La nieve no es del color que todo el mundo cree

La Cibeles cubierta de nieve

Lo lógico es pensar que la nieve es blanca, ¿por qué no iba a ser así? Pero si se tiene en cuenta que solo está compuesta por agua, la cual es transparente, las dudas empiezan a surgir.

La llegada de la nieve se hace evidente por dejar el suelo teñido de blanco, pero lo que no encaja del todo es qué convierte el agua transparente en blanca en la nieve.

Empezando por lo básico, cabe explicar que la nieve es un conjunto de copos que no son otra cosas que cristales de agua congelada alrededor de una mota de polvo. Estos copos tienen forma de estrella de 6 brazos y están formados por alrededor de un quintillón de moléculas, lo que hace que cada uno sea único.

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Los copos se forman en nubes saturadas de gotas de agua cuya temperatura desciende hasta los -12ºC y a medida que estos se juntan entre ellos, quedan huecos de aire. Y aquí está la clave. La blancura de la nieve es debida a las múltiples reflexiones que sufre la luz al atravesar la nieve, debido a la presencia de duchos espacios de aire, según explican desde Meterored. Así, la luz que incide en los copos no es absorbida y sale rebotada hacia todas las direcciones. 

Algo parecido ocurre con las nubes, las cuales están compuestas en su gran mayoría de agua y a la vista son blancas por estar formadas de agua y burbujas de aire.

A diferencia de estas, el hielo no contiene huecos de aire y por esta razón la luz se dispersa exhibiendo un color transparente, como explican desde El Economista.

Qué ocurre cuando la nieve se tiñe de otro color

La nieve siempre es de color blanco –al menos a la vista–, pero hay ocasiones en las que parece coger otras tonalidades.

Por ejemplo, a veces puede parecer de color azul cuando la ves a cierta distancia.

También se han visto estaciones de esquí teñidas de nieve con una tonalidad marrón, pero esto se debe a las partículas de polvo en suspensión arrastradas por el viento.

En algunos lugares de alta montaña también se ha visto que la nieve adquiría un tono rojizo debido a unas microalgas llamadas Chlamydomonas nivalis.

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