Así trabaja un fotógrafo gastronómico: iluminación como eje principal, un método de trabajo bastante específico y multitud de lentes y focos

Pablo Gil es un fotógrafo gastronómico especializado en dar sabor a las fotos.
Pablo Gil es un fotógrafo gastronómico especializado en dar sabor a las fotos.
  • Aprender a hacer fotos a cualquier tipo de comida no siempre es sencillo y un montón de factores entran en juego: la iluminación, la presentación de los platos o simplemente ser original para desmarcarte del resto. 
  • Si buscas aprender a fotografiar platos, aquí vas a encontrarte con varios trucos de Pablo Gil, un experto fotógrafo gastronómico capaz de dar auténtico sabor a sus imágenes, con los que seguro que aprendes algunas cosas muy interesantes. 
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El mundo de la fotografía y más todavía la que está especializada en gastronomía es muy complicada.

Hay que tener en cuenta cientos de factores externos como la iluminación, el encuadre, la composición o incluso el método de trabajo para poder hacer una buena foto de cualquier plato. 

Sacar fotos es algo al alcance de cualquiera, sobre todo ahora que con cualquier smartphone tiene una cámara más que decente para capturar lo que se te ocurra, pero saber cómo hacer fotografías profesionales es otra cosa muy diferente

No es simplemente buscar un escenario, colocar el objeto y darle a disparar. Al menos si buscas algo que se diferencie del resto. 

Este columpio en un mirador tuvo que cerrar por exceso de turistas en busca de la foto perfecta para Instagram

Si estás buscando fotos de comida originales, tienes que tener en cuenta la disposición, el encuadre, la iluminación o muchos otros factores que influyen en la decisión final. 

Pablo Gil es un fotógrafo gastronómico especialista en dar sabor a las fotos que, además de ser embajador de Sony en el ámbito de la fotografía, está especializado en crear bodegones que entren por los ojos. También es director de Fotografía y CEO de Kamándula en donde crea composiciones francamente originales. 

Así es el día a día de un fotógrafo especializado en gastronomía. 

Este es el equipo más adecuado para esta disciplina.

La clave es apostar por una cámara ligera con un sensor full frame, como una Sony A7C con un lente todoterreno FE24-105mm. 

Además, Pablo recomienda añadir un flash de estudio a batería, ya que es mucho más fácil de transportar de manera cómoda, así como una ventana difusora de 2x3 y un snoot para jugar con luz dura.

A continuación, toca especializarse, incluso dentro de la fotografía gastronómica.

Aunque pueda sonar extraño, no solo vale con especializarte en fotografía gastronómica, sino que dentro de este campo hay muchas variantes posibles y es vital decantarse por una concreta para poder sacarle todo el partido posible. 

"La fotografía gastronómica abarca muchas disciplinas, como servicio dentro del sector HORECA hasta publicaciones artísticas y editoriales", apunta Gil. 

La clave de todo es la iluminación, ya que realmente es lo que diferencia una buena imagen de una fotografía profesional. "Es importante empaparte del mundo gastronómico y amar la cocina, así como iluminar y trabajar con alimentos, botellas y otros productos gastronómicos", explica. 

Presta atención a los estímulos que impactan de manera directa en el cerebro para dar con el color correcto para cada imagen.

Está claro que saber cómo eliminar una fotografía es algo fundamental y es lo que diferencia una buena imagen de una totalmente profesional: "De ella depende que un plato parezca apetitoso, jugoso y por el contrario un plato triste o seco", apunta Gil. 

Lo más importante es saber jugar con los brillos, colores y texturas que impactan de manera primitiva en nuestro cerebro. Por ejemplo, una foto amarillenta se relaciona con comida en mal estado y fotos mal iluminadas restarán frescura a los alimentos.

La naturalidad es la clave para que los platos luzcan mejor que nunca.

El color también es un absoluto básico en la fotografía gastronómica. "No es lo mismo un proyecto de otoño que uno primaveral", argumental Gil. "Al final, de todas formas, la clave es la naturalidad". 

La clave para hacer fotografías profesionales gastronómicas es apostar por los colores naturales y originales de los alimentos en su máximo esplendor. El problema es que es una lucha constante con el reloj y para eso es fundamental resucitar estos puntos en la postproducción: "Cuando fotografiamos alimentos, sufrimos una lucha contra el reloj, porque el producto se deshidrata perdiendo saturación, brillo y otras propiedades, por lo que a veces toca resucitar esto en la postproducción de la fotografía". 

En cuanto a lentes y encuadres... ¿Cuáles son los mejores?

Otro punto vital para hacer fotografías de comida que se diferencien del resto es dar en el clave con las lentes o incluso los tipos de encuadre con los que capturar una imagen. 

Lo mejor para hacer frente a este problema es apostar por varios diferentes: "En mis trabajos suelo hacer 3 tipos de encuadres, desde más abiertos con planos más generales, algunos de ellos cenitales, planos medios con elementos protagonistas claros como un bodegón y encuadres más cerrados donde el detalle y la textura son lo más importante", enumera Gil. 

En este sentido, el fotógrafo apuesta por una lente 100mm GM SFT que aporta unos desenfoques muy orgánicos y dulces, algo extraño, ya que está pensada para fotos de naturaleza o deportiva. También sugiere usar un zoom 100-400mm GM, que en su posición de 400mm logra aportar una amplitud y una mínima deformación que quedan francamente bien. 

¿Solo o acompañado? Así puedes darle protagonismo al plato principal aunque haya muchos más elementos en la escena.

A la hora de crear una buena composición de una fotografía es fundamental que el plato principal sea el protagonista de la escena aunque existan más elementos en los que fijarse. 

En este sentido, Pablo tiene tres claves para enfocar de manera correcta en la fotografía gastronómica

Lo más básico es la composición: "el protagonista ocupará una posición relevante dentro del encuadre", explica Gil. "No necesariamente en primer término, pero rara vez los colocaremos detrás".

En segundo lugar, es clave manejar bien el control de la profundidad de campo. "Los objetos desenfocados son secundarios, estén en último como en primer término", contextualiza Gil. "Dejamos al elemento principal perfectamente nítido y se genera tridimensionalidad en la foto".

Por último, la iluminación, que juega un papel fundamental: "iluminar más la zona donde se encuentra el protagonista ayuda mucho y además deja en la oscuridad las zonas menos importantes", cuenta. 

¿Y el método de trabajo? Tres pinceladas básicas: preproduccción, producción y postproducción.

Evidentemente, si quieres trabajar como fotógrafo gastronómico profesional, una de las cosas más importantes es que cuentes con un buen método de trabajo. En este sentido, Pablo Gil lo resume en tres pinceladas: preproducción, producción y postproducción. 

En la primera parte, se hace un estudio y se aclaran los materiales que se van a utilizar, así como el tipo de iluminación o hasta un casting de modelos si es necesario. Es una etapa más de preparación que otra cosa. 

La producción es el trabajo puro y duro en donde tiene lugar la sesión de fotos y aquí Pablo matiza que siempre trabaja con el portátil conectado, para que el cliente pueda seguir la sesión cómodamente y no se pierda ningún detalle. 

Lo mejor para este día es jugar con muchos reencuadres para tener la máxima flexibilidad, así como jugar de manera correcta con la luz para que las texturas y colores sean como deben.

Por último, en el proceso de postproducción, toca sentarse en el ordenador para corregir las cosas que no ha salido como se esperaba y darles los matices que faltaban. 

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