La locura especulativa del "tráfico" de rocas lunares: una mujer de 75 años denuncia a la NASA por dañar una bolsa del Apolo 11 con la que pretendía ganar 4 millones

Rafa G.-Palencia
La bolsa de piedras lunares de la NASA, objeto de la demanda de Nancy Carlson, fue utilizada por Neil Armstrong en la misión Apolo 11
La bolsa de piedras lunares de la NASA, objeto de la demanda de Nancy Carlson, fue utilizada por Neil Armstrong en la misión Apolo 11
  • Nancy Lee Carlson ha demandado a la NASA por "humillación, vergüenza, estrés emocional y ansiedad".
  • La mujer de 75 años pretendía ganar hasta 4 millones de euros con una bolsa para recoger piedras lunares que utilizó Neil Armstrong en la misión del Apolo 11.
  • Nancy envió en 2015 la bolsa a la NASA para que analizaran si el polvo que contenía era de una misión lunar. La agencia espacial lo certificó... y se quedó con la bolsa.
  • Un juez de Kansas obligó a la NASA a devolver la bolsa a su propietaria. Pero Nancy denuncia que la bolsa se dañó durante su análisis, lo que bajó su precio de subasta hasta los 1,6 millones. 
  • El caso es el último exponente de la locura especulativa con las piedras de origen lunar.

Nancy Lee Carlson es una abogada inmobiliaria de Illinois que presentó una demanda contra la NASA el mes pasado por una bolsa para recoger piedras lunares. Y no es la primera vez.

En 2015, Carlson compró la bolsa en una subasta por 882 euros. Supuestamente, pertenecía a la misión del Apolo 17, en 1972, y de hecho nunca se había llegado a utilizar para el transporte de muestras de roca lunar, de ahí su bajo precio. Pero Carlson detectó unas manchas en la tela y la envió al Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston (Texas) para confirmar su procedencia.

Carlson recibió buenas y malas noticias: en realidad, la bolsa sí contenía restos de polvo lunar, y además los analistas concluyeron que había sido utilizada por Neil Armstrong en la mítica misión del Apolo 11... pero no se la pensaban devolver. "Pertenece al pueblo americano", aseguró la Agencia sobre el objeto, cuyo valor se había multiplicado exponencialmente.

La demanda de Carlson en los tribunales para recuperar la bolsa no se hizo esperar, y un juez de Kansas falló a su favor: la NASA tuvo que entregársela. Poco tiempo después, la señora Carlson la incluyó en una subasta de objetos de la carrera espacial entre estadounidenses y soviéticos celebrada en Sotheby's. En julio de 2017, un comprador desconocido se la quitó de las manos a cambio de 1,6 millones de euros. 

El problema es que la abogada calculaba que sacaría mucho más, hasta 4 millones según las previsiones de la casa de subastas. De modo que, a sus 76 años, su primer propósito para 2019 se ha materializado en una demanda contra la Agencia Espacial Norteamericana por haber dañado la tela de la bolsa durante su análisis. Lo cual, alega, rebajó su precio final en la subasta y le provocó "humillación, vergüenza, estrés emocional y ansiedad", según informa la página CollectSPACE.

Un caso aún por resolver y que es el último exponente de la locura especulativa con las piedras de origen lunar que se remonta al éxito de aquella primera exitosa misión de alunizaje del programa Apolo.

4.500 millones de euros en piedras lunares en el mercado negro

Durante años, el investigador Joe Gutheinz fue el encargado de la 'Operación Eclipse Lunar', dedicada a recuperar rocas que fueron traídas a la Tierra en las misiones del programa Apolo y desaparecieron de muy diversas formas.

"Tres gobernadores estatales se las llevaron a su casa una vez concluido su mandato. Uno de esos gobernadores era Bill Clinton. Una roca apareció en un cajón. Otra en un pasillo. Una locura", aseguraba Gutheinz en una entrevista a la radio NPR en septiembre del año pasado.

Según sus cálculos, el valor del conjunto de este 'tesoro nacional' estadounidense en el mercado negro ascendería a unos 4.500 millones de euros. Por esa razón se creó el programa para recuperarlo, en el que Gutheinz trabajó más de 20 años. 

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Uno de los éxitos más sonados de la 'Operación Eclipse Lunar' fue la recuperación de una roca traída por el Apolo 17 y regalada por el expresidente Richard Nixon al gobierno de Honduras. En 1994, Alan Rosen, un empresario de Florida, se enteró por un amigo durante una visita al país centroamericano de que un coronel retirado del ejército local estaba dispuesto a vender una piedra lunar por 1 millón de dólares. Tras investigar a fondo el asunto y convencido de que podía sacar mucho más en una subasta, Rosen regresó a Honduras un año después y contactó con el militar.

A este le urgía su venta cada vez más, de modo que le rebajó el precio hasta 50.000 dólares (44.000 euros). De hecho, aceptó darle a Rosen la roca a cambio de un adelanto consistente en 10.000 dólares y un camión frigorífico, supuestamente valorado en otros 15.000. La piedra en cuestión pesaba poco más de un gramo, y además venía guardada en una urna de metacrilato con una placa que acreditaba su origen: se trataba de un regalo de buena voluntad hecho por Nixon al gobierno hondureño.

Alan Rosen llevó la roca a EE.UU., donde acudió a un profesor de Harvard para que confirmara su autenticidad. En efecto, Rosen tenía una roca lunar en sus manos, y la puso a la venta por canales discretos por nada menos que 5 millones de dólares (4,4 millones de euros). Sin embargo, el comprador con el que contactó al cabo de unos meses, y con el cual acabó reuniéndose en Miami, era en realidad un agente de Aduanas de Estados Unidos, que le detuvo

De la complejidad del asunto y de la inseguridad jurídica sobre la propiedad de estas muestras lunares da cuenta el nombre judicial del caso: "Los Estados Unidos de América vs Una Bola de Metacrilato que Contiene Material Lunar (Una Roca Lunar) y una Placa de Madera de Diez Pulgadas por Catorce".

Razón de más para que los especuladores no cejen en su empeño de sacar un rédito millonario a estos recuerdos históricos.

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