Así es el MSC Grandiosa, el primer crucero que zarpa de Barcelona desde hace 15 meses

Mar Nuevo,
Así es el MSC Grandiosa, primer crucero que zarpa de Barcelona.
Así es el MSC Grandiosa, primer crucero que zarpa de Barcelona.

MSC CRUCEROS

  • 471 días después zarpa desde el puerto de Barcelona el primer crucero internacional desde las costas españolas con 2.000 pasajeros a bordo.
  • MSC Cruceros ha sido la primera naviera en reanudar su actividad en agosto de 2020.
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15 meses. 471 días. Es el tiempo que hacía que no salía un crucero internacional desde un puerto español. Por eso este sábado se sentía emoción en Barcelona, que daba la bienvenida al primero de los barcos que retoma la actividad, el MSC Grandiosa, uno de los buques más modernos y avanzados desde el punto de vista medioambiental de la flota de MSC Cruceros.

Había emoción al ver por fin a un gran -este con capacidad máxima de 5.500 pasajeros- fondeado en el puerto. Había emoción entre los pasajeros, alrededor de 2.000 y la mayoría italianos, que visitaban Barcelona. Y había emoción entre los casi 500 que esperábamos para subir y descubrir, por fin, cómo serán los cruceros postcovid.

15 meses sin cruceros

El 12 de marzo de 2020 la actividad de los cruceros se paralizó. El último en Barcelona atracó un lejano 20 de abril pero no en travesía comercial, sino repatriando viajeros y tripulantes. La incertidumbre y el miedo de aquellos momentos se han transformado hoy en expectativas y muchas ganas.

Entre los que abordan el barco, el director general de MSC Cruceros España, Fernando Pacheco, supervisando una operativa que, entre otras cosas, estrena con pasajeros españoles el protocolo de seguridad implementado por la compañía italo-suiza. En estos meses, cuenta, no se ha dejado de trabajar ni un momento.

MSC fue la primera empresa en reanudar los cruceros, el pasado mes de agosto, y lo hizo precisamente con el MSC Grandiosa por el Mediterráneo y “bajo la protección de nuestro protocolo de sanidad e higiene, pionero en el sector y que ha servido de base después a muchos organismos e instituciones”, explica su director.

Desde entonces han navegado más de 100.000 de pasajeros en países como Italia y Grecia, con viajes adaptados a las normativas de cada momento. A partir de la luz verde gubernamental el pasado 7 de junio, la maquinaria se puso en marcha en los puertos españoles.

MSC Grandiosa operará cruceros de siete noches con embarque en Barcelona y salida todos los sábados visitando Génova, Civitavecchia (para conocer Roma), Nápoles y Palermo en Italia, y Valetta en Malta.

A partir del 30 de julio se incorporará Valencia al itinerario, con embarque los viernes y un recorrido que incluye escalas en Barcelona, Génova, La Spezia (para visitar Florencia y Pisa), Civitavecchia/Roma y vuelta a Valencia.

Tres pruebas y una pulsera anti-covid

Que las medidas de seguridad son estrictas lo comprobamos antes de embarcar: para acceder a la terminal del puerto es necesario llevar un resultado negativo de PCR o test de antígenos realizado en las 48 horas anteriores (puede evitarse demostrando la pauta completa de vacunación o haber contraído la enfermedad en los seis meses anteriores).

Ya en el puerto, una nueva prueba rápida, realizada en carpas y con mucha agilidad por un ejército de operarios que garantiza en todo momento que no se produzcan aglomeraciones. Esta sí, para todos. “En caso de ser positivo no podrían subir a bordo, pero gracias al seguro que incorpora el billete, no tendrían que hacer frente a ningún gasto”.

Test COVID-19.

REUTERS/Jason Cairnduff

Ya en el barco, y si es necesario para volver a los respectivos países de origen –como sucede con España-, la compañía ofrece la posibilidad de realizarse otro test covid (la prueba molecular tiene un coste de 80€ y la de antígenos de 25€ si bien está incluida para los pasajeros de los cruceros MSC Grandiosa y MSC Seashore que desembarquen en España).

La mascarilla y el gel hidroalcohólico, por descontado, son omnipresentes. Junto a la tarjeta que sirve de llave maestra para todos los servicios del barco se recibe una pulsera. Similar a las que miden la actividad física, no sólo sirve para abrir la cabina, acceder a un restaurante y ordenar una bebida desde la tumbona junto a la piscina, sino que funciona también como dispositivo de rastreo.

La pulsera geolocaliza en todo momento a pasajeros y tripulantes de modo que, en caso de presentar síntomas algún pasajero y detectarse un positivo mediante una prueba en el hospital a bordo -y tras aislar a esa persona en una cubierta reservada a tal efecto-, se rastrearía a todas las personas que han estado en contacto (menos de 2 metros de distancia) para cortar inmediatamente la cadena de contagios.

Un plan de contingencia asegura que, en caso de positivos, no se sobrecargarían las infraestructuras locales sanitarias.

Al 70% de la ocupación

A bordo, se percibe más espacio. El protocolo fija una ocupación máxima del 70% que, en este barco, con 2.500 cabinas y capacidad para 5.500 personas, sería de 3.850. De momento somos muchos menos: “estamos viajando con una capacidad media del 50% que esperamos ir aumentando hasta el tope del 70%”, avanza el Pacheco.

A la distancia física se une la ventilación con aire limpio por sistema HVAC, así como el uso obligatorio de mascarillas en zonas públicas (apenas se dejan de lado en las piscinas), toma de temperatura diaria, limpieza y desinfección constante y uso de gel hidroalcohólico.

El 100% de los tripulantes está vacunado. Aún así, se realizan hasta tres pruebas antes de subir al barco y, después, semanalmente. Mientras dure la operativa de su crucero no podrán bajar a tierra.

Los viajeros sí pueden hacerlo, aunque solo a través de ‘excursiones burbuja’ o, lo que es lo mismo, las diseñadas por la naviera para cumplir exactamente sus mismos protocolos de seguridad. En tierra no se puede abandonar el grupo, bajo el riesgo de ver denegado el acceso al barco a la vuelta.

Para ofrecer alternativas interesantes y totalmente seguras, explica el director de la compañía, “hemos diseñado nuevas propuestas con excursiones panorámicas o reserva en exclusiva de experiencias que van desde espectáculos a bodegas”.

Los autobuses están higienizados y tanto guías como conductores se hacen pruebas de antígenos cada día antes de entrar en contacto con los pasajeros.

Adiós buffet

A medida que pasan las horas comprobamos que las limitaciones no afectan a la diversión a bordo. El MSC Grandiosa, estrenado en noviembre de 2019, ofrece todo tipo de experiencias, que arrancan con su emblemático paseo de estilo mediterráneo cubierto por una cúpula LED de 93 metros con diseños y ambientes cambiantes. A su alrededor, tiendas, cafés, bares y heladerías.

Con 5 restaurantes de especialidades, 5 comedores principales y un total de 21 bares y salones, los cambios más destacados en cuanto a la gastronomía pasan por el cambio de servicio en el antiguo espacio buffet, que ahora es siempre servido por el personal.

Mujer se sirve en un buffet.

El relax viene de la mano de sus 5 piscinas exteriores e interiores –y una multitud de hamacas para escoger- y el MSC Aurea Spa. La diversión, con los espectáculos teatrales, el casino y la música en vivo, por ejemplo, en el Carousel Lounge.

Los más pequeños -o no tanto- siguen disfrutando de juegos en los alrededor de 700 metros de espacios diseñados para ellos, que van desde espacios diseñados por LEGO y Chicco a simuladores de F1 y un cine XD en el que hartarse a disparar zombies, pero también bolera, recreativos y cancha de baloncesto. Incluso pueden participar en torneos al estilo Masterchef o competiciones de baile.

Eso sin olvidar la zona de toboganes acuáticos y las pasarelas de aventuras en la cubierta más alta del buque y en la que es posible refrescarse mientras se obtienen las mejores vistas.

Un yate dentro de un crucero

Quien prefiera algo más tranquilo –y también exclusivo- puede decantarse por el MSC Yacht Club, una zona privada de amplias suites algunas con bañera de hidromasaje privado que, como un club privado, dispone de sus propios restaurantes e instalaciones.

El director general de MSC España se va relajando a medida que pasan las horas. Todo marcha. Las noticias que le llegan también acompañan: “desde que se comunicó la apertura de los puertos españoles a cruceros internacionales, el 7 de junio, el cambio ha sido enorme hasta el punto que, a día de hoy, la demanda está a niveles de 2019”. Se trata de nuevas reservas y de bonos por viajes no disfrutados como consecuencia de la covid que se están convirtiendo en nuevas reservas.

La pandemia tampoco ha logrado frenar los planes de la compañía: además de retomar la actividad en el Mediterráneo y el Norte de Europa, “no vamos a cancelar ninguno de los proyectos previstos gracias al músculo de nuestra matriz. Seguimos con la construcción de nuevos buques para llegar a 29 barcos en el año 2030 así como la puesta en marcha de una nueva compañía de cruceros de lujo”.

Muestra de ello es la próxima inauguración del buque insignia de la compañía, MSC Seashore, que entrará en servicio este verano y estará posicionado en el puerto de Barcelona. De hecho, «será el único barco de nueva construcción que operará en España durante la temporada de verano de 2021».

Nosotros desembarcamos en Civitavecchia. El resto de afortunados pasajeros seguirá disfrutando de sus vacaciones mientras los vientos, por fin, comienzan a ser favorables para los cruceros.

Artículo en Tendencias Hoy.

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