¿Quieres ser como Dorian Gray? Los posbióticos pueden ser la clave definitiva para estar joven y sano

Casi todo el mundo ha escuchado hablar de los probióticos, muchos están comenzando a explorar el poder de los prebióticos... pero en términos de nutrición los posbióticos siguen siendo grandes desconocidos.

Según la Escuela Médica de Harvard, este término describe los residuos que quedan después de que el cuerpo digiera los prebióticos y los probióticos. Los posbióticos saludables incluyen nutrientes como las vitaminas B y K, aminoácidos y sustancias llamadas péptidos antimicrobianos que ayudan a frenar el crecimiento de las bacterias dañinas.

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Otras sustancias posbióticas llamadas ácidos grasos de cadena corta —como el butirato, y que se producen durante la fermentación de fibra dietética no digerida, como el almidón resistente (AS) y los fructooligosacáridos (FOS)—, que ayudan a que las bacterias sanas prosperen en el intestino.

En definitiva, los posbióticos son microbios muertos; fragmentos producidos cuando los microbios se descomponen; y sustancias químicas como enzimas, vitaminas, polisacáridos y ácidos grasos de cadena corta que los microbios han secretado. 

Un nuevo artículo en la revista científica New Sciencist pone sobre la mesa la evidencia científica creciente de los beneficios de los posbióticos para la salud: esencialmente, hacen un gran trabajo para equilibrar la microbiota intestinal, tal y como plasma esta completa revisión. 

¿Qué beneficios tienen los posbióticos para la salud?

El microbioma intestinal está vinculado a una óptima salud física y mental. La relación es mutuamente beneficiosa: a cambio de proporcionarte alimento y comida, los microbios intestinales beneficiosos apoyan el sistema inmunitario, protegen de las bacterias malas y ayudan a digerir los alimentos. 

También afectan al nivel de energía, alteran la forma en que almacenamos la grasa y cambian la forma en que respondemos a las hormonas que nos hacen sentir hambre o saciedad. La última investigación sugieren un papel activo en el comportamiento, el buen funcionamiento del cerebro y la ralentización del envejecimiento.

Hasta la fecha, gran parte del trabajo de identificación y exploración del potencial de los postbióticos se ha realizado mediante experimentos en células y animales, pero también hay algunos hallazgos prometedores en personas. Un ácido graso de cadena corta —producido al consumir fibra no digerible, como la inulina, presente en puerros, plátanos y espárragos— es clave.

Se trata del butirato, un metabolito que ayuda a equilibrar el sistema inmune, a prevenir alergias, a desarrollar tolerancia alimentaria, prevenir la inflamación y, según recientes ensayos clínicos, ser una terapia suplementaria útil para la colitis ulcerosa. 

Otro ejemplo de posbiótico prometedor es el equol, producido cuando ciertas bacterias intestinales descomponen un compuesto de la soja. Se parece a la estructura química de la hormona sexual femenina estrógeno y los estudios proponen un vínculo entre la capacidad de producirlo y menor riesgo de cáncer de mama, así como la reducción de la gravedad de los sofocos de la menopausia.

Otras investigaciones apuntan a que los posbióticos pueden ser un complemento prometedor de las terapias contra el cáncer, reduciendo los efectos secundarios de las inmunoterapias, reforzando las defensas o incluso contribuyendo a suprimir los tumores, como en un reciente y prometedor estudio focalizado en los posbiótico segregados por las bacterias Lactobacillus.

Además de tratar condiciones clínicas específicas, se está averiguando que los posbióticos como urolitina A pueden ayudar a mantener la función celular y a prevenir el envejecimiento. Este metabolito se produce cuando los microbios intestinales se alimentan de nueces, fresas o granadas. Esta sustancia ayuda a mantener el funcionamiento de las mitocondrias.

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También se estudia el Akkermansia muciniphila —un microbio que se alimenta del revestimiento mucoso del intestino y aparece regularmente en los microbiomas de personas jóvenes y delgadas sin problemas de salud conocidos. Está en niveles más bajos en personas con obesidad, diabetes de tipo 2 y enfermedades del intestino irritable. 

En experimentos con suplementos de A. muciniphila en ratones, el posbiótico pudo protegerlos de la obesidad. Otro ensayo clínico de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) administró A. muciniphila como suplemento postbiótico en 32 voluntarios con sobrepeso u obesidad. 

El resultado arrojó que, independientemente de que las bacterias estuvieran vivas o muertas, provocaban una mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que puede reducir el riesgo de diabetes de tipo 2, una disminución del colesterol en sangre y un menor peso corporal en comparación con las personas que tomaban un placebo.

Ante la falta de ensayos de alta calidad y dudas sobre la eficacia de los suplementos de posbióticos, la dieta sigue siendo la mejor forma de obtenerlos. La diversidad, la predominancia de alimentos de origen vegetal, y evitar los ultraprocesados son algunas de las claves. También es importante ingerir fermentados y alimentos ricos en posbióticos como espárragos, ajo, cebolla, avena o garbanzo