H&M y otras grandes marcas de moda acusadas de 'greenwashing' suspenden el uso de la herramienta que mide el índice de sostenibilidad de sus prendas

Una tienda de H&M reabierta tras el confinamiento por el coronavirus

Se mire donde se mire, la sostenibilidad parece haber invadido cada marca de moda y con razón: la industria textil ha entendido que por ser uno de los sectores contaminan es el que más debe hacer para revertir ese daño al medioambiente

Expertos de la moda coinciden en que existe picaresca por parte de las empresas por presentarse más sostenibles de lo que en realidad son, pero alertan de que el compromiso tiene que venir también de la mano del consumidor.

Y es que no todo vale cuando se trata de promover la sostenibilidad

Un grupo de grandes marcas de moda, entre las que se incluye el gigante H&M, acaba de anunciar que suspende el uso de una herramienta para medir la sostenibilidad de las prendas, después de que se criticara esta práctica como greenwashing.

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Dicha herramienta permitía a los clientes de la marca sueca comprobar en la web el impacto medioambiental de 655 de sus prendas, según el Índice de Sostenibilidad de Materiales de Higg (MSI, por sus siglas en inglés).

Este índice consiste en un conjunto de herramientas lanzado el año pasado por una alianza mundial sin ánimo de lucro, la Coalición de Ropa Sostenible (SAC) que cuenta con 250 miembros, algunos tan conocidos como Nike, Primark, Walmart, Amazon o Tommy Hilfiger.

Sin embargo, y según informa The Guardian,SAC ha anunciado que va a pausar dicha herramienta de etiquetado de productos después de que la Autoridad Noruega del Consumidor (NCA) advirtiera hace 2 semanas al Grupo H&M de que no utilizara el índice Higg para respaldar sus afirmaciones medioambientales. 

Es más, si la compañía sigue utilizando en septiembre este tipo de marketing se podrá enfrentar a sanciones económicas.

No es la primera ver que NCA alerta de algo así. Tras investigar a Norrøna –una marca noruega de productos de exterior que también utilizaba el índice Higg– llegó a la conclusión de que los datos eran engañosos para los consumidores y sin fundamento.

Los ecologistas han celebrado el anuncio de la SAC al tachar la práctica de greenwashing, pues consideran que esta metodología no tiene en cuenta todo el ciclo de vida de la prenda y, por tanto, no evalúa en su totalidad el impacto medioambiental de la misma.

The New York Times también recoge críticas que afirmaban que la SAC utilizaba investigaciones financiadas por la industria de los productos sintéticos, lo que permitía a las marcas afirmar que las fibras artificiales son más sostenibles que las naturales.

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