Por qué no debes comer la piel del pescado, según los expertos

Quitar la piel al pescado

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El pescado es un alimento fundamental si quieres seguir una dieta equilibrada. Es una importante fuente de grasas, proteínas y vitaminas. Comer pescado ha demostrado ser muy beneficioso para el corazón. Por eso, es necesario tener en cuenta cuáles son los pescados más sanos para que los incluyas en tu rutina a partir de ahora.

Es importante ajustarse a las recomendaciones. Los expertos sugieren consumir entre 3 y 4 raciones de pescado a la semana. El pescado azul es la mejor opción de entre las diferentes clases. En este grupo se encuentran la sardina, los boquerones, el bonito o los arenques, aunque cada tipo de pescado aporta diversos beneficios a la salud.

Este alimento es muy saludable pero hay que tener cuidado con una parte muy concreta del pescado: la piel. Los peces, cuando están en el mar, se hallan en contacto con factores altamente contaminantes, como lo son las bacterias, las sustancias químicas del entorno u otros residuos. Estos contaminantes se adhieren a la piel, aunque también pasan a los órganos internos y al tejido muscular.

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La recomendación desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, además de lo relacionado con las cantidades que uno debe consumir, es retirar estas partes más expuestas a elementos tóxicos antes de cocinar el pescado.

La Fundación Española del Corazón asegura que la piel no aporta nutrientes. Una razón extra para no pensárselo mucho y hacer caso al consejo de los expertos, incluso cuando son muchos los cocineros que utilizan la piel de pescado por la textura resultante que puede otorgarle a un plato.

Pese a las ventajas que aporta retirar la piel del pescado antes de cocinarlo, desde Consumer señalan la importancia de comprar el pescado con piel y nunca sin ella. De esta manera, se puede saber si un pescado es fresco.

Si la piel carece de brillo, tiene pocas escamas, no se ve suave y no es resbaladiza, puede que el pescado que estés comprando no sea fresco. Así que fíjate en la piel del ejemplar antes de llevártelo a casa, aunque luego se la vayas a quitar.

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