Nata para montar y nata para cocinar: ¿en qué se diferencian?

Nata para cocinar

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Cremas de verduras, tartas de queso, las versiones menos ortodoxas de la pasta carbonara, vichyssoise, crema agria, quiche... Un sinfín de platos llevan nata, tanto postres para golosos como preparaciones saladas. Sin embargo, ¿es lo mismo la nata para montar que la nata para cocinar?

La respuesta corta es no: hay diferencias entre la nata para cocinar y la nata para montar, que puedes encontrar especificadas de esa forma en los lineales del supermercado. 

Nata Carrefour

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La primera diferencia es el porcentaje de contenido graso, mucho más elevado en la nata para montar —más destinada a platos dulces— que en la nata para cocinar —muy habitual en salsas y sopas—. 

¿Cuánta grasa tiene la nata para montar? Esta se sitúa en torno al 35%, y puede llegar al 50%, según la marca. Desde Central Lechera Asturiana explican que para obtener un buen resultado, la nata debe estar a una temperatura inferior a 5 °C cuando la montes. De este modo, el punto será perfecto, y más sabroso.

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En cambio, la nata para cocinar tiene menos grasa. También conocida como nata ligera, contiene entre un 12 y un 30% de materia grasa. En la mayor parte de las marcas se sitúa en 18 gramos de grasa por cada 100 gramos de producto.

Precisamente por la grasa de la nata, también varía lo que engorda, y el contenido calórico. La nata ligera para cocinar aporta unas 188 calorías por cada 100 mililitros, mientras que se duplica en el caso de la nata para montar, con 336 calorías por cada 100 mililitros.

Información nutricional de la nata

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La tercera diferencia más notoria es el precio: la de montar es más cara que la de cocinar

Haciendo la comprobación en una cadena como Carrefour y optando por la marca blanca, un bote de 500 mililitros de nata para cocinar tiene un precio de 1,19 euros, mientras que la nata para montar asciende a 1,45 euros en el hipermercado de origen francés.

El aspecto de ambos tipos de nata tampoco es el mismo: la nata para cocinar, al ser menos grasa, es más ligera y líquida, con un color blancuzco y ligeramente amarillento. Es ideal para salsas, gratinados o para espesar, aportar suavidad y engrandecer muchos platos.

La nata para montar es mucho más densa, blanca y cremosa, y se suele destinar más a pasteles, tartas y recetas de repostería como el roscón de reyes. En ambos casos, la nata debe conservarse en frío. 

Para finalizar, hay otra diferencia entre la nata de cocinar y la de montar: la nata para montar también sirve para cocinar, pero no a la inversa. Prueba a preparar crema agria con una nata muy grasa, y verás qué resultado más delicioso.

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