Hacia la eterna juventud: logran revertir en ratones los signos de envejecimiento

Fotograma de 'El curioso caso de Benjamin Button'.
Fotograma de 'El curioso caso de Benjamin Button'.

Fotograma de El curioso caso de Benjamin Button

Como si de la piedra filosofal se tratase, la ciencia persigue con ahínco fórmulas para alcanzar el ansiado forever young o ralentizar al máximo posible el proceso del envejecimiento que salpica la vida de todo ser humano. Las esperanzas se depositan sobre las terapias génicas, aquellas que utilizan la transferencia de genes a las células para curar enfermedades o prolongar la esperanza de vida.

Investigadores estadounidenses han dado otro paso de gigante para rebobinar el reloj humano: han sido capaces de rejuvenecer de forma segura tejidos de ratones de mediana edad, tal y como recoge su estudio, publicado en la revista Nature Aging. 

Aunque queda un larguísimo trecho para replicar la técnica en humanos, la terapia génica aplicada a animales sanos logró ratones más jóvenes, tal y como mostraron los biomarcadores responsables de indicar el envejecimiento y sus efectos.

“Una gran cantidad de enfermedades relacionadas con la edad podrían beneficiarse de este enfoque”, apunta Heinrich Jasper, miembro principal y director de la empresa estadounidense de biotecnología Genentech. Entre ellas el cáncer, la osteoporosis o el alzhéimer.

Ratones con parálisis vuelven a caminar después de inyectarles un gel regenerador en la médula espinal

Para su investigación partieron de los conocimientos previos del profesor Shinya Yamanaka, quien demostró que una combinación de 4 moléculas puede rebobinar las células adultas en células madre jóvenes que son capaces de formar casi cualquier tejido del cuerpo. Por su creador, estas se conocen como factores Yanamaka.

Los investigadores, dirigidos por Jasper y el profesor Juan Carlos Izpisua Belmonte en el Instituto Salk en California y el Instituto Altos de San Diego, averiguaron que los ratones que recibieron factores Yamanaka durante varios meses compartían características con sus congéneres más jóvenes. 

En particular, la piel y los riñones de los ratones mostraron especiales signos de rejuvenecimiento. 

La terapia génica fue más efectiva para revertir el envejecimiento cuando se administró durante un periodo más extenso, de 7 a 10 meses. Los animales tenían entre 12 y 15 meses, que trasladado a humanos equivaldría al lapso entre 35 y 50 años, la considerada como mediana edad.

El impacto fue escaso cuando el método se probó en ratones más viejos, equivalentes a 80 años humanos. 

Todavía en etapa muy temprana: hay una gran brecha entre humanos y ratones

El empleo de factores de Yamanaka en humanos tiene complicaciones, puesto que investigaciones previas alertaron sobre que las células completamente reprogramadas podrían transformarse en teratomas, grupos de tejido canceroso. 

En este sentido, el último estudio emplea la reprogramación celular parcial, que permite rejuvenecer los tejidos sin este peligro. Sin embargo, la terapia génica en humanos todavía está en una fase muy temprana, lejos de reprogramar de forma parcial las células de forma segura. 

"El uso de factores de Yamanaka conlleva el riesgo de inducir cáncer y, a diferencia de los ratones, los humanos, debido a su esperanza de vida, portan muchas más mutaciones a una edad avanzada, que ya podrían estar predispuestos a convertirse en cáncer", explica a The Guardian Tamir Chandra, experto en biología del envejecimiento de la Universidad de Edimburgo. 

Para minimizar el riesgo, muchos científicos buscan hallar las mejores dosis, combinaciones de moléculas y momentos para administrar esta terapia y minimizar los riesgos asociados al cáncer. Una de las vías es que las primeras aplicaciones se hagan en tejidos accesibles que puedan modificarse fuera del organismo, como las células madre sanguíneas.

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