Mi bebé se tragó una pequeña bola de gel de agua y ha estado a punto de morir: lleva ya 5 operaciones, así que espero que otros padres dejen de comprar estos juguetes

Este artículo se basa en una conversación con Folichia Mitchell. Se ha editado por motivos de extensión y claridad.

Cuando los médicos examinaron la ecografía de mi bebé, vieron que parte de su intestino estaba bloqueado por una cosa circular diminuta. Me preguntaron si había cogido una canica o una perla de gel de agua. Pensé: "No tengo canicas en casa porque todos mis hijos son demasiado pequeños para jugar con ellas".

Entonces recordé que la semana anterior había comprado unas water beads [unas bolas de gel de agua como estas] para el mayor, Joshua. Está dentro del espectro autista y esperaba que le ayudaran con sus necesidades sensoriales.

Fue un shock. No podía imaginar cómo Kennedy, que apenas gateaba, había conseguido tragarse una de las bolas. Se ponen en agua para que se inflen. Las había colocado en un cajón designado para ello para que Joshua pudiera jugar con ellas en la mesa de la cocina.

Kennedy nunca se sentaba en la mesa ni jugaba en la cocina, por lo que estaba un poco confundida. Pero los médicos me dijeron que lo más probable es que la obstrucción fuera una bola de gel de agua porque podían ver que estaba llena de líquido.

"Mi marido, David, y yo estábamos aterrorizados cuando se la llevaron a operar para extirpársela. Nos daba miedo pensar que iba a pasar por el quirófano con solo 10 meses. Pero también fue una sensación de alivio, porque por fin sabíamos qué fue lo que hizo que estuviera tan enferma".

Pensamos: "Van a hacerle una cirugía para que esté mejor". Pero no resultó así.

Compré las bolas de gel de agua el 24 de octubre. Kennedy ingresó en el hospital el 1 de noviembre. La operaron 4 veces más —le dieron un 50% de posibilidades de sobrevivir a la tercera— y sigue en el hospital.

Le han hecho transfusiones de plaquetas y está tomando medicamentos para intentar evitar los coágulos de sangre. Está siendo alimentada a través de una sonda neogástrica, que va por la nariz y baja directamente al estómago. Los médicos tendrán que esperar a que sea mayor para comprobar si hay daños neurológicos.

En cuanto supimos la causa, David buscó en la casa otras bolas de gel de agua. Movió la nevera y el horno y revisó bajo la alfombra. Teníamos miedo por nuestro hijo de 2 años, Archie.

Kennedy empeoró después de su primera operación

Kennedy había mostrado signos de que algo iba mal unos 2 días antes de que la lleváramos al hospital. Quería su biberón, pero no comer. Regurgitaba. Pensé que podría ser que le empezaban a salir los dientes. No tenía fiebre, así que no pensé que estuviera enferma.

La llevamos al hospital cerca de nuestra casa en Berwick, Maine (EEUU), cuando ya estaba totalmente alicaída. Entonces empezó a escupir bilis. Le hicieron una ecografía en el estómago y encontraron la obstrucción. La trasladaron a un hospital de Portland y la operaron inmediatamente.

Le sacaron la bola de gel. Pero mientras estaba en la sala de recuperación, su ritmo cardíaco se elevó por encima de 200, lo que no es normal para una niña de su edad. Respiraba rápidamente.

Entró en shock séptico. Yo lloraba, pero sobre todo quería saber qué estaba pasando. Una sanitaria nos dijo que Kennedy no podía respirar por sí misma y que le habían puesto un respirador. Los cirujanos pensaron que quizás se habían dejado alguna bola de gel en su interior que estuviera provocando la obstrucción. Pero no encontraron ninguna durante la segunda cirugía.

Los médicos vinieron a decirnos que iban a hacer todo lo posible, pero que no estaban seguros de que sobreviviera.

Lo consiguió. Pero siguió empeorando.

Todo su cuerpo se hinchó. Los médicos dijeron que si no hacían nada, no iba a superarlo. Los análisis indicaban que sus riñones y su hígado estaban fallando. Pensé: "Hagan lo que crean necesario para salvarla".

La tercera operación permitió que sus intestinos se deshicieran del exceso de líquido y aliviaran la presión sobre el resto de sus órganos. 

Sentí que me moría. Aguantaba minuto a minuto. Cada media hora que pasaba, me preguntaba: "¿Sigue viva?". El mundo se detuvo.

La operación fue un éxito. Pero tuvieron que extraer un tramo de más de 15 centímetros de su intestino delgado. 

Kennedy fue operada por quinta vez el 10 de noviembre. Por ahora, ha sido la última.

La mantuvieron en un ambiente esterilizado durante todos sus tratamientos y fue atendida por especialistas. Sólo podía poner uno de mis dedos sobre su mano porque todavía estaba hinchada. Le decía: "Siento que estés enferma. Y te quiero".

4 días después, estaba lo suficientemente estable como para ser trasladada de la UCI pediátrica a la unidad infantil normal. Los médicos le hicieron una ecografía del bazo y le están dando antibióticos. 

El 3 de noviembre publiqué un vídeo en TikTok sobre Kennedy. No tenía ni idea de cómo ayudar a mi hija. Todo estaba en manos de sus médicos. Les pedí a todos que rezaran por ella.

Me he unido a una campaña para advertir de los peligros de las bolas de gel de agua 

Desde que descubrimos que la causa de sus problemas era la ingestión de una perla, mi malestar con las empresas que fabrican water beads ha crecido. La etiqueta dice que sólo deben ser utilizadas por niños mayores de 3 años. Pero los fabricantes tienen que añadir una advertencia de que las bolas de gel de agua podrían causar un bloqueo en el sistema digestivo que podría llevar a la muerte.

Me puse en contacto con Chuckle & Roar, la empresa que fabrica las cuentas que compré por 15 dólares. Me contestaron con una respuesta genérica: "Esperamos que su hija esté bien. Le aseguramos que el producto ha pasado todos sus requisitos de seguridad".

Mi TikTok se hizo viral. Uno de mis amigos creó un GoFundMe para ayudar a nuestra familia. Muchas personas se han puesto en contacto con nosotros para decir que han tirado sus perlas de agua o han dejado de comprarlas. La campaña de concienciación me está ayudando a procesar todo lo que le ha pasado a Kennedy".

Nota del editor: Target, la cadena de tiendas donde se compraron las perlas de agua, ha dicho que ha retirado el producto de las estanterías y de sus tiendas online.