La carne cultivada en laboratorio podría no ser tan ecológica como piensas (por ahora)
- La proteína alternativa está en auge: más de 100 empresas en todo el mundo trabajan para desarrollar carne cultivada, 30 de ellas en Europa, uno de los mercados más maduros para la expansión.
- Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de California, todavía pendiente de revisión por pares, apunta a que los actuales métodos de producción podrían ser aún peores para el medio ambiente que la contaminante cría de vacuno.
La industria alimentaria actual busca reinventarse ante un mundo cada vez más caliente y afectado por el cambio climático: solamente la industria ganadera es responsable de generar 18% de los gases de efecto invernadero al año, una cifra equivalente a lo que emiten todos los coches, trenes, barcos y aviones juntos.
Los productos animales, como los lácteos, y la carne en particular, tienen una mayor huella de carbono que los productos vegetales: un filete de ternera emite en su producción el equivalente a 130 kilogramos de CO₂, además de una brutal huella hídrica: hasta 7.000 litros de agua, según datos de la ONU recogidos por El País.
Una de las soluciones emergentes con más recorrido por delante es el mercado de las proteínas alternativas, tanto las basadas en plantas como la carne de laboratorio, nacida del cultivo en probetas y biorreactores y al calor de las tecnologías como la impresión 3D y la fermentación celular.
El de la carne cultivada es un mercado incipiente: por el momento, solamente ha sido aprobada para la venta en Singapur, donde desde 2020 la compañía estadounidense Eat Just ya comercializan sus nuggets en el país asiático. Sin embargo, el segmento de proteínas alternativas podría alcanzar los 17,9 mil millones de dólares en 2025 y 1,1 billones en 2042, según datos de FAIRR.
Este método elabora carne artificial a base de células madre extraídas de animales sin necesidad de daños ni sacrificio, y se cultiva separada de ellos en un ambiente estéril, reduciendo el riesgo de enfermedades infecciosas. Se cultivan junto a suero fetal bovino, mioglobina, vitaminas, aminoácidos, grasa y tejido conectivo.
Según The Guardian, solamente cada día se sacrifican unos 130 millones de pollos y 4 millones de cerdos para obtener carne.
Pero ya empiezan a aparecer investigaciones que también apuntan al lado oscuro de los métodos de producción actuales de carne sintética: según un estudio reciente de investigadores de la Universidad de California en Davis (UCD) y la Universidad de California en Holtville —todavía pendiente de revisión por pares—, esta podría ser más contaminante que la cría de vacuno,
Según recoge Science Alert, tras evaluar el ciclo de vida de los procesos actuales de cultivo de carne, la producción de carne cultivada podría emitir entre 4 y 25 veces más dióxido de carbono por kilogramo que la carne de vacuno normal y todos sus costes ocultos, dependiendo de las técnicas utilizadas.
La investigación —que puede consultarse en el servidor de preimpresiones bioRxiv—, contradice la tesis de que este producto será más respetuoso con el planeta que la carne de vacuno."Lo que me preocuparía es que se extendiera demasiado deprisa y fuera perjudicial para el medio ambiente", explica Derrick Risner, científico especializado en alimentación de la UCD en el artículo.
Aunque la carne cultivada precisa muchísima menos tierra, agua y antibióticos, este informe apunta a los costes medioambientales de los nutrientes altamente específicos necesarios para cultivar el producto, así como el funcionamiento de los laboratorios para extraer los factores de crecimiento de los sueros animales, junto con la huella de los cultivos para obtener azúcares y vitaminas.
Purificar los ingredientes un elevado nivel antes de alimentar a la carne en crecimiento —y evitar los microbios en el cultivo— también tiene un alto coste energético. "De lo contrario, las células animales no crecerían, porque las bacterias se multiplicarían mucho más deprisa", explica Risner a New Scientist.
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Sin embargo, tiene solución: reducir la purificación de grado farmacéutico a un estándar de grado alimentario debería reducir drásticamente los requisitos energéticos, lo que reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción de carne cultivada podrían reducirse a poco más de una cuarta parte que las de la ganadería de vacuno típica.
En el mejor de los casos, podría ser una opción más ecológica, siendo un 80% mejor que la cría de ganado vacuno.
"Es posible que podamos reducir su impacto ambiental en el futuro, pero requerirá un avance técnico significativo para aumentar simultáneamente el rendimiento y disminuir el coste de los medios de cultivo celular", explica el científico especializado en alimentación de la UCD Edward Spang.
Es más, los cálculos de los investigadores solo incluían los costes energéticos de la producción de carne cultivada en laboratorio con los medios actuales: las células animales son mucho más difíciles de cultivar que las bacterias y los hongos, ya que son mucho más sensibles a su entorno y evolucionaron para estar a salvo dentro de otras capas protectoras del cuerpo.
Proteínas vegetales, la opción más sostenible por ahora
Estos investigadores creen que se reducirán más las emisiones si se invierte en que las explotaciones ganaderas actuales sean más eficaces y, por tanto, consigan limitar la huella ambiental. Desde su perspectiva, los problemas clave del escenario actual deben resolverse antes de mejorar la tecnología del cultivo de carne in vitro.
Eso sí: el tiempo apremia: según la FAO, se prevé que la demanda global de carne aumente más del 70% de aquí a 2050, y la ganadería representa actualmente cerca del 15% de todas las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Por el momento, las proteínas vegetales y la reducción del consumo de carne siguen siendo la opción más viable.
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