El peligro de los aranceles y sanciones para la economía mundial donde Europa pierde más que Estados Unidos, Rusia o Japón

Iván Martín y Ladera
Economía mundial
  • Mientras la economía mundial echa el freno y se sitúa en los niveles de “crecimiento anual más bajos desde la crisis económica”, según el último informe la OCDE, el futuro se oscurece como consecuencia de elementos ajenos a los fundamentos económicos. 
  • Las sanciones económicas y los aranceles se han convertido en noticias cotidianas de doble efecto que no contribuyen a mejorar las previsiones de la economía mundial.
  • Las últimas cifras de la OCDE reduciendo significativamente sus previsiones del pasado mes de mayo, se suman a los avisos que analistas y otras instituciones que ponen de manifiesto el deterioro de la situación macroeconómica mundial.
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El bajo crecimiento de las principales economías se está convirtiendo en una constante que ofrece poco margen para la esperanza máxime cuando los datos de los beneficios empresariales se sitúan en niveles precrisis.

Frente a la última recesión mundial la situación actual vine marcada por un mayor endeudamiento de las naciones y, principalmente, un factor externo que ha ganado protagonismo hasta el punto de ser capaz de alterar todo el ecosistema comercial y económico mundial. La política de sanciones desarrollada a través de la actual guerra comercial está causando mella en las inversiones y el comercio mundial afectando al frágil equilibrio del comercio mundial.

Las sanciones económicas desatadas por la Casa Blanca desde hace más de una década con la administración Obama, han sido reforzadas, potenciadas y orientadas hacia nuevos blancos por Donald Trump, causando estragos a una economía mundial que no pasa por su mejor momento tras la salida de una de las crisis más graves de la historia.

Europa pierde más que Estados Unidos, Rusia o Japón por las sanciones

El efecto de las políticas de sanciones y aranceles son cuantificables tanto a nivel económico como a nivel político.

Desde 2014, Estados Unidos puso en marcha sanciones contra la Federación de Rusia que fueron secundadas en marzo de ese año por la Unión Europea y otras naciones. Las consecuencias económicas de tales iniciativas han dejado una dura factura para los sectores agropecuarios, industria, alimentación y turismo entre otros sectores, especialmente en la UE.

La cifra de pérdidas efectivas de la Unión Europea sólo en el periodo 2014-2016 han superado los 30,000 millones según el WIIW (Instituto de Viena de Estudios Económicos Internacionales), llegando a una cifra total que ronda los 50,000 millones de Euros hasta 2019, siendo la Unión Europea la región más golpeada a nivel global por el efecto de las sanciones, igualando las pérdidas de la propia economía rusa objeto de las mismas.

El experimento ruso muestra cómo las sanciones económicas en el medio y largo plazo terminan fortaleciendo, en determinados casos, a las naciones sancionadas en detrimento de aquellas sancionadoras.

Francia e Italia sirven ejemplo del efecto negativo de las sanciones tras dejar de vender sus quesos y otros productos en países como Rusia, efecto que ha propiciado el desarrollo una industria láctea, surgida de la nada, con la que suple los productos importados de estos países y que se prepara para competir en el futuro con Europa en los naciones del área de influencia del país eslavo.

Las sanciones impuestas contra Rusia han generado el reemplazando de los productos europeos por aquellos del norte de África y Turquía. Por su parte, China aprovechó la situación disparando su intercambio comercial hasta situarlo en el 21% de las importaciones del país eslavo. Todo esto en perjuicio de industrias y sectores afectados en España y Europa no han podido en la actualidad los niveles de negocio de 2013.

Con China aumenta la apuesta y el riesgo

Con un PIB mundial al que el FMI califica de “moderado”, la guerra comercial lanzada no sólo contra China por parte de los Estados Unidos puede llevarse de un plumazo tan sólo en Europa 23,000 millones de euros, según el Banco de España, restando un 0.2% al ya de por si débil crecimiento del PIB del viejo continente.

Estas cifras dejan en ridículo los 550 millones de euros que el sector agropecuario español dejó de ingresar con las primeras sanciones impuestas a Rusia tan sólo en el primer año. Países como Alemania e Italia salieron peor parados por la política de sanciones perdiendo de un plumazo mercados ávidos por sus productos como consecuencia de las represalias hacia los productos de la Unión Europea. Los intereses y las inversiones de las empresas europeas en China son vitales para su futuro estratégico, por lo que una guerra con el gigante asiático pone en peligro la estabilidad del sector empresarial europeo.

Si la política de sanciones y sus consiguientes represalias rusas ha costado tan sólo a ganaderos y agricultores españoles un negocio de 3,600 millones de Euros en los últimos seis años. El recrudecimiento de la guerra comercial con China y la crisis creciente en Oriente Medio tras la retirada unilateral del tratado con Iran por parte de EE.UU., pueden tener un efecto mucho más poderoso que el experimento ruso sobre la economía de la Unión Europea a la que hay que sumar el fantasma del Brexit.

La realidad ignorada por el debate político y el aviso de la OCDE

Ante una situación económica en plena desaceleración, en medio de una cambio de modelo económico y un mayor proteccionismo por parte de la economía más poderosa del mundo, en Europa y especialmente en España el debate político ignora los fenómenos que marcarán el devenir a corto plazo del futuro económico. 

Las últimas experiencias demuestran ser poco eficaces a la hora de someter las economías de las naciones ‘enemigas’ en un mundo abierto que permite encontrar alternativas a casi cualquier producto, pero muy dañinas con las propias industrias que son las que finalmente pierden oportunidad de negocio y crecimiento.

La estrategia de sanciones puesta en marcha por Europa ha ocasionado una pérdida de negocio y competitividad que ha dañado su PIB, restado crecimiento a la eurozona y perjudicado un crecimiento económico que ahora echa en falta el empuje de los sectores afectados.

La prueba de esta situación la evidencia la OCDE que constata como la introducción en el mix económico de las sanciones con motivos politico-estratégicos ha generado una fase de “incertidumbre” donde ha “descendido la actividad en todo el mundo y esto pone en peligro nuestro futuro económico”.

Inestabilidad e incertidumbre son uno de los peores ingredientes para la la salud de la economía tanto nacional como internacional y la actual situación a escala mundial, dibuja un panorama nada halagüeño con múltiples focos de tensión en el mundo que no favorecen la continuidad de un periodo de expansión económica.

Mientras durante las últimas semanas los ojos se dirigen a los Bancos Centrales como última barrera antes de la riada, quizás la Unión Europea y otras naciones deberían replantearse la estrategia de las sanciones y buscar nuevas formas de fomentar las transacciones comerciales que realmente generan PIB y son, en última instancia, la mejor receta para crear riqueza y salir de la desaceleración.

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