Por qué los jóvenes tienen cada vez más problemas dentales desde la pandemia, según un experto odontólogo

Junto con el coronavirus apareció durante el año pasado otra epidemia paralela: la que afecta a nuestra boca. La salud oral ha empeorado en la población española, especialmente en los jóvenes. Se trata de un efecto que se multiplica en todo el mundo: trastornos temporomandibulares, dientes rotos y caries traen por el camino de la amargura a millones de personas en la era de la COVID-19. 

En España, las extracciones, endodoncias e implantes dentales debido a caries no tratadas han aumentado en un 33% respecto al año anterior. 

La incertidumbre, el estrés, la ansiedad y las malas posturas han provocado que mucha gente cargue los nervios del cuello, apriete los dientes o tense en exceso la mandíbula. Esto se suma a que durante el confinamiento mucha gente no acudió al dentista y pospuso tratamientos como empastes o endodoncias, engordando un problema que se paga caro, en el bolsillo y en el dolor de boca. 

Business Insider España cuenta con la voz experta del doctor Jorge Ferrús, implantólogo, periodoncista
y cofundador de la Clínica Dental Ferrus&Bratos de Madrid. Él ha vivido en primera persona el deterioro de la salud bucodental en los jóvenes españoles. 

Caries, bruxismo, gingivitis y dientes rotos

Estas son las 4 patas de los problemas dentales de los españoles, agravados por la pandemia y el confinamiento. "Al habituarnos a estar más tiempo en casa, estos problemas han aumentado", apunta Ferrús. 

No obstante, la tendencia de no acudir al especialista está comenzando a revertirse. "Los jóvenes están volviendo a ser conscientes de que visitar al dentista con regularidad y abordar a tiempo sus problemas bucales es un aspecto fundamental para la salud". 

Echándole un vistazo de forma más detenida a cada uno de estos problemas bucodentales en jóvenes, las caries también se han acelerado y multiplicado debido al confinamiento, la dieta en casa o el picoteo entre horas. "Picar contribuye a la acumulación de restos de comida y, con ello, a una mayor cantidad de placa bacteriana".

El odontólogo hace hincapié en que las personas en mitad de un tratamiento de ortodoncia fija con brackets, ya sean metálicos o linguales, extremen su higiene y valoren con su dentista la acumulación de sarro en las zonas de difícil acceso para el cepillo.

Otro de los problemas es el bruxismo, estrechamente vinculado con la salud mental, los problemas de sueño o la ansiedad. Es comprensible su tendencia ascendente en relación a la pandemia. No poder ver  a nuestros seres queridos, las restricciones, el miedo, la inestabilidad sociopolítica, económica y laboral, la sociedad o el cambio brusco en el estilo de vida por el confinamiento han propiciado su avance.  

"Especialmente en niños y pacientes jóvenes, esto se ha traducido en el desarrollo de bruxismo. Consiste en el rechinamiento involuntario de los dientes, especialmente en las horas de sueño", destaca Ferrús, apuntando a que no solo afecta a la mandíbula, sino también a cuello y hombros, por lo que puede venir de la mano de dolor de cabeza y de oídos. 

En cuanto a la gingivitis en jóvenes, también guarda lazos con los nervios. "En concreto, en situaciones de altos niveles de estrés es muy frecuente la aparición de una enfermedad periodontal llamada gingivitis ulcerosa necrosante aguda (GUNA), un tipo de gingivitis presente en pacientes jóvenes", apostilla el implantólogo. 

Otros factores de riesgo para este tipo de gingitivitis son fumar, alimentarse de forma desquilibrada o dormir más. Además de síntomas comunes como la inflamación o el sangrado, las personas con GUNA tendrán una halitosis fuerte y picor de encías.

Por último, y no por ello menos importante, también han aumentado las fracturas dentales en pacientes jóvenes, sobre todo adolescentes.

"El bruxismo prolongado en el tiempo que no se trata debidamente termina afectando a la estructura de los dientes. Y es que cuando las piezas soportan una mayor carga oclusal de la habitual, terminan fracturándose o teniendo fisuras". 

Jorge Ferrús señala al abuso de pantallas y dispositivos tecnológicos como las consolas durante el encierro. La luz azul inhibe la melatonina, evita el sueño reparador y por tanto, perpetúa el nerviosismo.