Por qué se necesitan 4 minutos para saber si es hora de vender una acción

se necesitan 4 minutos para saber si es hora de vender una accion

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  • Si eres un inversor que prefiere conservar sus acciones y acaparar rentabilidades, lo normal es que detestes la idea de deshacerte de algunas posiciones.
  • No obstante, si consigues aparcar las emociones hay señales claras que te indican cuándo es el momento ideal para vender.
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Invertir no es una práctica sencilla con la que ganar dinero recurrente sin tener bajo control los momentos más complicados.

La formación es esencial a la hora de moverse en los mercados.

A menudo, es habitual que cuando un nuevo inversor se decide a apostar por la bolsa o el mercado de las criptomonedas con el ánimo de hacer crecer su capital se termine cayendo en actitudes ciertamente soberbias. Como cuando alguien que se ha bebido unas cervezas dice estar bien para conducir.

Creer tener todo controlado suele ser uno de los principales errores cuando se invierte. La dinámica no solo requiere saber cuándo es el momento preciso de comprar una acción que cotiza en un mercado determinado, sino también cuándo vender.

Como inversor al que le encanta simplemente comprar, conservar y acaparar rentabilidades, lo normal es detestar la idea de deshacerse de algunas posiciones que has incorporado a tu cartera. Tus convicciones son firmes y crees que puedes ganar más dinero. Pero es posible que caigas en una trampa.

Ser el oso que va por el bosque y termina pisando el cepo del cazador es más habitual de lo que piensas dentro del mundo de los mercados.

Muchas veces, incluso las acciones que han generado años de rendimientos sólidos pierden su ritmo de crecimiento.

Una buena empresa puede volverse mediocre.

Y luego hay momentos en los que descubres que elegiste una bomba de valor en lugar de un tesoro.

Son cosas muy habituales que pasan cuando pones la inversión en práctica ya teniendo determinados conocimientos adecuados.

¿Cómo se puede saber entonces cuando se ha de vender un título para no cometer errores que te causen un perjuicio económico y psicológico? ¿Por qué no deshacerse de las acciones que no te están funcionando?

Vender por las razones equivocadas puede ser un error que te acabe costando caro. Es mucho más fácil comprar una acción que saber cuándo venderla.

La gente que opera en los mercados a menudo reacciona y vende después de que sea demasiado tarde. Otras veces aguantan y siguen perdiendo dinero en valores que se han deteriorado enormemente. De ahí a la importancia de ser proactivo, observar las finanzas y los movimientos que hace la empresa de las que has comprado sus acciones. Quizá así puedas ver señales de advertencia antes de que los títulos que posees se desplomen.

Hay que ver la chispa antes de que estalle la bomba. Esa es la clave.

Aunque generalmente es una buena idea para la mayoría de los inversores ser cauto a la hora de vender, hay algunas señales dejando de lado las emociones que indican que finalmente es hora de deshacerse de las acciones que hemos comprado, tal y como publicó recientemente Business Insider.

Primera señal de alerta: tus acciones tienen una relación PER sorprendentemente alta

El término PER es el acrónimo de Price to Earning Ratio y puede definirse como el número de veces que el beneficio está recogido en el precio de una acción. En otras palabras, cuántos años tardarías en recuperar dinero que has invertido en una compañía si todos los años ofreciese el mismo beneficio.

Para calcular el PER de una empresa basta con dividir su capitalización bursátil entre el beneficio neto.

A modo de ejemplo, si una acción vale 100 euros y el beneficio neto por acción es de 10 euros, su PER será de 10. Si el beneficio fuese de 15 euros por título, su PER sería entonces de 6,6.

Si bien es posible que hayas disfrutado de beneficios interesantes con unas acciones en concreto que has mantenido durante años, siempre se ha de vigilar su relación precio-beneficio (PER). Así como un PER relativamente bajo puede indicar que una acción es una ganga, un ratio un poco alto puede indicar que una acción está sobrevalorada y lista para iniciar un proceso correctivo en los mercados.

Por ejemplo, desde 1990 hasta finales de 1999, las acciones de Microsoft se dispararon más del 15.600%. Sin embargo, su PER mostraba que la acción había subido hasta un territorio de sobrevaloración. Es decir, que estaba cara. Cotizaba a un precio que era 84 veces lo que ganaba por acción. Una vez que los inversionistas se dieron cuenta de esto, muchos vendieron y las acciones de la compañía fundada por Bill Gates perdieron casi dos tercios (63%) de su capitalización durante el año 2000.

Siempre alerta: si bien un PER alto no siempre significa que una acción está sobrevalorada (las acciones de crecimiento a veces tienen relaciones PER mucho más altas), es posible que necesites investigar más a fondo si su acción se mueve a unos múltiplos significativamente más altos con respecto a sus competidores dentro del sector o del mercado en general (que siempre ha cotizado entre 14 y 17 veces los beneficios).

Segunda señal de alerta: la ventaja competitiva de la empresa está en peligro

La llegada de nuevos competidores puede convertirse en una mochila pesada para la empresa en la que estás invirtiendo. Siempre ha pasado así a lo largo de la historia.

El poder de la marca, los precios bajos, las patentes o la tecnología… La ventaja competitiva de una empresa es el muro que impide que los competidores se lleven la cuota de mercado y los beneficios. Ejemplos como Inditex en España explican cómo una empresa ha sabido navegar en un entorno de competencia enorme adaptándose a las necesidades y buscando ser siempre la referencia.

No obstante, si los competidores encuentran una mejor manera, la ventaja competitiva de una empresa puede desaparecer rápidamente y el crecimiento futuro de las acciones podría estar en peligro.

Por ejemplo, la empresa de alquiler de películas Blockbuster solía estar por encima de sus competidores con comodidad, al tener más tiendas, más películas disponibles y políticas de devolución flexibles. Pero cuando llegaron los nuevos patrones de consumo, Netflix les comió la tostada con su servicio de suscripciones.

Mantén siempre la alerta: estudia todos los números e informaciones relacionados con la acción en la que estás posicionado. Busca los cambios generales en las tendencias de la industria. ¿Los competidores brindan un mejor servicio u ofrecen un mejor precio? ¿Están cambiando los gustos de los consumidores y la empresa en la que ha invertido se está adaptando a estos cambios mejor que los demás?

Tercera señal de alerta: si la empresa realiza cambios drásticos en su dirección

Es posible que originalmente hayas comprado una acción porque has sentido que la empresa tenía un modelo de negocio ganador y una buena gestión detrás de él que te proporcionaría rentabilidades estables a lo largo del tiempo.

Sin embargo, eso puede cambiar, aunque no lo creas.

Tal vez porque la compañía dé paso a otra cara visible para el negocio como en su día Amancio Ortega con Pablo Isla, o más recientemente con el relevo de Marta Ortega. Eso puede cambiar el modelo y alterar la visión a largo plazo sobre una firma concreta en la bolsa.

Siempre alerta: si una empresa (suponiendo que pague dividendos) anuncia que reducirá el porcentaje a pagar vía dividendo para sus inversores, tienes que entender por qué ha tomado esa decisión. Algunas empresas recortan drásticamente esta partida para liberar liquidez en aras de potenciar su área de I+D y crecer a futuro.

Por el contrario, otras veces, no es así. Si no quieres quedarte y capear la tormenta de beneficios futuros débiles, un anuncio de recorte de dividendos puede ser otro indicador de que es hora de salir.

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