Casi la mitad de los pacientes recuperados de COVID-19 tiene síntomas persistentes un año después, según un nuevo estudio

Paciente de coronavirus es trasladado

Reuters

  • El 49% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 muestra algún síntoma persistente un año después de la recuperación, según un nuevo estudio.
  • La dificultad para respirar, la ansiedad o depresión y la fatiga muscular han sido los efectos secundarios más prevalentes detectados por la investigación, realizada a partir del análisis de más de 1.200 pacientes.
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Tras superar la infección con el nuevo coronavirus, casi la mitad de los pacientes sigue experimentando algún síntoma persistente un año después, según concluye un reciente estudio.

Las consecuencias para la salud a largo plazo del COVID-19 aún no están del todo claras. Los investigadores siguen estudiando los casos de síntomas persistentes  tras el contagio —conocido como COVID-19 persistente, prolongado o long COVID—.

Este nuevo estudio, publicado en la revista The Lancet,ha analizado a 1.276 pacientes ingresados en el Hospital Jin Yin-tan en Wuhan, (China), dados de alta entre el 7 de enero y el 29 de mayo de 2020. La media de edad fue de 59 años y más de la mitad (53%) eran hombres.

Los investigadores realizaron entrevistas de seguimiento a los pacientes en dos fases, a los 6 y a los 12 meses. Además se les realizó un examen físico, una prueba de marcha de 6 minutos y diversos test.

Los hallazgos revelan que si bien muchos síntomas mejoraron con el tiempo, el 49% de los pacientes todavía tenía al menos un síntoma persistente transcurrido un año. —La proporción de pacientes con COVID-19 prolongado a los 6 meses fue del 68%—.

La dificultad para respirar, la ansiedad o depresión y la fatiga muscular han sido los efectos más prevalentes detectados por la investigación, tanto a los 6 meses como a los 12 meses. Algunas de estas afecciones han sido relacionadas en otras investigaciones con las secuelas y los síntomas más preocupantes del SARS-CoV-2

Otros de los síntomas identificados por los pacientes tras un año de la recuperación abarcan dificultades para dormir, palpitaciones, dolor en las articulaciones o dolor en el pecho.

Las mujeres fueron más propensas que los hombres a tener síntomas persistentes, incluidos problemas de salud mental y problemas de función pulmonar. 

No obstante, el 88% de los pacientes analizados que trabajaban antes de contagiarse del COVID-19 habían regresado a su trabajo original al año del contagio, según recoge el estudio.

La investigación se centró en pacientes que estaban lo suficientemente enfermos como para ser hospitalizados, pero que en general no estaban en una situación crítica. En torno al 75% de ellos requirió oxígeno, pero la mayoría no ingresó en la unidad de cuidados intensivos.

Los investigadores también compararon a los pacientes del estudio con personas que no habían experimentado el COVID-19, pero que tenían trastornos de salud preexistentes similares.

Al año, los recuperados de COVID-19 tenían más problemas de movilidad, dolor o malestar y ansiedad o depresión que los participantes de este grupo de control. 

"La necesidad de comprender y responder al COVOD-19 prolongado es cada vez más urgente. Los síntomas como la fatiga persistente, la falta de aliento, la confusión mental y la depresión podrían debilitar a muchos millones de personas en todo el mundo", remarca un editorial en The Lancet  sobre el estudio.

"El efecto en la sociedad, debido al aumento de la carga de la atención de la salud y las pérdidas económicas y de productividad, es sustancia. El COVID prolongado es un desafío médico moderno de primer orden", añade.

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