Negocio fallido: una oportunidad de aprendizaje, no un fracaso del emprendedor

Business Insider para Ceca Magán
Cómo enfrentarse al fracaso empresarial
  • El 45% de la población cree que el principal problema para crear su propia sociedad es que el proyecto embarranque.
  • La ‘cultura del fracaso empresarial’ tiene un mayor y más intenso recorrido en España que en otros países.

“Mientras que el error es un hecho cuantificable del que podemos aprender, el fracaso es una emoción negativa fruto de la reincidencia en el error". La frase, cuya autoría pertenece a Fran Chuan, empresario, emprendedor y colaborador de la IESE Business School, expresa con nitidez la diferencia entre dos ideas que aún se asocian en el mundo de los negocios y que siguen lastrando a muchas personas con iniciativa. Se trata de la denominada ‘cultura del fracaso’, que parece planear en España sobre los que ya son emprendedores o los que se plantean lanzarse a la aventura empresarial.

Pero vayamos al principio del proceso. 'Vértigo' es la palabra más repetida por las personas que se encuentran en la tesitura de emprender en el momento previo a tomar la decisión sobre si seguir adelante o no, ese momento en el que parece que ya no hay vuelta atrás. Esa misma sensación extiende su manto sobre los primeros meses de actividad, tal y como relatan los abogados del despacho Ceca Magán, especializados en pequeños negocios.

El miedo a fallar, un lastre para muchos emprendedores en potencia

Sin dejar de ser un estado de ánimo perfectamente comprensible y hasta humano -el capital invertido, la realización y el prestigio personal, y la ilusión por el proyecto están en juego-, parte de los temores que surgen están relacionados con lo que los psicólogos han dado en llamar miedo al fracaso. La consecuencia probablemente más grave de este fenómeno es que produce parálisis: el sujeto que la padece pierde parte de sus capacidades y de su potencial para sentirse bloqueado, incapaz de 'salir del agujero’.

A esas cuestiones de la psique de carácter personal hay que añadir las colectivas. Es en ese punto donde aparece la denominada ‘cultura del fracaso’, que tiene mayor recorrido en España, especialmente en temas empresariales. ¿Por qué existe esa percepción? Seguramente porque el miedo a fallar está instalado en la mentalidad colectiva en un sentido más intenso y negativo aquí que en otros países, por ejemplo, EEUU.

Tan es así, que los fundadores de la grandes compañías tecnológicas, entre otros, animan allá al emprendedor a equivocarse con el objetivo de aprender. ¿Que sale bien a la primera? Pues adelante. ¿Que sale mal? Pues se toma nota, se sacan las conclusiones pertinentes y a otra cosa. Sin dramas ni sensaciones de fracaso. En cambio, hasta el 45% de la población nacional sitúa la posibilidad de que el proyecto falle como el principal obstáculo para montar su propio negocio, según consta en el informe Global Entrepeneurship Monitor España, que incluye las conclusiones de 25.000 encuestas.

El fracaso, sobrevalorado en España

Aplicando el miedo al fracaso al ámbito de los negocios, lógicamente, si éste aparece, los efectos perniciosos pueden ser tan variados como catastróficos: inversiones erróneas, alteración de la actividad del negocio, problemas en la relaciones laborales (sea con los empleados o con los socios), etc. Así que, efectivamente, la cultura del fracaso está sobrevalorada. No obstante, esta circunstancia tiene una importancia relativa, ya que lo fundamental no son los problemas sino las soluciones a esos problemas.

¿Cómo vencer el miedo al fracaso empresarial? 6 consejos útiles

Ni el consultor más avezado, ni el conferenciante más brillante, ni siquiera el emprendedor más experimentado tienen una batuta mágica para que desaparezcan el miedo al fracaso empresarial y el vértigo antes citado. Sin embargo, aquí te planteamos media docena de consejos genéricos que pueden resultarte útiles para aprender a gestionarlo.

  1. La clave está en cambiar el enfoque. No es cuestión de ‘saltar sin red’, pero abrir un negocio debe plantearse también como una experiencia en la que aprender de los errores y ganar en conocimientos: emprender y tener que cerrar el negocio no significa necesariamente fracasar.
  2. Los expertos recomiendan mantener una postura abierta, dinámica y comprensiva con nosotros mismos. No sirve de nada juzgarnos con dureza, criticarnos o hasta autoflagelarnos, ya que seguramente sólo lograremos que el miedo crezca y se manifieste con mayor fuerza. Como es lógico, la sensación de duda y ansiedad se incrementarán en paralelo.
  3. Nunca está de más intentar descubrir al enemigo, analizar qué provoca la angustia (la presión familiar o social, por ejemplo) y tratar de relativizarla. Cuando estas sensaciones aparezcan, hay que intentar mantener la cabeza fría, evitar dejarse vencer por ellas y analizar la situación de una forma desapasionada. Sólo después de este ejercicio podrán tomarse las decisiones más adecuadas.
  4. Los psicólogos también avisan del peligro de caer en la trampa del autocastigo, que, en muchas ocasiones, es simplemente una fantasía de la mente, algo que no necesariamente sucederá. Muchas veces resulta más sencillo imaginar el peor escenario, mientras dejamos de lado la calma, el esfuerzo y la creatividad que podrían llevarnos a darnos cuenta de que existen docenas de soluciones ante un determinado problema.
  5. “No puedo, no soy suficientemente bueno, no valgo para esto”. Son algunas de las palabras más repetidas por los emprendedores. Ciertos pensamientos propios u opiniones de otros parecen empeñarse en evitar que el negocio alce el vuelo, en sabotearnos. Esas afirmaciones deben ser analizadas con sosiego, filtradas y, si corresponde, ignorarlas o, cuanto menos, matizarlas.
  6. Ningún emprendedor se libra de escenarios que no esperaba. Ante ellos, dinamismo. Esa postura ayudará a sortear los imprevistos que, sin duda, aparecerán a lo largo del camino. Resulta tremendamente más constructivo ‘tener cintura’, capacidad para adaptarse a los cambios, que echarse las manos a la cabeza ante la primera noticia negativa. A pesar de la obviedad, esta respuesta irracional surge en mayor número de emprendedores de lo que pueda parecer.

En último lugar, más allá de los consejos de los psicólogos y otros especialistas, es preciso destacar las recomendaciones de los propios protagonistas. Según los pequeños empresarios, resulta fundamental afrontar las adversidades con aplomo y sin perder la serenidad. Su máxima: “Luchar, luchar y luchar”. Nadie dijo que emprender fuese fácil.

"Conceptos como ‘error’ nos empujan a aprender y a volver a intentarlo, y palabras como ‘fracaso’ nos limitan a nosotros mismos y a los demás”. De nuevo, Fran Chuan.

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