Justin Kan, cofundador de Twitch e inversor de videojuegos para al web3, duda del 'play-to-earn' en pleno debate sobre hacia dónde debe ir el sector

Imagen del juego 'play-to-earn' 'Axie Infinity'.
Imagen del juego 'play-to-earn' 'Axie Infinity'.

Axie Infinity

No lo ve claro. Justin Kan, cofundador de Twitch e inversor en al menos una decena de proyectos relacionados con los videojuegos y la futura web3, esa que promete experiencias más inmersivas y democráticas que nunca gracias a la realidad virtual y las finanzas descentralizadas, tuerce el gesto cuando piensa el modelo play-to-earn, ese en el que el incentivo de los jugadores es ganar dinero.

"Creo que la gente equipara las NFT y los videojuegos con el modelo de jugar para ganar dinero en el que la gente obtiene beneficios económicos hasta el punto de convertir el mero hecho de jugar en su trabajo. Creo que esto es completamente innecesario", ha explicado Kan en una charla mantenida con el medio Tech Crunch

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"Tener activos digitales en tu juego puede funcionar y ser valioso incluso si nadie está ganando dinero y no hay necesariamente una actividad especulativa en torno a estos activos", ha añadido.

Las palabras de Kan llegan en un momento especialmente sensible en el mundo del videojuego. 

Con empresas como Meta, el conglomerado empresarial de Zuckerberg, acelerando sus esfuerzos por desarrollar el internet de la realidad virtual, no pocos en el sector se preguntan qué encaje tendrán los videojuegos en esta tecnología.

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Estas se basan en pequeñas operaciones de compraventa con las que los jugadores que así lo desean pueden adquirir armas o equipaciones (skins) especiales.

No es mal punto de arranque, piensan muchos estudios, para la introducción, mediante la tecnología blockchain, de las finanzas descentralizadas. Simplificando, basta tan solo con convertir lo que hoy son activos propios del videojuego en NFT y el dinero fiduciario en criptomonedas.

Es el caso, por ejemplo, de Ubisoft, quea finales del año pasado lanzó Quartz, una plataforma de creación de NFT con la que el gigante creador de sagas como Assassin's Creed o Far Cry espera poder dar sus primeros pasos en el mundo de los criptoactivos vinculados al videojuego.

El mismo camino quiere seguir Square Enix. La desarrolladora de Final Fantasy anunció en su presentación de cuenta de resultados del primer trimestre del año que reforzaría su negocio de NFT en lo que queda de 2022 con el objetivo de encaminarse ya hacia la web3.

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No todo el mundo lo ve tan claro. Microsoft, por ejemplo, ha prohibido los NFT en Minecraft, un videojuego que, a pesar de sus toscos gráficos, lleva más de una década haciendo disfrutar a sus usuarios gracias a las posibilidades de construcción de espacios y edificios casi ilimitadas que ofrece.

Tampoco hacen especial gracia los NFT a Sony, la empresa detrás de Playstation. Esta fue acusada hace unos meses de apostar por los tokens no fungibles al introducir un sistema de puntos canjeables por dinero para su cartera digital.

"No son NFT. No se apoyan en ningún tipo de tecnología blockchain, por lo que lo que proponemos no es una NFT. De ninguna manera", explicó tajante Grace Chen, vicepresidente de Publicidad, en The Washington Post.

Para Kan, en cambio, el blockchain no representan más que una versión "más inmersiva económicamente" de los mercados que ya existen en los videojuegos: tanto Microsoft como Sony cuentan ya con sus propios sistemas de pagos. 

Sí le genera dudas al inversor ese modelo play-to-earn en el que el único horizonte de muchos de los jugadores es obtener recompensas económicas.

"Jugar para ganar se asocia con personas un trabajo rutinario y servil principalmente desde países en vías de desarrollo. No creo que el modelo sea especialmente sostenible, así que creo que ese interés disminuirá", afirma Kan.

Y ahonda: "Creo que los juegos de la web3 están siendo más abiertos. En lugar de basarse en mercados negros, quieren hacer un mercado real en el que la gente participe a distintos niveles. Habrá quien solo juegue sin buscar nada a cambio y quien sea muy bueno y le busque algún rendimiento".

Todo ello, sin olvidar que unir dinero e industria del videojuego es siempre una cuestión delicada. Lo es, fundamentalmente, porque el sector del entretenimiento digital está orientado a menores de edad que en teoría no deberían tener acceso a tarjetas de crédito, con lo que no deberían poder ganar ni perder dinero jugando a videojuegos.

A nadie escapa que el modelo play-to-earn, jugar para ganar dinero, guarda relación por otra parte con las conocidas comoloot boxeso cajas botín, paquetes de recompensa a los que los jugadores acceden a cambio de una determinada cantidad de dinero pero en los que estos, en última instancia, no saben nunca qué les puede tocar.

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Se trata de un mecanismo polémico que en España, por ejemplo, se encuentra bajo el atento escrutinio del Gobierno. 

Este ya ha publicado el borrador del anteproyecto de ley con el que pretende alejar a los menores de un funcionamiento que, a ojos del Ministerio de Consumo, se parece demasiado al que pueden tener, por ejemplo, las máquinas tragaperras o cualquier otra forma de apuesta.

Este, entre otras muchas medidas, contempla multas de hasta 3 millones de euros y prohíbe a los menores de edad acceder a las cajas botín.

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