Astrónomos de la NASA descubren una ruptura en la galaxia, como una "astilla" que sobresale de la Vía Láctea

Fotografía tomada durante las Perseidas en Gran Canaria (España), el 13 de agosto de 2021, que muestra la Vía Láctea.
Fotografía tomada durante las Perseidas en Gran Canaria (España), el 13 de agosto de 2021, que muestra la Vía Láctea.

Reuters

  • Medir las distancias en el espacio exterior es realmente complicado para los astrónomos, debido a la situación de la Tierra en la Vía Láctea.
  • Sin embargo, un equipo de la NASA ha descubierto que esta galaxia tiene un brazo rato, concretamente el de Sagitario, compuesto por estrellas recién nacidas y nebulosas.
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La galaxia que conocemos, la Vía Láctea, está compuesta por diferentes brazos espirales que agrupan estrellas en forma ovalada y se alejan del centro galáctico. Uno de estos brazos es el de Sagitario.

Este se sitúa entre el brazo del Escudo-Centauro y el brazo de Orión –en el que se encuentra la estrella que conoce el ser humano, el Sol– y fue descubierto por un equipo de astrónomos en la década de 1950.

Gracias al estudio de las nebulosas –nubes de gas y polvo– del Águila, la Nebulosa Omega, la Nebulosa Trífida y la Nebulosa Laguna, su descubrimiento fue posible. Sin embargo, todas las medidas son aproximadas.

Imagina por un momento que te sitúas en la Gran Vía de Madrid y quieres saber las distancias correctas de toda la ciudad. Es una tarea difícil y casi imposible. Algo parecido ocurre con los brazos.

De izquierda a derecha, la Nebulosa del Águila, Omega, Trífida y Laguna, observadas por el telescopio espacial Spitzer, de la NASA.
De izquierda a derecha, la Nebulosa del Águila, Omega, Trífida y Laguna, observadas por el telescopio espacial Spitzer, de la NASA.

NASA / JPL-Caltech

La Tierra se sitúa dentro de la Vía Láctea, por lo que medir con precisión y exactitud las distancias y velocidades requiere un gran esfuerzo y dedicación por parte de la astronomía.

Ahora, gracias a diferentes tecnologías que han mejorado y a estudios recopilatorios, un equipo de astrónomos de la NASA ha logrado visualizar una ruptura en el mencionado brazo de Sagitario.

Una "astilla" que sobresale del brazo

Según ha concretado la NASA en un comunicado de prensa, la característica descubierta nunca antes se había podido observar. Así, lo han comprado con "una astilla que sobresale de una tabla de madera".

Dicha ruptura hace referencia a un cúmulo de estrellas muy jóvenes y nebulosas que componen las estrellas, con una extensión relativamente pequeña de 3.000 años luz.

"Una propiedad clave de los brazos espirales es la fuerza con que se enrollan alrededor de una galaxia", ha explicado Michael Kuhn, astrofísico de Caltech y autor principal del nuevo artículo, publicado en Astronomy & Astrophysics

Un equipo científico encuentra evidencias inesperadas que confirmarían que la vida en nuestra galaxia podría ser más antigua de lo que se pensaba 

Dicha medición se puede realizar gracias al ángulo de inclinación de los brazos ya citados. Mientras que los círculos tienen cero grados, según la espiral esté más abierta, el ángulo de inclinación será mayor.

"La mayoría de los modelos de la Vía Láctea sugieren que el brazo de Sagitario forma una espiral que tiene un ángulo de inclinación de aproximadamente 12 grados, pero la estructura que examinamos realmente se destaca en un ángulo de casi 60 grados", ha agregado.

La dificultad para medir las galaxias

Para llevar a cabo las mediciones, utilizaron el telescopio espacial Spitzer de la NASA –antes de su retirada en enero de 2020–, con el objetivo de buscar estrellas recién nacidas y situadas entre nebulosas.

Sin embargo, también han tenido que sumar a sus mediciones los datos que ofreció la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea (ESA). 

"Las distancias se encuentran entre las cosas más difíciles de medir en astronomía", ha destacado Alberto Krone-Martins, astrofísico y profesor de informática en la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos), miembro del Consorcio de Análisis y Procesamiento de Datos de Gaia (DPAC) y coautor del estudio. 

"Son solo las mediciones de distancias directas y recientes de Gaia las que hacen que la geometría de esta nueva estructura sea tan evidente", ha agregado.

Ilustración artística del telescopio espacial Spitzer durante el último momento de su misión, el 30 de enero de 2020.
Ilustración artística del telescopio espacial Spitzer durante el último momento de su misión, el 30 de enero de 2020.

NASA / JPL-Caltech / R.Hurt (IPAC)

En el nuevo estudio, los investigadores también se basaron en un catálogo de más de 100.000 estrellas recién nacidas descubiertas por Spitzer en un estudio de la galaxia denominado Galactic Legacy Infrared Mid-Plane Survey Extraordinaire (GLIMPSE).

“Cuando reunimos los datos de Gaia y Spitzer y finalmente vemos este mapa tridimensional detallado, podemos ver que hay bastante complejidad en esta región que no había sido evidente antes”, ha confirmado Kuhn.

Por ello, los astrónomos saben que han descubierto algo único, pero tampoco creen que les abra la puerta a la iluminación del espacio, aún muy desconocido por su amplitud y la dificultad de su medición.

"En última instancia, este es un recordatorio de que existen muchas incertidumbres sobre la estructura a gran escala de la Vía Láctea, y debemos mirar los detalles si queremos comprender ese panorama más amplio", ha concluido Robert Benjamin, astrofísico, investigador principal de la encuesta GLIMPSE y uno de los coautores.

"Esta estructura es una pequeña parte de la Vía Láctea, pero podría decirnos algo significativo sobre la Galaxia en su conjunto".

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