarios más bajos. Pero también en otras derivadas, como una mayor estacionalidad e inestabilidad laboral.

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"Yo he compaginado mi formación con trabajos como animadora en hoteles, en hostelería como camarera... y en ninguno me ofrecieron estabilidad: muchos eran contratos de sólo un día, y algunas empresas te daban de alta en la Seguridad Social, pero la mayoría no", cuenta Lidia.

A sus 28 años, Lidia explica que no ha cotizado ni la mitad de lo que ha trabajado, "y no conozco a nadie aquí que tenga cotizados más de 3 años". 

A juzgar por su experiencia en el mundo laboral, la percepción de Lidia, como de muchos otros jóvenes, es que falta conciencia empresarial: "Te dicen que te dan de alta, pero no. Me he tirado 6 meses esperando un contrato y trabajando sin nada, sin dar de alta ni cotizar".

Lidia aprovecha el verano para trabajar y disponer así de un volumen de ahorro que le permita salir adelante durante el resto del curso, mientras estudia. 

El año pasado lo hizo como animadora en un hotel: "Ganaba 1.007 euros netos y hacía jornada completa, perome di cuenta de que no llegaba ni siquiera al salario mínimo cuando me dieron el finiquito y vi que me habían prorrateado las pagas sin yo saberlo. Estaba cobrando una miseria".

Los menores de 35 años en Andalucía cobran de media 16.509 euros al año, según datos de la Agencia Tributaria de 2019. El salario medio en España para la misma franja de edad está en 19.563 euros: más de 3.000 euros de diferencia.

"Eres joven, tienes poca formación o poca experiencia. Te vas a ver en esa trampa salarial. Se encuentran a la salida de su formación con un mercado de trabajo que les va a penalizar", señala Hidalgo. 

De hecho, casi 2 de cada 3 menores de 36 años cobra menos de 20.000 euros brutos al año, el 61% de los jóvenes.

La crisis financiera dejó atrás a esta generación de jóvenes andaluces y, desde entonces no han recuperado lo perdido. En 2008, los menores de 35 cobraban 17.461 euros anuales, ahora su sueldo es casi 1.000 euros inferior. Si encima tenemos en cuenta la escalada de precios, la pérdida de poder adquisitivo sería todavía mayor. 

Andalucía, explica Hidalgo, ha sido una región penalizada por grandes tendencias macroeconómicas, como la globalización o el cambio tecnológico, básicamente por el alto peso de actividades de bajo valor añadido, y esto ha generado perdedores.

A la falta de oportunidades se suma que, en aquellas capitales andaluzas donde sí podría haber trabajo, como Málaga o Sevilla, conseguir un alquiler a precio asequible también es misión complicada.

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No ha ocurrido lo mismo con el resto de edades en Andalucía, ni en el resto de España. Los andaluces son, de hecho, los jóvenes que más lejos están de recuperar lo perdido en la última crisis.

"Desde la crisis de 2008 y 2010 hasta la actual se vienen a romper una serie de expectativas que se habían construido en torno a nuestra generación. Esta ruptura se da en todas partes, pero en Andalucía se da de una forma mucho más acuciante. El punto de partida de Andalucía era mucho peor", apunta el politólogo Jesús Jurado en este artículo de Business Insider España.

Para Fernando Castelló Sirvent, economista, profesor e investigador en ESIC Business & Marketing School, hay también un problema de desacoplamiento entre oferta y demanda. "Hemos formado a colectivos que no tienen encaje en este momento ni en este lugar", lamenta. 

A esto se suma el problema del menor capital humano inherente a la edad, que también mencionaba Hidalgo. "Los jóvenes son el colectivo por definición que acaban de salir de las aulas y, en el momento en el que se da un desacoplamiento, esto les hace menos empleables, porque no tienen experiencia", coincide Castelló Sirvent.

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Cuando piensa en el futuro, Lidia no visualiza la comunidad en la que nació. En su momento creó un grupo de microteatro, llamado Armando teatro, pero se dio de bruces con los elevados costes existentes para poder emprender.

"No tengo más ganas de luchar por esto, porque veo que quedarme aquí supone seguir con la precariedad. Tengo muchísimos amigos jóvenes que se han ido a otras comunidades o países, porque estamos hartos. Nos vamos de aquí", lamenta.

"Estamos teniendo que emigrar en porcentajes que desde luego no se veían desde los años 50. Eso supone el mayor fracaso de un Estatuto de Autonomía que tenía, entre sus principales objetivos, el final de la emigración y poner fin a esa dependencia y a esa subalternidad histórica andaluza, que le obligaba a exportar mano de obra. Hemos vuelto al mismo punto de partida", asegura Jurado.

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La situación puede incluso resultar contradictoria o paradójica porque, como comenta Hidalgo, "la mayoría de los jóvenes que se están yendo fuera son cualificados. Esto desincentiva la formación, porque piensan que formándose tampoco consiguen nada, lo cual es erróneo".

Esto, coincide Castelló Sirvent, es un problema, porque Andalucía puede convertirse en una región exportadora de talento. "Si se quedaran, sería un estímulo que aumentaría la competencia, pasaríamos de este círculo vicioso a un círculo virtuoso".

"Siento que mi tierra no sale adelante"

De cara a este domingo, hay un sentimiento de desafección generalizada entre los jóvenes. Por algo los llaman la generación olvidada.

"Veo a la gente muy desilusionada y muy desesperanzada. La sensación es que mi tierra no sale adelante, y no es que no haya gente preparada, es que quedarse aquí es no poder crecer, que tienes que estar haciendo malabares para tener un sueldo con el que cubrir tus necesidades básicas con cierta edad es normal que te afecte", lamenta Lidia.

"Yo he votado sin esperanza en la clase política. Creo que es la primera vez, porque pienso que da igual quién esté, que esto no va a salir adelante. Primero se tiró toda la vida el PSOE, y ahora no he visto ninguna mejoría con el PP, o es incluso peor. Confío en que un día la cosa cambie", añade.

 

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