Existe un gran componente en la desigualdad de la brecha de género que tardará 209 años en cerrarse y que estamos ignorando

Mujeres trabajando en un invernadero.
  • La OIT alerta en su último informe que "la prestación de cuidados no remunerada es el principal motivo por el que las mujeres están fuera de la fuerza de trabajo".
  • Acabar con esta brecha llevará 209 años. Al ritmo actual se llegará a la igualdad en el trabajo cuidados en 2228, según señala la OIT. 
  • En todo el mundo, 606 millones de mujeres en edad de trabajar (o el 21,7%) realizan un trabajo de cuidados no remunerado a tiempo completo, en comparación con 41 millones de hombres (el 1,5%). 

La brecha salarial muestra la diferencia existente entre el trabajo remunerado en hombres y mujeres. Pero hay otra brecha todavía mayor: la de los cuidados. El trabajo no remunerado es, sobre todo, cosa de mujeres. 

Acabar con esta brecha llevará 209 años. Al ritmo actual, se llegará a la igualdad en los cuidados en 2228, según señala la OIT. 

Ellas han sido tradicionalmente descritas como "cuidadoras". La Organización Internacional de Trabajo en su último informe señala que "la prestación de cuidados no remunerada es el principal motivo por el que las mujeres están fuera de la fuerza de trabajo".

En todo el mundo, 606 millones de mujeres en edad de trabajar (o el 21,7%) realizan un trabajo de cuidados no remunerado a tiempo completo, en comparación con 41 millones de hombres (o el 1,5%).

Leer más: Qué es la brecha salarial y por qué las mujeres cobran menos

Y el ritmo de reducción de esta brecha es ínfimo. Entre 1997 y 2012, el tiempo que las mujeres dedicaron al trabajo doméstico y a la prestación de cuidados apenas disminuyó 15 minutos por día, mientras que el de los hombres sólo aumentó 8 minutos por día.

Este gráfico muestra cómo se reparte el trabajo pagado y el de los cuidados en las distintas partes del mundo. 

Diferencias entre trabajo remunerado y no remunerado en diferentes partes del mundo.

El informe de la OIT se muestra bastante pesimista respecto a los logros alcanzados en materia de igualdad. "Los avances para cerrar las brechas de género se han estancado, y en algunos casos se observa un retroceso", comienza el último informe bajo el título Un paso decisivo hacia la igualdad de género.

"Las brechas de género con respecto a indicadores esenciales del mercado de trabajo no se han reducido de una forma significativa en más de 20  años", espeta. 

El mismo documento señala que ya no puede afirmarse de manera creíble que las diferencias en cuanto al empleo entre hombres y mujeres obedecen al hecho de que las mujeres no quieren trabajar fuera del hogar. No ocurre ni en ninguna región, ni en ningún grupo de ingresos, apunta. En cifras, un 70% de las mujeres entrevistadas señalaron que preferiría tener un trabajo remunerado. 

En este contexto, la dedicación a los cuidados es uno de los frenos a la incorporación al mundo laboral. En 2018, solo el 45,3% de las mujeres tenía un trabajo. Una brecha de 25 puntos porcentuales entre la tasa de empleo deseada y la tasa de empleo real de las mujeres. 

Y una vez que las mujeres se incorporan al mundo laboral llega la brecha salarial 

Las mujeres ocupan, en general, trabajos en los que se cobra menos; tienen una menor presencia en los puestos directivos y suelen representar un mayor porcentaje en los empleos a tiempo parcial. La consecuencia: la brecha salarial. 

"La brecha salarial por motivo de género sigue siendo en promedio del 20% en todo el mundo", cifra el informe de la OIT, que al desagregar los datos se observa que este porcentaje oscila entre el 12,6% de los países con una media de ingresos más baja hasta el 20,9% de los que tienen una renta mayor. 

Y el problema, según señala el mismo informe citando a varios organismos, es que reducir esta brecha salarial tardará "demasiado" tiempo a los ritmos actuales. 

En este aspecto, el organismo señala que las diferencias salariales difieren en función de la distribución del rango salarial de las mujeres. De esta forma, en aquellos países con mayor renta la brecha salarial es mayor en los puestos altos.

Sin embargo, en países de rentas más bajas, ellas sufren una doble penalización, ya que, además de ganar salarios menores que los de sus compañeros ellas suelen estar inmersas en la economía informal.  

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