Se corta los brazos con un cuchillo para fingir un accidente laboral y la justicia lo declara despido procedente

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Se corta un brazo y la despiden

La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de islas Baleares ha declarado procedente el despido de una mujer que fingió lesiones en su puesto de trabajo para conseguir una baja médica por accidente laboral.

La empleada, que desempeñaba sus funciones como camarera en un local de hostelería, se cortó los brazos con un cuchillo y además fingió una caída en el propio restaurante.

Su versión de los hechos es que se dañó con este material mientras lo sacaba del lavavajillas, pero en realidad se hizo los cortes a propósito para lograr la baja.

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Al producirse los hechos, la actora acudió ante su supervisora, que le pidió ver la herida y realizó diferentes fotografías, tal y como detalla la sentencia.

En las imágenes se aprecia una herida enrojecida en mitad del antebrazo izquierdo, además de multitud de cortes de carácter superficial.

Una de estos cortes, en el centro del antebrazo, estaba más abierto que los demás y se apreciaba una abundancia de sangre.

Tras observas las heridas, la empresa emitió un par de baja por accidente de trabajo, así que la actora permaneció durante una semana en casa por estas circunstancias.

Sin embargo, un mes después de los hechos la empresa decidió expulsar a la trabajadora mediante un despido disciplinario, tras tener conocimiento de que había fingido las lesiones.

La empresa contrató a una entidad de prevención de riesgos laborales, que examinó las pruebas y llegó a la conclusión de que la actora  había mentido.

El motivo es que los cortes eran perpendiculares al brazo, y según la descripción de lo sucedido tendrían que haber sido paralelos y en menor cantidad.

La simulación de enfermedad o accidente se considera una falta muy grave según el convenio colectivo de la empresa afectada, tal y como se indica en la carta de despido que figura en el fallo.

En la carta de despido la empresa también recuerda que la trabajadora fue sancionada meses atrás por ausentarse de su puesto de trabajo, alegando motivos poco convincentes: "No tengo ganas de vivir, despídeme si quieres, me he emborrachado, lo siento", argumentó.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, los magistrados consideran válido el despido disciplinario, dándole la razón a la empresa.

Cabe recordar que con el despido disciplinario no hay lugar a indemnización, por lo que la trabajadora recibirá lo que corresponda legalmente en concepto de finiquito.

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