Las personas que comen carne muestran niveles más bajos de depresión y ansiedad que los veganos, según un análisis

comer carne
  • Un análisis reciente sugiere un vínculo entre las dietas sin carne y una salud mental más deficiente.
  • Los resultados muestran que los consumidores de carne muestran tasas más bajas de depresión y ansiedad que los veganos y vegetarianos.
  • Pero eso no significa que abstenerse de comer carne cause depresión o ansiedad.
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Una dieta sin carne está relacionada con niveles más altos de depresión y ansiedad que la alimentación omnívora, según un análisis reciente en la revista Food Science and Nutrition.

Este examinó 20 estudios previos sobre el consumo de carne y la salud mental, y encontró una asociación entre el vegetarianismo o el veganismo y peores resultados en este área.

"¿Cuántas personas has conocido que son felices y hacen dieta todo el tiempo?" Urska Dobersek, psicóloga de la Universidad del Sur de Indiana y coautora del análisis, sugiere a Business Insider. "Probablemente muy pocas, —y hay una razón científica sólida para ello—, las dietas restrictivas hacen que las personas se sientan enfermos e infelices a largo plazo".

Sin embargo, todavía se debate cualquier posible vínculo causal. Aunque algunos estudios sugieren que las deficiencias nutricionales asociadas con las dietas veganas pueden estar relacionadas con la depresión, es posible que esta y la ansiedad precedan a la decisión de una persona de no consumir carne.

"Evitar la carne puede ser tanto la 'gallina' como el 'huevo' cuando se trata de una enfermedad mental", comenta Dobersek.

No es probable que eliminar la carne de tu dieta mejore tu salud mental

carne roja

La investigación incluida en el nuevo análisis abarca desde 2001 hasta mediados de 2020 e incluye casi 172.000 participantes en 4 continentes. De ese grupo, unas 158.000 personas comieron carne y 13.000 no.

Todos menos 2 de los estudios se basaron en cuestionarios en los que los encuestados autoinformaron si comían carne o no, luego respondieron preguntas sobre si experimentaban ansiedad y depresión.

El análisis concluyó que "la abstención de carne está claramente asociada con una peor salud mental".

Eso fue cierto independientemente del sexo de una persona, aunque los investigadores no pudieron ver si otros factores influyen en la correlación, como la edad, los tipos particulares de carne que comen, su estado socioeconómico, su historial de enfermedades mentales, o cuánto tiempo se han abstenido de comer carne.

Aún así, el hallazgo se basa en investigaciones anteriores que demuestran tendencias similares, por lo que Dobersek comenta que no le sorprendió. Su propio equipo, de hecho, publicó un análisis el año pasado que sugería que abstenerse de comer carne está asociado con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y autolesiones.

Mientras tanto, un análisis del pasado agosto de un equipo en Alemania también encontró que los vegetarianos estaban más deprimidos que los que comen carne.

"La idea de que podemos volvernos más saludables o más felices eliminando alimentos y bebidas es simplista, poco científica y no está respaldada por pruebas válidas", dijo Dobersek.

¿El veganismo precede a la depresión? ¿O al revés?

Sin embargo, no hay evidencia de que una dieta sin carne conduzca directamente a un deterioro de la salud mental.

"No podemos decir que las dietas sin carne causen enfermedades mentales. Lo que sí encontramos es que la investigación no respalda la idea de que eliminar la carne puede mejorar la salud mental", explicó con anterioridad Edward Archer, coautor del artículo de 2020 con Dobersek.

Aunque varios estudios han encontrado que los vegetarianos están más deprimidos que los carnívoros, otras investigaciones han demostrado lo contrario. También está la cuestión de la cronología: ¿las personas dejan de comer carne primero y luego desarrollan un mayor riesgo de depresión? ¿O más personas que ya están deprimidas eligen volverse veganas o vegetarianas? Muy pocos estudios ofrecen respuestas, aunque la investigación de 2012 sugirió que la depresión puede preceder a un cambio al vegetarianismo.

vegano, manifestantes a favor dieta vegana

Otras posibles explicaciones para el vínculo, según Dobersek y Archer, podrían ser que las personas prueban dietas sin carne para abordar los problemas de salud mental existentes, o que las personas con depresión pueden ser más propensas a sentir empatía con los animales y tomar decisiones nutricionales basadas en la ética personal.

"Las personas que luchan contra una enfermedad mental a menudo modifican sus dietas como una forma de autotratamiento", dice Dobersek. "Y parece que muchas personas eligen el veganismo como una respuesta ética a la crueldad inherente a la 'naturaleza' y las sociedades humanas".

También es posible que las personas deprimidas o angustiadas por el cambio climático sean más propensas a tomar decisiones dietéticas que reduzcan las emisiones de carbono. A nivel mundial, la industria ganadera es responsable de aproximadamente el 15% de las emisiones anuales.

Sin embargo, Dobersek señala que las dietas veganas estrictas a veces pueden provocar deficiencias de nutrientes, especialmente en mujeres embarazadas. Eso, a su vez, puede aumentar el riesgo de enfermedad física y mental. Por ejemplo, la vitamina B-12, el folato y los ácidos grasos omega-3 se encuentran solo en productos de origen animal, y un déficit de esos nutrientes está relacionado con la depresión, la falta de energía y el metabolismo deficiente.

El debate sigue siendo polémico

Cuando salió el análisis de Dobersek 2020, algunos de los que lo leyeron pensaron que demostraba que comer carne mejora la salud mental, pero Archer dijo que "eso es evidentemente falso".

Además, los críticos de esos mismos hallazgos señalaron que Dobersek había recibido más de 10.000 dólares en donaciones de la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne "para realizar una revisión sistemática sobre 'Carne para una vida más feliz y saludable'".

El nuevo análisis también fue financiado en parte por una subvención a través de la asociación de carne. Sin embargo, los autores señalaron que el patrocinador no influyó en el diseño de la investigación, la recopilación de datos o las conclusiones del estudio.

Dobersek afirma que cree que los resultados aún podrían tener implicaciones sobre cómo se crean y comunican las pautas dietéticas.

"Con cada edición, las Guías Alimentarias para los Estadounidenses se volvieron más restrictivas", dijo. (En 2020, por ejemplo, las recomendaciones federales sugirieron que los estadounidenses limitaran su consumo de carne roja, mientras que en la versión de 2005 no había tal recomendación).

"Sin embargo, la población estadounidense se ha vuelto más diabética, más angustiada y más deprimida", continuó Dobersek. "No creo que esto sea una coincidencia".

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