Multan con 20.000 euros a un colegio por utilizar cámaras de reconocimiento facial para controlar la asistencia de los alumnos

Niños en clase levantan la mano.
  • La Agencia de Protección de Datos sueca no ha consentido que un colegio utilice tecnología de reconocimiento facial para controlar la asistencia de sus alumnos, a pesar de que la escuela había pedido autorización previa a los padres y tutores de los niños.

  • El organismo entiende que el consentimiento no es una vía legal y que el colegio ha procesado datos biométricos violando el reglamento europeo (GDPR).

  • Es la primera multa que impone la agencia, y ha sido de 20.000 euros.

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La Agencia de Protección de Datos sueca ha multado con 20.000 euros a un municipio del país, responsable de un colegio, por utilizar tecnología de reconocimiento facial para controlar la asistencia de sus alumnos, incluso habiendo conseguido el consentimiento de los padres de estos, según ha publicado el Comité Europeo de Protección de Datos.

La escuela de Skellefteå, en el norte de Suecia, estaba llevando a cabo un piloto utilizando cámaras durante tres semanas con 22 alumnos para controlar su asistencia a clase.

Sin embargo, la Agencia ha concluido que esta prueba viola varios artículos del reglamento europeo de protección de datos (GDPR) y ha impuesto una multa al municipio, último responsable de los datos (artículo 4.7 del GDPR), según ha explicado una portavoz del organismo a Business Insider España.

En Suecia las autoridades públicas pueden recibir una multa de máximo 10 millones de coronas suecas (un millón de euros aproximadamente) por incumplir este reglamento.

Es la primera multa que impone la Agencia sueca (DPA), y lo hace argumentando que el colegio ha procesado datos biométricos sensibles violando el GDPR y que no ha conseguido avisar del impacto, así como que debería haberlo consultado primero con la DPA.

El colegio argumenta que pedir consentimiento para utilizar esta tecnología era suficiente, pero la agencia apunta que no es una vía legal en este caso porque hay un desequilibrio claro entre los dueños de los datos y quién controla esta información ahora, y porque los alumnos están en una situación de dependencia con respecto a la dirección del centro.

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"El reconocimiento facial es una tecnología en su infancia, pero su desarrollo está siendo rápido. Por eso, vemos una gran necesidad de aclarar algo que servirá a todos los actores", ha declarado la directora general del de los inspectores, Lena Lindgren Schelin.

Así, el organismo concluye que la tecnología de reconocimiento facial supone una intromisión en la integridad e intimidad de los alumnos al estar vigilados por cámara en su vida diaria, y que ese mismo control puede llevarse a cabo mediante otros métodos que violan menos la privacidad.

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