Si tienes más de 34 años que sepas que tu juventud ya ha terminado, y tu sangre es la prueba

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- La sangre es uno de los factores más importantes para entender el proceso de la vejez y según esta tu juventud termina a los 34 años.
- Un estudio de la Universidad de Stanford detectó que a esta edad se dan los primeros cambios drásticos en los niveles de proteínas en el plasma vinculados al proceso de envejecimiento.
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Los niveles de proteína en la sangre pueden predecir la edad de una persona, según un estudio de Stanford de 2019. La investigación, recogida recientemente por Mejor con salud, también encontró algo sorprendente, que el envejecimiento no es un proceso uniforme y lineal como se piensa.
Los resultados mostraron que en cambio parece seguir un camino con 3 puntos de inflexión. Y el primero puede aparecer más pronto de lo que piensas. A los 34 años se dan ya cambios notables de proteínas vinculadas al proceso de envejecer.
El envejecimiento es uno de los factores de riesgo principales para numerosas enfermedades crónicas que limitan la calidad de vida. Por lo que los mecanismos ligados a este se colocan cada vez más como dianas terapéuticas.
"Sabemos desde hace mucho tiempo que medir ciertas proteínas en la sangre puede brindar información sobre el estado de salud de una persona, por ejemplo, lipoproteínas para la salud cardiovascular", señaló entonces Tony Wyss-Coray, profesor de ciencias neurológicas y autor principal.
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En opinión del también codirector del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Stanford, los cambios en los niveles de numerosas proteínas de la sangre también parecen caracterizar y causar el envejecimiento.
Con esto en mente, el equipo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford liderado por Wyss-Coray, analizaron el plasma (la parte de la sangre libre de células) de 4.263 personas de entre 18 y 95 años.
Sus evaluaciones y modelos de estudios les permitió identificar un reloj fisiológico basado 373 proteínas capaz de predecir la edad cronológica de una persona, independiente del sexo. Entre los hallazgos llamativos, aquellos sujetos cuyo plasma mostraba más juventud que su edad cronológica se desempeñaron mejor en las pruebas cognitivas y físicas
El rol de las proteínas en el envejecimiento

“Las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos experimentan cambios sustanciales, significa que tú también has cambiado”, explica Wyss-Coray. “Mirar miles de ellos en plasma te da una instantánea de lo que sucede en todo el cuerpo”.
Lo observado reveló 3 puntos de inflexión en el ciclo de vida humano ligados al envejecimiento. Así, las edades promedio de 34, 60 y 78 años se colocaron como momentos distintos en los que la cantidad de diferentes proteínas transmitidas por la sangre exhiben los cambios más notables.
Como explica el texto, esto sucede porque en lugar de simplemente aumentar o disminuir de manera uniforme o permanecer igual a lo largo de la vida, los niveles de muchas proteínas permanecen constantes un tiempo y, en un momento u otro, experimentan cambios repentinos. Los cuales tienden a agruparse en 3 momentos en la vida de una persona: la edad adulta, la madurez tardía y la vejez.
Por lo que en cierta manera podría decirse, que la ciencia determina que la juventud termina a los 34 años, momento en el que se da la bienvenida a los primeros signos del envejecimiento, al menos en el interior del organismo.
Más allá de lo anecdótico del "fin de la juventud" los resultados puede ser útiles a la hora de abordar las enfermedades vinculadas a la edad e incluso el sexo.
Los resultados mostraron la manera drástica en la que este componente influye en el proceso de ancianidad. Hasta 895 proteínas de las 1.379 alteradas con la edad fueron significativamente diferentes entre hombres y mujeres. Lo que se alinéa con "un número creciente de estudios que demuestran que hombres y mujeres envejecen de manera diferente", subraya el estudio.
Entre los posibles usos a futuro esta técnica podría usarse para identificar a las personas que parecen estar envejeciendo rápidamente y, por lo tanto, en riesgo de padecer afecciones relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer o cardiovascular, sugirió el investigador.
"También para encontrar medicamentos u otras intervenciones terapéuticas, como los vegetales de hojas verdes, que retardan el proceso de envejecimiento o, por el contrario, para advertir de manera temprana sobre la tendencia imprevista de un medicamento a acelerar el envejecimiento".
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