¿Un mundo en el que se invierta en personas en lugar de empresas? El innovador proyecto que se lanzará en 2023

Inversión personas

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Hoy en día se invierte en acciones, en criptomonedas, en oro o en fondos, pero un grupo de hermanos quiere ir más allá y plantean la posibilidad de invertir en personas, como si de empresas se tratase. 

Los hermanos Liberman, Daniil, David, Maria y Anna constituyen la sociedad Libermans a través de la que invierten y donde tienen reunidos todos sus activos. Actualmente, está valorada en 400 millones de dólares y hasta esperan cotizar en bolsa en 2023. 

La sociedad consiste básicamente en la actividad de los 4 hermanos. A partir de ahí se plantearon la posibilidad de trasladar esto a otras personas e invertir en ellas como en empresas. Con esa idea, están trabajando para crear una plataforma llamada Humanism para invertir en personas.

Los hermanos han fundado juntos 4 empresas y han sido directores de producto en Snapchat. Su startup Product Science, que hace que las aplicaciones móviles sean más rápidas, recaudó 17,5 millones de dólares. Por el momento, Humanism tiene un fondo de 15 millones de dólares, pero esperan aumentarlo a 50 millones para finales de año.

El proyecto piloto, que esperan presenta al público el año que viene, incluirá a unos 20 o 30 fundadores de empresas tecnológicas elegidos a dedo. Toda esta idea se basa en una estadística de la aceleradora Y-Combinator que concluye que el 5% de las empresas de la promoción 2010/2011 se convirtieron en unicornios. Sin embargo, el 11% de los fundadores crearon unicornios.

Mirando estos datos, creen que es más lógico así invertir en fundadores más que en startups. En unas declaraciones a Fast Company, los hermanos Liberman señalaron que "el crédito es muy caro cuando se es joven", así que creen que esta fórmula eliminaría esas desigualdades, lo cual deja muchas dudas.

 

Los fundadores, las nuevas startups

Lo que proponen los Liberman es que los fundadores de este primer grupo se incorporen a una corporación en la que son propietarios de pleno derecho, y firmen un acuerdo de compromiso que defina lo que se incluye en la empresa: actividades profesionales pero no personales. 

Así, empezarán con un grupo muy familiarizado con las inversiones para resolver incógnitas como el modo de protegerles de la presión de los inversores. Pero eso es solo la prueba piloto. Su ambición va más allá y esperan ampliar los perfiles a médicos, abogados o artistas. 

Pretenden que, en base a la formación y la profesión de alguien, se estime cuánto ganará a lo largo de su vida. Aquí entran en juego muchas premisas, una de ellas es el hecho de reducir a las personas a empresas.

Los hermanos proponen crear modelos estadísticos para predecir las valoraciones de cada sector, incluyendo a las personas que cambian de sector, lo que sería una anomalía estadística para ellos. 

El factor de la edad

Como no es lo mismo invertir en empresas que en personas, una de las grandes preguntas es cómo influirá la edad en la inversión: no solo por determinar a partir de qué edad se empezará a invertir, tsino ambién hasta qué edad se harán buenas inversiones. 

En este sentido, quedan muchas dudas por resolver, pero en cuanto a los jóvenes, pretenden que en un futuro se pueda invertir en estudiantes de secundaria, lo que podría ayudarles a pagar los estudios universitarios.

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Valorar a las personas en dólares

Actualmente se está viendo la repercusión que tiene el uso de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes. Si la tecnología puede provocar tal daño, no cabe imaginar cómo afectará el hecho de cuantificar en una cifra el valor de la vida de la gente.

Respecto a esto, los fundadores señalan que Humanism limitaría los días de cotización para que la gente no estuviese pendiente de ese valor a cada momento. Pero eso puede no ser suficiente. Sin embargo, los Liberman ponen sobre la mesa el acceso a la riqueza que este modelo podría plantear.

Esta premisa también siembra muchas dudas porque las desigualdades de sexo, raza, orientación sexual o clase social, entre otras, son una realidad que no escapan a esto. Para solucionar esto, plantean la idea de crear un fondo cotizado en el que las personas estén agrupadas. Así, los inversores no sabrán su sexo o raza. 

Sea como sea, Humanism es un planteamiento muy novedoso que deja muchas preguntas sobre la ética, el dinero y la sociedad que podemos llegar a crear. 

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