La variante ómicron provoca intensos dolores de espalda: 3 contagiados cuentan cómo los síntomas se asemejan a calambres menstruales, cólicos nefríticos o espasmos musculares

Una mujer con dolor de espalda.

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Noeleen Lynch ha sufrido dolores de espalda de forma intermitente durante toda su vida. Cuando el dolor reapareció a principios de febrero, no le dio importancia. Se tomó algunos analgésicos y salió a celebrar el cumpleaños de su marido. Pero la sensación, que era como un espasmo muscular persistente, siguió empeorando.

Dos días después, dio positivo en un test de COVID-19.

Lynch, directora de una organización benéfica de Belfast, en Irlanda del Norte, de 37 años de edad, desarrolló también otros síntomas, como la fatiga y la niebla mental. Pero el dolor de espalda fue, con diferencia, el peor.

"Era horrible", cuenta a Business Insider. "Realmente limitaba mi movilidad".

Le costaba meterse y salir de la cama o bajar las escaleras. No podía levantar a sus hijos pequeños, de 2 y 4 años. A los pocos días de estar enferma, se levantó de su silla después de una reunión importante, paralizada por el dolor. Su marido tuvo que guiarla hasta el sofá.

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Ahora figura entre los 20 principales síntomas de la variante, según el Zoe COVID Symptom Study, que utiliza una aplicación de smartphone para registrar cómo se sienten cada día cientos de miles de personas en todo Reino Unido. 

En un vídeo publicado el pasado 10 de febrero, el investigador principal del estudio, Tim Spector, afirmó que alrededor del 20% de los contagiados con ómicron declaraban tener dolor de espalda. De hecho, él mismo experimentó el dolor de espalda de primera mano durante su contagio con el COVID-19 en febrero. 

Business Insider ha hablado con otras 2 personas que atribuyeron su reciente dolor de espalda a ómicron. Ambos, al igual que Lynch, habían recibido 3 dosis de la vacuna contra el COVID-19. 

Una mujer con dolor de espalda.

Martin-dm/Getty Images

Alaina Bartel, una escritora y editora de 29 años de Cleveland (Ohio, Estados Unidos), describió su dolor de espalda como insoportable en enero, más o menos al mismo tiempo que su diagnóstico de COVID-19.

"Tuve una piedra en el riñón hace 2 años y fue muy parecido a eso", cuenta. "No podía respirar, de verdad, porque me dolía muchísimo".

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Bartel pensó en acudir a urgencias, pero el intenso dolor se resolvió al cabo de unos 15 minutos. Aunque dice que siguió teniendo un dolor sordo durante unos días más.

Katie Ferrari, una profesora de 33 años de Oakland (California, EEUU), también sufrió dolor de espalda aproximadamente un día antes de dar positivo en la prueba de COVID-19 en diciembre. Comparó la sensación con los calambres de la menstruación o con hacer balanceos con kettlebell en baja forma, "pero un poco más intensos".

Los médicos no están seguros de por qué el dolor de espalda es más frecuente con ómicron, ni de su duración

Un terapeuta da un masaje de espalda.

Craig F. Walker/The Boston Globe/Getty Images

Los médicos no están seguros de por qué el dolor de espalda es más frecuente con ómicron que con variantes anteriores como delta.

Puede ser un juego de números: ómicron causa más infecciones que otras variantes, por lo que es probable que produzca una gama más amplia de síntomas. También es posible que los médicos y los pacientes presten más atención a los síntomas más leves que en momentos anteriores de la pandemia, cuando no había vacunas disponibles y los casos de COVID-19 tendían a ser más graves.

Pero ómicron también podría atacar al organismo de formas únicas.

El Dr. Peter Whang, profesor asociado del Departamento de Ortopedia y Rehabilitación de Yale (EEUU), dice que el dolor de espalda entre los pacientes de COVID-19 es más parecido a un dolor muscular que a un nervio que se comprime. A menudo aparece de repente, especifica, junto con otros síntomas virales.

"Ciertamente, podría haber algo inherente a ómicron que hace que sea más probable que afecte al sistema musculoesquelético", explica. "Pero simplemente no tenemos esa comprensión en este momento".

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Algunos pacientes de COVID-19 con dolor de espalda pueden estar experimentando un brote de un problema existente, como la artritis o el dolor de espalda generalizado por estar demasiado tiempo sentado frente al ordenador. Las infecciones víricas producen inflamación, lo que puede exacerbar los problemas de salud subyacentes y generar nuevos síntomas.

"Si tienes un plazo de entrega muy ajustado y estás en tu asiento tecleando durante 8 horas, vas a tener dolor de espalda", señala Whang. 

"Creo que todos podemos estar de acuerdo en que, en su mayor parte, nuestro nivel de actividad puede no haber sido el mismo que antes de la pandemia, y obviamente ómicron llegó más tarde en este periodo".

Las 3 personas que han hablado a Business Insider sobre sus dolores de espalda explican que su sintomatología mejoró o se resolvió por completo desde que se contagiaron. Bartel dice que tomó medicamentos para el dolor durante unos días, pero que ahora se siente "100% mejor". Ferrari tampoco tiene síntomas físicos persistentes, aunque dice que su depresión ha empeorado tras pasar el COVID-19.

Lynch, por su parte, señala que su dolor de espalda aún persiste después de varias semanas, pero que ahora tiene mucha más movilidad. Atribuye su mejora a la visita de un fisioterapeuta, que le ayuda a estirar correctamente.

"Era bastante debilitante cuando duraba", describe el dolor tipo espasmo. "Afortunadamente, ha desaparecido".

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