Soy una nómada digital que ha visitado 59 países: la idea más equivocada que tiene la gente sobre mi vida es que no trabajo

Este artículo se basa en una conversación con Daisy Dyke, de 31 años, sobre sus viajes al extranjero y cómo se los ha costeado. Su perfil en Instagram y TikTok es @daisytraveldiaries, y ahí publica sus experiencias y comparte consejos de viaje. La conversación ha sido editada para una mejor extensión y claridad.

Soy de la costa sur de Inglaterra y me crié en un pueblo muy pequeño cerca de Blandford, donde viven unas 2.000 personas.  

Cuando era pequeña, me obsesionaban los documentales sobre la naturaleza y desde muy joven supe que quería viajar y explorar.

En 2011, cuando tenía 18 años, me tomé un año sabático y me mudé sola a Australia. Mientras vivía en el país, conseguí trabajo, hice amigos y encontré un lugar donde vivir. 

Después de unos 8 meses de viaje, volví a Inglaterra y asistí a la Universidad de Liverpool. Elegí Liverpool porque era una de las ciudades más grandes, más concurridas y más alejadas de mi ciudad natal. 

Después de 3 años de estudios, me gradué en Psicología. Al principio, no sabía qué quería hacer en mi carrera profesional. Lo único que sabía era que quería explorar el mundo y encontrar la manera de hacerlo mientras ganaba dinero.

Aprendí que tendría que trabajar si quería viajar por el mundo

Antes del Brexit, era súper fácil y común para los británicos trabajar un verano en Europa.

En 2014, volé a Grecia y trabajé de camarera en un complejo turístico de Zakynthos. Para encontrar el trabajo, literalmente busqué en Google "trabajos de verano en Europa". Presenté mi solicitud, tuve mi entrevista y me contrataron. 

La empresa me pagó los vuelos, el alojamiento y la comida. Además, me pagaban un sueldo. Fue perfecto.

Aunque no me fui con ahorros, el dinero que ganaba era suficiente para pagar el alcohol y los viajes de un día. 

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En 2014, volví a casa durante unos meses y trabajé en 2 empleos a tiempo completo para ahorrar dinero. Durante el día trabajaba en una oficina, y por las noches y los fines de semana trabajaba en un bar. 

Después de ahorrar 2.500 libras (alrededor de 2.875 euros al cambio actual), dejé el Reino Unido y volé a Sudamérica, donde pasé 2 meses y medio de mochilera por Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Brasil.

Me gasté casi todos mis ahorros.

A veces tenía varios trabajos

Después de viajar por Sudamérica, volé directamente a Nueva Zelanda para empezar a trabajar con un visado de vacaciones. Depende del país, pero este visado te permite vivir y trabajar en el extranjero durante un máximo de 2 años.

Llegué a Nueva Zelanda sin mucho dinero. Al cabo de un tiempo, hice algunos amigos y conseguí un trabajo en uno de los albergues más grandes de Queenstown.

Eso significaba que todo mi alquiler y mis facturas estaban cubiertos. Solo tenía que ofrecerme como voluntaria 15 horas a la semana para hacer cosas como cambiar las camas o limpiar las habitaciones. Mientras tenía ese trabajo, también tenía otro en un bar que ofrecía un buen sueldo. 

Tras unos 5 meses viviendo en Queenstown, había ahorrado lo suficiente para mudarme.

La gente tiene la idea equivocada de que los nómadas digitales no trabajan

Hasta 2023, he visitado 59 países. 

Cuando empecé, no me consideraba una nómada digital. Eso cambió en 2021 cuando volé a México.

Empecé a dar inglés online y ganaba unos 1.500 dólares al mes (1.375 euros). Luego pasé 6 meses solicitando trabajos remotos, y finalmente conseguí un trabajo completamente remoto con una compañía de viajes nómada digital que me pagaba 2.500 dólares (2.295 euros) al mes. Eso era suficiente para cubrir mis gastos de alojamiento y viaje.

En 2022 empecé a trabajar por mi cuenta. Creo contenidos de viajes para marcas, doy clases sobre cómo vivir y viajar al extranjero, y también soy anfitriona de viajes en grupo. 

Ahora mismo estoy en Colombia en un retiro de nómadas digitales. Somos 18 personas viajando juntas por el país y viviendo en un hostal. El 80% de nosotros trabaja en empresas con horarios fijos.

Entre semana, cada uno hace su trabajo. Pero después del trabajo y los fines de semana, salimos a explorar. 

Este año, por mi cumpleaños, mis amigos me organizaron una fiesta sorpresa. Subí a una de sus habitaciones y 20 personas que había conocido hacía sólo un par de semanas hicieron una cuenta atrás para mi cumpleaños. Fue precioso. Todo el mundo se abrazaba, saltaba y hacía fotos.

Creo que la gente ve nuestras vidas y piensa que es una gran fiesta, pero no te creas todo lo que ves en redes sociales.

Todos trabajamos duro. Lo que pasa es que lo hacemos desde lugares preciosos de cualquier parte del planeta.