Qué pasará con el Brexit si el Parlamento británico rechaza el acuerdo revisado de Theresa May con la UE

Pavel Ramírez
- Actualizado:
Una figura alegórica de Theresa May en el carnaval de Dusseldorf.
Una figura alegórica de Theresa May en el carnaval de Dusseldorf.
  • Theresa May se enfrenta a 3 días decisivos para el futuro de su acuerdo con la UE y para saber si finalmente se producirá un Brexit duro el próximo 29 de marzo.
  • A última hora del lunes, Reino Unido anunciaba que había llegado a un acuerdo con la UE, aunque sin solventar el problema de la frontera irlandesa.
  • Si el Parlamento británico rechaza su acuerdo revisado este martes, las opciones pasan desde el Brexit duro a extender el Artículo 50 y posponer la fecha de la desconexión.

Theresa May afronta su semana decisiva en Westminster, donde tendrá que someter de nuevo a votación el acuerdo alcanzado con la UE en noviembre, el mismo acuerdo que ya rechazó de manera contundente el Parlamento británico el pasado enero.

Con una novedad. A última hora del lunes, May logró alcanzar un nuevo acuerdo con la UE, aunque éste no solventa las dos cuestiones principales: ni el poder de eliminar unilateralmente, ni la fijación de una fecha límite para la cláusula de salvaguarda en Irlanda.

May comparecía este lunes junto al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker para anunciar que había logrado arrancar concesiones a la UE respecto a la cláusula de salvaguarda.

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Sin embargo, el fiscal general de Reino Unido, Geoffrey Cox, ha elaborado este martes un informe en el que detalla que dichas concesiones no representan ninguna garantía para Reino Unido en el caso de que desee poner fin a la cláusula de salvaguarda en algún momento en el futuro.

"Los riesgos legales permanecen inalterados [...]. Si las circunstancias fundamentales siguen siendo las mismas, no existen mecanismos internacionales para que Reino Unido pueda abandonar el protocolo [de la cláusula de salvaguarda irlandesa], a no ser por acuerdo con la otra parte", explica Cox.

En cualquier caso, apenas queda margen de tiempo para reaccionar: a apenas dos semanas de la salida prevista de Reino Unido de la UE, la temida opción de un Brexit duro es cada vez más real de cara al próximo 29 de marzo.

Por eso, May volverá a someter a votación el acuerdo revisado con la UE, a pesar de que ya fue rechazado por una diferencia de 230 votos hace un par de meses y de que a las advertencias de Cox hay que sumar el previsible rechazo al acuerdo de los laboristas, los unionistas e incluso parte de su propio partido.

Aunque a priori, lo más probable es una nueva negativa de los comunes a ese texto, las circunstancias actuales y la posibilidad de un inminente Brexit duro han cambiado ligeramente el contexto.

Esto es lo que puede pasar con las votaciones de esta semana:

El Parlamento británico aprueba el acuerdo de May

Theresa May y Jean-Claude Juncker, en febrero de 2019.
Theresa May y Jean-Claude Juncker, en febrero de 2019.

A pesar de lo poco probable que parece, existen opciones de que el Parlamento británico apruebe el texto acordado entre Theresa May y la UE hace casi medio año.

El pasado enero, no solo los laboristas y los unionistas votaron en contra, sino que 118 diputados tories —de su propio partido— tampoco apoyaron a la primera ministra, que se vio obligada a proponer un plan B con el que renegociar los términos con Bruselas para convencer a las 3 facciones.

A pesar del acuerdo anunciado el lunes, May no presentará ante la Cámara de los Comunes ningún cambio en el asunto que podría haber desbloqueado el apoyo parlamentario: la cláusula de salvaguarda irlandesa.

Eso sí, la semana pasada May intentó ganarse el favor de los laboristas partidarios del Brexit con una dotación presupuestaria extra de 1.600 millones de libras —1.860 millones de euros— para las ciudades gobernadas por el partido que lidera Jeremy Corbyn.

El problema es que este gesto se ha interpretado en buena parte de la bancada laborista como un intento de sobornar a sus diputados para conseguir que voten a favor de su acuerdo. En cualquier caso, el voto de los laboristas díscolos es imprevisible.

Por otra parte, la especial situación de urgencia que vive Reino Unido ante un inminente Brexit duro podría provocar que los diputados tories que votaron en contra del acuerdo de May en enero cambien la orientación de su voto.

Los comunes rechazan por segunda vez el acuerdo de May

John Bercow, Mr. Speaker en la Cámara de los Comunes.
John Bercow, Mr. Speaker en la Cámara de los Comunes.

Sin embargo, lo más probable en estos momentos sigue siendo que el Parlamento británico rechace este martes por segunda vez el acuerdo del Brexit, como sucedió en enero.

Llegado a este punto, el Parlamento británico votará al día siguiente (13 de marzo) si salir unilateralmente —sin acuerdo— de la UE en la fecha prevista, es decir, el próximo 29 de marzo.

Tampoco parece probable que esta votación salga adelante, por lo que tanto May como la UE han abierto la puerta a extender el Artículo 50 y posponer la fecha efectiva de salida de Reino Unido en al menos 21 meses.

Por ello, lo que se votará el 14 de marzo en el Parlamento británico es, una vez rechazadas las opciones de salir con acuerdo y de salir sin acuerdo por parte de los comunes, si la Cámara desea extender el Artículo 50. En caso positivo, May tendrá que acordarlo a continuación con la UE.

Si se aprobase, la prórroga serviría tanto para acordar unos términos de salida con la UE que previamente hayan sido respaldados por el Parlamento británico, como para buscar otras soluciones, como la de un segundo referéndum que defiende el partido laborista que lidera Jeremy Corbyn.

En cualquier caso, siempre existe la posibilidad de que May pierda la votación por un estrecho margen y decida apurar aún más, presentando una tercera votación antes del próximo 29 de marzo, algo que el calendario parlamentario le permitiría.

El problema llegaría en el caso de que May sufra una derrota tan holgada como en enero. En ese caso, el Parlamento británico podría tomar el control del proceso del Brexit a través de una serie de votaciones que, en teoría, llevarían en último término a una solución más suave para la salida de Reino Unido, que podría ir desde un acuerdo alternativo al firmado por May hasta la extensión del Artículo 50 para poder renegociar el actual acuerdo.

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