La NASA abre muestras lunares de las misiones Apolo que llevan selladas 50 años para poner a punto Artemis, el programa que llevará al ser humano a la Luna

A la izquierda, Julian Gross de la División de Investigación y Ciencia de Exploración de Astromateriales (ARES) de la NASA; a la derecha, Francesca McDonald, de ESA, antes de estudiar las muestras.
A la izquierda, Julian Gross de la División de Investigación y Ciencia de Exploración de Astromateriales (ARES) de la NASA; a la derecha, Francesca McDonald, de ESA, antes de estudiar las muestras.

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  • El equipo del Programa de Análisis de Muestras de la Próxima Generación de Apolo (ANGSA, por sus siglas en inglés) es el encargado de albergar, abrir y estudiar las muestras que hace 50 años se recogieron de la superficie lunar en la misión Apolo de la NASA.
  • El resultado de sus investigaciones sirve ahora para mejorar el conocimiento sobre la Luna y, con ello, perfeccionar Artemis, la misión que volverá a llevar naves tripuladas al satélite terrestre.
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El 20 de julio de 1969, la NASA conseguía una gran hazaña para la humanidad: alunizar una misión tripulada en la Luna y regresar de vuelta a la Tierra. La misión en cuestión fue Apolo 11, una de las más conocidas.

En aquel año hubo diferentes misiones que consiguieron repetir este hito, aunque desde entonces no se ha vuelto a enviar una tripulada al satélite terrestre. El gran objetivo de aquel momento no solo fue dejar huella humana en el regolito lunar, sino también coger muestras.

Dichas muestras de regolito lunar, la capa más superficial de la Luna, han sido durante 50 años objetos de prueba para investigadores, con el pensamiento en mente de volver al satélites de manera más segura y con un conocimiento más profundo del vecino plateado de la Tierra.

El programa Apolo fue la gran propuesta de Estados Unidos para hacerse con el control de la carrera espacial. Su misión sucesora es el programa Artemis, dirigidas al Polo Sur de la Luna.

Para que todo marche bien, existe un equipo que lleva analizando las muestras de las misiones Apolo, la División de Ciencias de Exploración e Investigación de la Astromateriales (ARES), en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston (Estados Unidos).

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Este está dirigido por el Programa de Análisis de Muestras de la Próxima Generación de Apolo (ANGSA, por sus siglas en inglés) y recientemente han abierto una de las muestras lunares que quedaban intactas de la era Apolo.

"Comprender la historia geológica y la evolución de las muestras de la Luna en los sitios de aterrizaje del Apolo nos ayudará a prepararnos para los tipos de muestras que se pueden encontrar durante Artemisa", explica en un comunicado Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.

Muestras lunares del pasado para entender presente y futuro

La NASA ya vio 50 años atrás que estas muestras lunares recogidas por las diferentes misiones Apolo serían de vital importancia para comprender mejor la geología lunar, sobre todo, la composición de gases.

La misión Artemis también centra sus esfuerzos en que, desde la recoleción de actuales muestras se pueda comprender mejor el futuro de los viajes hacia el satélite.

“Artemis tiene como objetivo traer muestras frías y selladas cerca del Polo Sur lunar", añade Zurbuchen. "Esta es una emocionante oportunidad de aprendizaje para comprender las herramientas necesarias para recolectar y transportar estas muestras, analizarlas y almacenarlas en la Tierra para futuras generaciones de científicos”.

En este sentido, ahora se puede utilizar la tecnología moderna de espectrometría de masas, la cual ha evolucionado con gran nivel de precisión. Así, se pueden catalogar diferentes minerales, además de gases, en caso de no escapar.

“La agencia sabía que la ciencia y la tecnología evolucionarían y permitirían a los científicos estudiar el material de nuevas formas para abordar nuevas preguntas en el futuro”, incide Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la NASA. 

“La iniciativa ANGSA fue diseñada para examinar estas muestras especialmente almacenadas y selladas”, concluye.

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