Más de 1,5 millones de niños en el mundo han perdido a un padre o cuidador principal por COVID-19: así puede afectarles, desde problemas de salud mental hasta riesgo de suicidio o violencia

Katherine Tangalakis-Lippert,
Niña llora abraza a su madre, durante pandemia por covid-19

Inquam Photos/Octav Ganea via Reuters

Tras 2 años de pandemia de COVID-19, los expertos empiezan a preguntarse por el impacto duradero que tendrá el coronavirus en la salud mental de la actual generación de niños.  

"Pensé: 'Es culpa mía que mi padre haya muerto'. Porque creí que si hubiera hablado con él o hubiera estado a su lado, probablemente estaría vivo", comparte Natasha Beltrán, una niña de 12 años, a CBS News

El padre de Beltrán, Julián Peña, murió de COVID-19 con solo 50 años en un hospital del Bronx, Nueva York (EEUU), en 2020. Desde entonces, su familia es una de los miles que están navegando por complejos sentimientos de dolor y trauma causados por la pérdida de un cuidador principal durante la pandemia. 

Aunque se ha prestado mucha atención al impacto del distanciamiento social y el uso de mascarillas en las escuelas durante la pandemia, son menos los estudios que han rastreado cuántos niños han sufrido muertes relacionadas con el coronavirus y cómo están gestionando su duelo.

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Un estudio reciente estima que 140.000 niños en Estados Unidos han perdido a uno de sus padres o a su cuidador principal a causa del COVID-19 entre el 1 de abril de 2020 y el 30 de junio de 2021, con pérdidas desproporcionadas entre los niños nativos americanos, negros e hispanos. Un estudio global estima que esa cifra es de más de 1,5 millones en todo el mundo.

"Las experiencias adversas en la infancia se asocian a un mayor riesgo de todas las causas principales de muerte en la edad adulta", explica a NPR Susan Hillis, epidemióloga de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y autora principal del estudio estadounidense.

La pérdida de uno de los padres está asociada a problemas de salud mental, así como a una escolarización más breve, una menor autoestima, comportamientos sexuales de riesgo y riesgos de suicidio, violencia, abuso sexual y explotación, prosigue el estudio de Hillis.

Para Beltrán y su familia, el apoyo ha llegado en forma de una organización sin ánimo de lucro llamada The Children's Village, que ofrece servicios de salud mental para niños en Nueva York. 

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En otros estados han surgido organizaciones sin ánimo de lucro similares en respuesta a este tipo de pérdidas, cuyos profesionales se centran en proporcionar un espacio seguro para que los niños bajen la guardia y no se preocupen por ser resilientes ante la pérdida.

"La resiliencia no quita el trauma", advierte a CBS News Daphne Torres-Douglas, vicepresidenta de servicios de salud mental de The Children's Village. "Todavía tenemos que abordar el hecho de que están sufriendo", añade.

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