Los niños 'amish' han desarrollado una inmunidad al asma gracias a las granjas tradicionales: esto es lo que dice la ciencia

lancaster, familia amish

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Los amish son una comunidad protestante cuyo origen se sitúa en Suiza en 1693, cuando se desligaron de la iglesia menonita. Tras ser perseguidos, los amish se establecieron en Pensilvania (Estados Unidos) en el primer cuarto del siglo XVIII.

Desde hace unos años esta comunidad ha suscitado mucha curiosidad. Su estilo de vida, su vestimenta tradicional, su resistencia a las nuevas tecnologías... Pero ahora, también han sido foco de una nueva investigación científica. 

En 2016 en una investigación publicada en la revista New England Journal of Medicine, se llegó a la conclusión de que los niños amish tenían una respuesta inmunitaria innata contra el desarrollo del asma.

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En un primer momento, se pensó que la respuesta lógica a esta inmunidad fuera que, al vivir en un ambiente rural, estaban más alejados de la contaminación, una de las causas de esta enfermedad, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Por ello, para comprobar si esta era la razón, los investigadores también analizaron si esto ocurría en un comunidad similar, los huteritas.

Para el estudio, se obtuvo un muestra del perfil genético de 60 niños, 30 amish y 30 huteritas. Es cierto que es una muestra pequeña, pero no es fácil acceder a estas comunidades, según explicaron los investigadores. 

Lo bueno, es que incluso con esta muestra tan pequeña, se dieron cuenta de algo: entre los amish no había ningún asmático, mientras que entre los huteritas había 6 niños con asma. Además, también concluyeron que los primeros tenían un sistema inmunitario innato más activado.

Un diferencia determinante

Una vez descartada la posibilidad de que la inmunidad al asma viniera dada por la lejanía de estas comunidades de lugares con contaminación, debían pasar a una segunda fase del estudio. La observación

Aquí compararon ambos estilos de vida para ver en qué diferían y si esto podía ser determinante para el estudio. 

Pese a que el estilo de vida era prácticamente idéntico, hubo un detalle que diferenció a los amish de los huteritas. En el trabajo del campo los huteritas sí que han admitido la introducción de mecanismos tecnológicos modernos que les faciliten las tareas, en cambio, los amish no.

Además, los investigadores también recabaron muestras de polvo y aire de los hogares de ambas comunidades y en el de los amish encontraron hasta 7 veces más niveles de endotoxinas. 

Según un estudio anterior llevado a cabo por Epidemiology of Home Allergens and Asthma, los expertos ya habían observado que la presencia de endotoxina en cantidades elevadas en el polvo obtenido (más de 100 UE/mg) se asoció con un aumento del 29% en el riesgo de padecer sibilancias (sonidos al respirar cuando existe asma o enfermedades respiratorias) alguna vez durante el primer año de vida, por lo que era un dato importante.

¿Por qué los niños amish crearon una resistencia a ellas? Aún quedaban 2 incógnitas: las diferencias en la calidad del aire y la respuesta inmunitaria, pero no tenían el punto de unión para ambas. 

La nueva investigación

Granja industrial.
Granja industrial.

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 Uno de los participantes de la antigua investigación, Mauricio Marques dos Santos, ha abierto una nueva vía junto a Shane Snyder, director ejecutivo delNanyang Environment and Water Research Institute de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur). 

Han identificado los compuestos químicos precisos que diferenciaban al aire de las granjas amish. Y, en concreto, uno de ellos ya ha demostrado que es eficaz para prevenir el asma en un ensayo realizado en cultivos con células de pulmón humano.

Snyder confesaba que este hallazgo tiene un impacto de gran alcance en la salud humana, ya que supone que en base a ese compuesto, se podría encontrar una cura para el asma. Una enfermedad que afecta a más de 260 millones de personas en el mundo y que fue responsable de 461.000 muertes en 2019, explican en El Español.

El equipo ahora está analizando cómo replicar ese compuesto químico y producirlo en masa sintéticamente con el fin de conseguir una posible terapia farmacológica. Además, seguirán probando el resto de compuestos para comprobar su eficacia contra el asma.

¿Cuál fue el punto de inflexión?

Un hombre de la comunidad 'amish' arando la tierra en Lancaster, Pennsylvania.
Un hombre de la comunidad 'amish' arando la tierra en Lancaster, Pennsylvania.

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 Parece que la diferencia más evidente, es que ninguno de estos compuestos que "combaten" al asma estaba presente en granjas industriales. Según Snyder, "parece que los animales que viven en estas granjas rurales no están bajo estrés y, tal vez, estén produciendo diferentes químicos en comparación con los animales que sí lo están".

Además, Marques Dos Santos añade que, cuando se administran alimentos y antibióticos a los animales en las granjas industriales cambian su microbioma, lo que conduce a cambios químicos en las proteínas dentro de sus cuerpos y que eso afecta a los humanos que trabajan con ellos y a los productos resultantes.

Esta no ha sido la única investigación que relaciona las granjas tradicionales como posible cura contra el asma y otras alergias, otro estudio publicado en Clinical and Translational Allergy  por la Universidad de Viena, también lo hizo.

Concretamente estudiaron las granjas bovinas de cría tradicional y cómo influía una proteína del suero de la leche de las vacas que, a través de la orina de estas, hacían llegar sus compuestos a las granjas. Y, del mismo modo, era beneficioso contra el asma.

Por ahora, la única certeza rotunda es que los niños que están expuestos desde edades tempranas a ciertas toxinas, en este caso a endotoxinas, crean respuestas inmunológicas ante estas.

Los investigadores seguirán trabajando en la posibilidad de encontrar una cura o un fármaco que mejore la situación de las personas con asma, gracias a estos nuevos hallazgos. 

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