A salvo de intoxicaciones alimentarias: estos son los alimentos que antes se estropean en verano

comida de verano
  • Las altas temperaturas favorecen que proliferen las bacterias, por lo cual es más fácil que los productos se echen a perder.
  • El pescado, los huevos o la leche son algunos de los alimentos que más rápido se ponen malos durante el verano.
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Seguro que como tú, las bacterias aman el verano.

Con las altas temperaturas de esta época del año es más fácil que están proliferen. Pues el calor es uno de los elementos que hace que crezcan y se multipliquen más rápido.

Por ello, durante la época estival es recomendable extremar los cuidados en la cocina,para evitar una intoxicación alimentaria.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomiendan que para reducir estos riesgos es recomendable refrigerar siempre la comida después de cocinada, y no dejarla nunca a temperatura ambiente.

Asimismo es conveniente evitar en lo posible romper la cadena de frío. Por ello al realizar la compra, sobre todo en verano, es conveniente dejar los productos refrigerados para lo último y no demorar la vuelta a casa.

Tampoco es recomendable pasarse el día abriendo y cerrando la nevera, como aconseja la nutricionista Pilar Esquer, profesora de la escuela Gasma, en Castellón a La Vanguardia. Con ello evitarás alterar la temperatura del interior.

Por otro lado, debes saber que aunque el frío de tu electrodoméstico ralentiza la aparición de bacterias no impide por completo que aparezcan. De ahí que más de una vez te hayas encontrado con algún alimento estropeado a pesar de estar en la nevera.

Como remarca un artículo al respecto de la Clínica Mayo, las bacterias en productos contaminados "no suelen cambian el sabor, el olor ni el aspecto de los alimentos", por lo que a veces no es tan evidente saber si estos han comenzado a estropearse. 

Para ayudarte a reducir riesgos, a continuación puedes comprobar cuáles son algunos de los alimentos que más rápidos se estropean en verano.

Pescado y marisco

pescadero pone precios pescado en pescadería

Reuters/Fabrizio Bensch

Pescado y mariscos son los alimentos que más rápido se estropearán en verano. Esto se debe a que en general su durabilidad es de las más cortas. 

Según el Consejo Europeo de Información Alimentaria este tipo de productos no debería estar en la nevera más de 2 o 3 días, pues de lo contrario se corre el riesgo de que se consuman en mal estado. A ello contribuye que tienen un pH alto, lo cual les hace más susceptibles a las bacterias.

Para mayor seguridad, a la hora de guardarlos en la nevera, el pescado debería ir en la parte más baja. Es la zona más fría, característica que la convierte en idónea para colocar allí los alimentos más perecederos. 

Pollo y otras carnes de ave

Pechuga de pollo

El pollo, así como el resto de carnes de aves de corral, tienen mayor riesgo de estar contaminados por microorganismos capaces de causar intoxicaciones en las personas. En concreto el pollo crudo puede llevar bacterías de Campylobacter, Salmonella y Clostridium perfringens

Para evitar riesgos es necesario que esta carne sea cocinada de manera adecuada. Y por supuesto no consumirla nunca cruda ni dejarla a temperatura ambiente, pues el riesgo de que se estropee se disparará, sobre todo en verano.

Según el CDC las bacterias que se alojan en estos alimentos pueden multiplicarse rápidamente cuando se dejan durante un tiempo en la conocida "zona de peligro", es decir, entre 4 y 49 grados.

Estos alimentos también son bastante perecederos, por lo que no deberían dejarse en la nevera más de 3 días. 

Carne picada o curada

Carne junto a una trituradora.

Pixabay

Es muy posible que este verano tengas en tu nevera algo de carne picada para preparar deliciosas hamburguesas a la parrilla.

Si es así, ojo, la carne picada, y la curada, son otros de los alimentos que más rápidamente pueden ponerse malos en verano.

"En el caso de la carne picada, la superficie de contacto con el aire ha aumentado tremendamente y se deteriora muy deprisa, de manera que tenemos que ser especialmente cuidadosos con ella", explica Esquer.

Según el organismo europeo, este tipo de carne puede mantenerse en el frigorífico solo por 3 días. Por lo que si piensas que vas a tardar más en consumirla, mejor que optes por congelarla.

Huevos

Huevos en un cartón

Getty Images

Loa huevos puede estar contaminados con salmonella, una bacteria capaz de generar intoxicación alimentaria.

La salmonella puede multiplicarse a gran velocidad en temperaturas superiores a 20ºC, por lo que en verano el riesgo es más elevado. 

Por lo que durante esta época es más importante aún mantener la higiene en la cocina y manipular los alimentos de forma que se evite la contaminación cruzada. 

Además es aconsejable meter los huevos en la nevera durante la época estival, ya que así se asegura una temperatura fresca, seca y constate que evite que se puedan estropear más fácilmente.

Leche

Mujer bebiendo un vaso de leche

Getty Images

La leche es otro alimento que puede verse deteriorado por el efecto de las temperaturas del verano.

"Para las bacterias, todo aquello que tenga proteínas y esté húmedo es lo más parecido a una fiesta de verano", aseguran desde Leche Celta. 

Por ello, "desde el momento que se abre el envase, se está progresivamente llenando bacterias y otros organismos similares", añaden.

Resulta por tanto esencial tener en cuenta que la leche no debería superar los 4 días abierta en la nevera. Un tiempo que debe ser aún más breve en el caso de la leche cruda y fresca. Lo mismo para productos elaborados a base de estas.

Fruta cortada

niños comiendo sandía

El verano también puede acelerar la descomposición de frutas y verduras. Y en el caso de las primeras, algunas pueden entrañar más riesgos que otras.

Es el caso de los melones y sandías cortados que suelen encontrarse en muchos puestos y supermercados en esta época del año. 

Esta fruta cortada podría tener bacterias que podrían provocar listeriosis o salmonelosis. Sobre todo si se mantienen a temperatura ambiente.

Si el producto está herméticamente cerrado, estas no llegarán al interior del alimento y, por tanto, no serán dañinos para las salud. Peor no ocurre lo mismo cuando se venden cortadas, pues parte del alimento queda expuesto al exterior.

El problema llega cuando frutas como la sandía se venden cortadas en supermercados sin ningún tipo de envase, lo cual aumenta el riesgo de infección.

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