Volar sigue siendo más seguro que estar en zonas concurridas, pero ómicron multiplica el riesgo de contagio

Desinfección de un vuelo de Hainan Airlines, por el brote de coronavirus, en el Aeropuerto Internacional Haikou Meilan en Haikou, China, 7 de febrero de 2020.
  • Volar en clase business es más seguro que hacerlo en la clase económica, según el principal asesor médico de IATA.
  • La variante ómicron podría multiplicar por 2 o por 3 las posibilidades de contagio dentro de un avión, aunque el riesgo sigue siendo menos que en los aeropuertos.
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Los pasajeros de los aviones tienen el doble o incluso el triple de posibilidades de contagiarse de COVID-19 durante un vuelo desde la aparición de la variante omicron, según el principal asesor médico de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que representa a casi 300 compañías aéreas de todo el mundo.

La alerta llega en un momento de máximo movimiento en el aire por los desplazamientos a causa de las fiestas navideñas.

Eso sí, según señala a BloombergDavid Powell, médico y asesor médico de la asociación, volar en clase business podría ser más seguro que en la zona económica.

El riesgo de transmisión en pleno vuelo sigue siendo mucho menor que en otros lugares concurridos (como los centros comerciales o el transporte público), gracias a los filtros de aire de grado hospitalario con los que cuentan los aviones.

Como apunta Powell, hay que asumir que el riesgo de contagio sería 2 o 3 veces mayor con la variante ómicron, tal y como se ha visto en otros entornos: "Cualquiera que sea ese bajo riesgo en el avión, debe aumentar en una cantidad similar".

Los pasajeros que tengan que coger un vuelo durante estas señaladas fechas tienen que seguir tomando las mismas precauciones que aplicaban hasta ahora: evitar tocar las superficies, lavarse constantemente las manos, ponerse la mascarilla y mantener la distancia social.

Cuando el pasajero tenga que quitarse la mascarilla para comer en un vuelo largo, lo recomendable es hacerlo cuando la persona sentada a su lado no lo esté haciendo. Es decir, evitar que ocurra a la vez.

Powell insiste en que no es cuestión de dejar de volar, sino de vacunarse y ponerse la dosis de refuerzo, tan importante con esta variante. 

El experto recuerda que la mayoría de los casos documentados de contagio en vuelo son de marzo de 2020, antes de que hubiera pruebas de detección o mascarillas. Es más, ni siquiera había protocolos de organización en los aeropuertos, donde la situación está algo menos controlada que dentro de las cabinas. 

Los requisitos para los flujos de aire a bordo son mucho más estrictos que para los edificios de los aeropuertos en general: dentro del avión, todo el mundo permanece sentado, orientado en la misma dirección, hay barreras físicas, tienes un alto grado de flujo de aire que es por lo general del techo al suelo, etc.

En cambio, la mayoría de estas medidas no están presentes en la fase de aeropuerto. Hay mucho más movimiento aleatorio, mucho más potencial de contacto cara a cara, y generalmente hay menos flujos de aire. Según Powell, las tasas de ventilación del aeropuerto son una décima parte, quizás, de lo que son en el avión.

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En cuanto a dejar los asientos centrales de las filas vacías, Powell señala, como ya han hecho otros expertos anteriormente, que no se ha visto que sea algo que aporte realmente muchos beneficios

Por otro lado, Powell indica que hay que seguir siendo estrictos con las normas ya establecidas y esperar a tener más datos sobre la variante ómicron antes de tomar otras medidas.

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