Un andalucismo cultural está transformando a la 'generación del mollete' que vota este 19-J, y así podría revolucionar el panorama político de la comunidad en unos años

Un hombre en una manifestación con una bandera de Andalucía.
Un hombre en una manifestación con una bandera de Andalucía.

REUTERS/Jon Nazca

La mejor forma de entender cómo están cambiando las cosas en Andalucía es a través de dos imágenes. Una, la de este mitin de Mariano Rajoy en Dos Hermanas (Sevilla), en 2009. Un mar de banderas del partido, algunas de España, y unas pocas andaluzas. Otra, esta, tomada hace días en otro mitin del PP. La mayoría de las banderas que se agitaban eran verdiblancas.

¿Qué tienen en común Blas Infante, la rapera Gata Catanna, grupos como Califato¾ o un mollete tostado con aceite? ¿O incluso aquel controvertido anuncio de Cruzcampo estrenado hace ya un año?

Todas estas figuras forman parte del imaginario de un "nuevo andalucismo" que se intenta articular políticamente. Esta es la tesis —muy simplificada— del politólogo Jesús Jurado, que publicó hace unas semanas el ensayo La generación del mollete (Lengua de Trapo, 2022).

Sobre este ensayo y sobre la realidad política y cultural andaluza su autor, Jurado, que trabajó en comunicación política para organizaciones como Podemos hasta 2018, habla con Business Insider España. Durante la conversación, Jurado ofrece algunas claves sobre cómo la sociedad andaluza podría seguir evolucionando, más allá de las elecciones de este domingo 19 de junio.

Una de esas claves es la idea de que este nuevo andalucismo, que continúa en una fase "embrionaria, muy temprana" no solo supone la configuración de nuevos espacios políticos que traten de articularlo, como es Adelante Andalucía. Este nuevo andalucismo también permea en grupos como el PP en unos términos que hace unos años eran inimaginables.

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"Más que de un resurgir del movimiento andalucista, lo que planteo es la configuración de una nueva articulación política de la identidad andaluza que bebe mucho de olas anteriores", explica Jurado. "Pero más que de los movimientos políticos y sociales de la ola anterior, esta nueva ola es heredera de la construcción de la identidad que se hace fundamentalmente desde las instituciones".

Las elecciones autonómicas de este domingo supondrán el comienzo de la duodécima legislatura en el Palacio de San Telmo, sede del Parlamento de Andalucía. El Estatuto de Autonomía de la región, de 1981, fue reformado en 2007. Pero fueron los andaluces nacidos en los 80 la primera generación que construyó su identidad "desde el poder, y no contra el poder".

Las niñas y niños andaluces celebran el 28 de febrero —el Día de Andalucía— con un desayuno andaluz en los colegios. "El máximo exponente de la construcción de la identidad desde el poder", apunta Jurado, que con su libro trata de profundizar en cómo el identitarismo andaluz cobra fuerza y cómo se lee "en clave generacional" esta "articulación política de la identidad".

En esos términos, las elecciones andaluzas de este domingo 19 de junio no servirán de termómetro para determinar si ese "nuevo andalucismo" que plantea Jurado en su ensayo ya se ha convertido en un movimiento político, ya que incide en que está en una fase "embrionaria". 

Pero sí será interesante ver si organizaciones como Adelante Andalucía, que reclaman "una voz propia" para la autonomía, se consolidan en las instituciones.

La autonomía entra en crisis, los jóvenes vuelven a emigrar

En Andalucía ha gobernado el PSOE durante décadas. Todo cambió en las elecciones de diciembre de 2018, las primeras en las que Vox llegó a un parlamento autonómico en España. El partido de extrema derecha colmó otro hito este mismo año, después de que lograsen pasar a formar parte del gobierno castellanoleonés con el PP. La historia podría repetirse en Andalucía.

Pero mientras este partido crece en toda España, los andaluces siguen inmersos en un singular proceso sociológico que Jurado remonta precisamente a la "decepción" con el autonomismo que comenzó a evidenciarse con el movimiento 15M de 2011.

"Desde la crisis de 2008 y 2010 hasta la actual se vienen a romper una serie de expectativas que se habían construido en torno a nuestra generación. Esta ruptura se da en todas partes, pero en Andalucía se da de una forma mucho más acuciante. El punto de partida de Andalucía era mucho peor", desliza el experto.

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Cuando en la Transición surge el andalucismo, este nace como un movimiento que hunde sus raíces en un malestar muy material, social y político. "Se plantea casi en términos de superación del subdesarrollo". A partir de los 90, el andalucismo pierde el cariz reivindicativo y pasa ser un movimiento "de autoafirmación, autocomplaciente".

Un movimiento que, en resumidas cuentas, "construye unas perspectivas de futuro ligadas a la entrada a la Unión Europea, al siglo XXI". "En Andalucía la diferencia entre las expectativas de nuestra generación y las expectativas de la generación de nuestros padres y nuestros abuelos es mucho mayor".

Algunas de las líneas maestras de los programas políticos con los que formaciones como PP, PSOE, Adelante Andalucía, Por Andalucía o Ciudadanos concurren al 19 de junio es precisamente el tratar de frenar la emigración andaluza, la pérdida de talento, la escasa capacidad de retenerlo que hay en la comunidad.

"Estamos teniendo que emigrar en porcentajes que desde luego no se veían desde los años 50. Eso supone el mayor fracaso de un Estatuto de Autonomía que tenía, entre sus principales objetivos, el final de la emigración y poner fin a esa dependencia y a esa subalternidad histórica andaluza, que le obligaba a exportar mano de obra. Hemos vuelto al mismo punto de partida", apunta Jurado.

De la misma crisis con la que se construye este andalucismo también surgen alternativas como Vox

Jesús Jurado enfatiza en cómo las anteriores olas andalucistas se centraban más en los problemas materiales de la comunidad y "de alguna manera" rechazaban "definiciones esencialistas de la cultura andaluza" así como sus hechos "diferenciales". "Frente a eso, esta ola sí que tiene mucho más en cuenta la necesidad de tomar en serio la cultura y los hechos diferenciales culturales".

"Es una forma de complementar el hecho socioeconómico, que por supuesto también existe. Sobre todo, con la necesidad de que la única forma de construir una identidad vigorosa en términos políticos y articularla es darse cuenta de que no se puede construir solamente sobre los problemas. Al final, si ser andaluz es una forma de definir 'ser pobre' en España, no existiría la posibilidad".

Así, este nuevo auge del andalucismo hunde sus raíces en una tormenta perfecta: la desafección política que se constata en el 15M con las recientes crisis económicas. La cuestión, destaca Jurado, es que sobre esos cimientos también surgen alternativas como las de Vox: "En el fondo son dos caras de la misma manera".

"Cuando empezamos a formular la hipótesis de un nuevo andalucismo lo planteábamos desde la ruptura del consenso andalucista, de la derrota de sus grandes objetivos y consensos que existían en torno al autogobierno. Se habían roto promesas e incumplido expectativas, las propias instituciones estaban profundamente corrompidas tras décadas de gobiernos socialistas", expone.

"Planteábamos volver al punto de partida, retomar los ideales autonomistas para corregir una situación que claramente se había desviado de sus objetivos iniciales". 

Pero siempre hay un pero. "Lo que no estábamos siendo capaces de ver es que de la misma frustración había una alternativa, una articulación política diferente que planteaba que la autonomía, que todo lo que se había construido en torno a nuestra identidad, había sido un engaño de los políticos para despilfarrar nuestros impuestos en prostíbulos y cocaína".

"Son dos respuestas antagónicas e incompatibles pero que provienen del mismo hecho: la crisis absoluta de la autonomía andaluza". 

Eso no quiere decir que el andalucismo sea netamente de izquierdas: el giro autonomista del PP

Aunque la idea de un nuevo andalucismo lo empezaron a subrayar Jurado y algunos compañeros suyos cuando se empleaban en formaciones como Podemos, lo cierto es que lo generado hasta ahora no es patrimonio únicamente de la izquierda andaluza. El propio Partido Popular ha protagonizado un giro al autonomismo muy singular.

Lo explica así Jurado: "Es de lo más interesante que ha pasado en estos 4 años. El PP forma gobiernos con Ciudadanos y con Vox, eso es innegable. Lo interesante es el giro que da el PP para construirse una marca y un proyecto propios que les permita reforzarse en una comunidad como la andaluza, en la que no lo iba a tener nada fácil".

"Una comunidad que se había construido a imagen y semejanza del Partido Socialista, en la que se confundía de forma premeditada lo que era la propia identidad andaluza con las instituciones de la Junta y el partido que las gobernaba". "El PP logra heredar todo eso y son capaces de apropiárselo de forma exitosa en apenas 3 años".

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No es algo extraordinariamente nuevo: el Partido Popular andaluz que dirigió Javier Arenas debatió y apostó por "un andalucismo constitucional" cuando el Estatuto de Autonomía se reformó en 2007. "Pero siempre había existido el temor y la gente nunca terminó en confiar que el PP se creyese todo lo que era Andalucía y su autogobierno".

"Ahora Juan Manuel Moreno Bonilla es el primero que se reivindica orgullosamente andalucista".

"No creo —no quiero creer— que ese andalucismo de derechas sea una aberración ideológica ni una imposibilidad histórica. Pienso, más bien, que la consolidación de una derecha andaluza civilizada, comprometida con la democracia, orgullosa de su identidad, partidaria del autogobierno, podría ser el mayor éxito de la Andalucía autonómica", escribe Jurado en La generación del mollete.

Con todo, esta "crónica de un nuevo andalucismo" que escribe Jesús Jurado no implica que esta se vaya a trasladar de forma inmediata a las urnas este domingo. "Se trata de un movimiento cultural emergente que en el ámbito social y cultural todavía está en una fase embrionaria".

"Esos cambios culturales que hace casi 4 años eran casi intuiciones y ahora son patentes, no se traducen nunca de forma inmediata, directa o automática en términos políticos. Hay que ir enhebrando estas manifestaciones culturales con demandas políticas". Pero por ahora son fenómenos "que van en dimensiones paralelas". "No se pueden medir en unas elecciones".

Las urnas del 19-J sí podrían constatar la consolidación de una nueva fuerza andalucista

En 2015, el Partido Andalucista se disolvía. En 2019, formaciones como el Bloque Nacionalista Gallego regresaban al Congreso de los Diputados. De forma prácticamente paralela, Teresa Rodríguez, que hasta entonces había sido la líder del espacio de Podemos en Andalucía, reclamaba que la región debía volver a tener "una voz propia", también en Madrid.

"En estas elecciones será importante ver si Adelante Andalucía es capaz de consolidarse. Hace 3 meses, cuando empezaba con el libro, me preguntaban también mucho por esto. La cuestión es si Adelante es capaz de meterse en las instituciones, si se puede consolidar". En los últimos estertores del Partido Andalucista la sociedad había dejado de contar con ellos.

"Después de casi 20 años surge la emergencia de nuevo por contar con fuerzas políticas andalucistas en instituciones del ámbito autonómico. No sería descartable su traslado incluso su traslado a instituciones estatales, lo cual sería una novedad importante, tras más de 40 años".

Pero "habría que verlo". "No solo los grupos políticos de obediencia andaluza son capaces de articular estos movimientos. En su momento, el que fue capaz con diferencia de apropiarse el andalucismo fue el PSOE".

Un andalucismo que en ningún caso tiene que ver con un ideal independentista. "El independentismo no ha tenido nada que ver ni con la génesis de este nuevo andalucismo ni creo que tenga un peso relevante. Es importante explicarlo fuera", concede Jurado. "Es una confusión enorme cuando el que está empeñado en ser ahora más andaluz que nadie es el propio Moreno Bonilla", ríe.

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