Los "despidos silenciosos" crecen en las tecnológicas, favoreciendo la imagen y la cuenta de resultados de las grandes empresas y perjudicando a los trabajadores

Kali Hays,
Diamond Naga Siu,
Mark Zuckerberg, CEO de Meta.
Mark Zuckerberg, CEO de Meta.

KENZO TRIBOUILLARD / Getty

  • Las empresas tecnológicas de todos los tamaños se enfrentan a los efectos de la volatilidad de la economía, lo que afecta a su estabilidad.
  • Muchas han aplicado medidas de reducción de costes, pero la última táctica es menos obvia: los despidos silenciosos.

Las empresas tecnológicas atraviesan una época convulsa. Para recortar costes, se están produciendo despidos en todo el sector tecnológico de Estados Unidos y es previsible que continúen, aunque algunas empresas están tratando de hacerlo de la forma más discreta posible.

En lugar de realizar despidos a gran escala, que suelen hacerse públicos —o al menos difundirse en toda la empresa—, las empresas están recurriendo a las revisiones de rendimiento y a las reestructuraciones internas para realizar recortes graduales. Esta estrategia tiene claras ventajas para las empresas, pero sobre todo inconvenientes para los trabajadores.

"Es una reacción muy drástica", afirma Lainie Cooney, directora de personal de la empresa de recursos humanos Bambee. "Cuando las empresas ponen en marcha programas masivos de mejora de rendimiento, la gestión inicial no ha sido buena y eso debería ser una preocupación de fondo para cualquiera que se quede".

Pongamos el ejemplo de Facebook. Sus propios trabajadores se refieren al proceso actual de la empresa, del que ya ha informado Business Insider, de identificar a un número específico de empleados como de bajo rendimiento como un "despido silencioso". Aunque la inclusión en un plan de mejora del rendimiento —también llamado PIP en el sector tecnológico, por sus siglas en inglés— ha sido habitual en el sector durante años, cada vez más empresas exigen que un número específico de trabajadores sea sometido a un plan de mejora del rendimiento y, en última instancia, "sea invitado a irse" de la empresa.

Se trata de un cambio importante con respecto al año pasado, cuando Facebook, Google, Microsoft, Amazon y casi todas las demás empresas tecnológicas competían ferozmente por el talento y hacían crecer sus plantillas por miles. Ahora, todas ellas están desesperadas por recortar, después de haber contratado en exceso durante la pandemia y de enfrentarse a un descenso de la inversión publicitaria, a la inflación y a las interrupciones del negocio en mercados internacionales como Europa y Rusia.

Estos factores hacen que los inversores y Wall Street presionen para que las empresas se centren en la rentabilidad, el flujo de caja y la reducción de gastos mediante la contratación de menos personal.

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Por qué esta situación beneficia a los empresarios

Mark Zuckerberg presentando las gafas de realidad virtual Oculus Go.
Mark Zuckerberg presentando las gafas de realidad virtual Oculus Go.

"Los despidos masivos son una clara señal para el mercado de que la empresa está en una trayectoria negativa", afirma Nicola Bianchi, profesor de la Escuela de Negocios Kellogg de la Universidad de Northwestern especializado en estrategia empresarial en el ámbito laboral. También es posible que un despido masivo "dañe la reputación de la empresa ante futuros candidatos a un puesto de trabajo" y que los consumidores de la compañía se sientan alienados, empatizando durante un tiempo con los trabajadores que han perdido su empleo.

"Los recortes silenciosos pueden ser una forma de lograr el mismo objetivo sin todas estas consecuencias negativas", afirma Bianchi.

Aunque a los trabajadores les pueda parecer injusto que las empresas les impongan nuevos requisitos o expectativas de rendimiento para corregir sus errores de contratación, Helen Rella, jefa de derecho laboral de Wilk Auslander, afirma que las empresas están en su pleno derecho de tomar la decisión que deseen cuando se trata de despedir a alguien.

A menos que exista un contrato de trabajo con disposiciones específicas o un convenio colectivo, casi inexistente en el sector tecnológico de Estados Unidos, las leyes de empleo "a voluntad" significan que una empresa puede despedir a cualquiera en cualquier momento y sin motivo alguno.

"No hay nada que prohíba a un empleador realizar procesos de despido masivo o prescindir de la gente", afirma Rella.

Sin embargo, desde el punto de vista estratégico, los programas masivos de mejora de rendimiento pueden dar a las empresas el poder de controlar la situación, explica Marisa Alguire, vicepresidenta de la sección nacional de trabajo y empleo de Akerman, que ayuda a las empresas a reducir sus plantillas.

"Permite a las empresas controlar el mensaje que rodea a la reducción del número de empleados", señala Alguire. "Lo que de otro modo podría estar vinculado a despidos por motivos económicos, puede ser calificado como otra cosa o incluso puede pasar desapercibido".

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Por qué perjudica sobre todo a los empleados

Empleados de Facebook

Cortesía de Comparably

La parte negativa de los despidos silenciosos recae en los trabajadores atrapados en el intento de sus empleadores de evitar la publicidad negativa.

"En los despidos masivos públicos, los trabajadores al menos saben que se les expulsa porque la empresa se enfrenta a problemas sistemáticos, y no por su rendimiento individual", afirma Bianchi.

Utilizar el rendimiento de los trabajadores y establecer nuevos estándares para juzgarlos, como lo que está ocurriendo dentro de Facebook, supone que los trabajadores carguen con el peso de una mala gestión.

"Meta está intentando disfrazar los recortes masivos como una serie de despidos 'individuales' basados en el rendimiento, aparentemente sin relación entre sí", indica Bianchi. "En cierto sentido, se intenta hacer recaer la responsabilidad de estos recortes masivos en los trabajadores, en lugar de en la propia empresa".

Esto también puede mermar la moral de los empleados, algo con lo que las empresas ya están lidiando desde el comienzo de la pandemia, subraya Alguire, de Akerman.

Meta no ha respondido a la petición de comentarios sobre la situación interna de la compañía.

Ilustración sobre business angel

La aplicación de planes de mejora del rendimiento a gran escala hace que los empleados se esfuercen por no quedarse de brazos cruzados, según Greg Selker, director regional de tecnología de la consultora Stanton Chase. Según él, los empleados deberían querer mejorar constantemente su rendimiento.

"Un poco de miedo no es malo", asegura Selker. "Las empresas están prestando atención no sólo a que sus empleados teman por sus puestos de trabajo y su sustento, sino también a que se aseguren de inspirar a sus empleados y de que éstos vean que trabajan por algo".

Sin embargo, los programas de mejora de la productividad a gran escala constituyen, en el fondo, un uso inadecuado de una herramienta de gestión que debería ir precedida de feedback y orientación, afirma Cooney, de Bambee.

"No creo que sea la forma correcta de gestionar a nadie", sentencia Cooney. "Si la forma de tener las cosas bajo control es poner a un montón de gente en programas de mejora de rendimiento, significa que antes se han cometido errores de gestión, culturales y de empatía".

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