Una científica canadiense averigua que los posos de café usados son la trampa ideal para secuestrar dióxido de carbono

Posos del café

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  • Alivia Mukherjee, de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Saskatchewan, centra sus investigaciones en el aprovechamiento de los posos de café usados para añadir valor al residuo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Su equipo tiene el propósito de hallar estrategias sostenibles para reutilizar y reciclar estos productos de desecho orgánicos en Canadá en lugar de que acaben en los vertederos.
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Cada ciudadano español consume unos 3,5 kilos de café al año, lo que implica tirar a la basura cada 365 días más de 150 millones de kilos de restos, posos y cascarillas de café. Según revelaConsumer, a cifra asciende a unos 2.000 millones de toneladas anuales en el mundo.

Sin embargo, los posos del café tienen un amplio potencial reutilizable. Recientemente, científicos de la Universidad de Granada y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demostraban sus propiedades saludables como la riqueza en fibra, su potencial para eliminar bacterias malas de los alimentos o su poder antioxidante 500 veces superior a la vitamina C.

Sus aplicaciones ya conocidas abarcan fertilizantes, pinturas y tintes naturales, exfoliantes e insecticidas caseros. Pero ahora, un equipo de investigadores canadienses quiere emplear los posos de café usados para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Un día sentado en un Tim Hortons local, vi que los empleados estaban desechando los desechos en enormes bolsas de plástico. Comencé a hacer una lluvia de ideas para comprender cómo el material orgánico sobrante se puede valorizar para producir productos de valor añadido”, relata al diario Leader Post Alivia Mukherjee, responsable de la investigación.

El asunto del residuo es preocupante: cuando el café molido desechado acaba en un basurero, su descomposición produce metano, un gas que tiene 21 veces más efectos de gases de efecto invernadero que el dióxido de carbono.

Una nueva forma de poner en valor el café

La estrategia sostenible de este grupo de científicos de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Saskatchewan es aprovechar la sustancia que sobra de los residuos del café como trampa para el dióxido de carbono. 

Utilizando la tecnología de sincrotrón (un tipo de acelerador de partículas) Canadian Light Source (CLS), Mukherjee trató los residuos del café molido con calor para cambiar las características de su superficie, con el propósito de hacerlos más eficaces para atrapar y almacenar carbono.

Según la Federación Española de Café, 22 millones de personas en España beben al menos una taza de café al día.
Según la Federación Española de Café, 22 millones de personas en España beben al menos una taza de café al día.

Juan Pablo Serrano Arenas/Pexels

"Con estos hallazgos, podemos ajustar aún más la superficie del adsorbente para ayudar a mejorar la interacción con el dióxido de carbono en un escenario de poscombustión", apostilla Mukherjee.

Si investigación está financiada por el Consejo Nacional de Ciencias e Ingeniería de Canadá, el programa de Cátedras de Investigación Canadiense y BioFuelNet Canadá. También recibió apoyo científico del CLS y el Centro de Ciencias Estructurales de Saskatchewan.

Los proyectos de almacenamiento de carbono ponen el foco en atrapar las emisiones antes de ser liberadas a la atmósfera y contribuir al calentamiento global. "Creo que emocionará al público saber que tomar café no solo se limita a un placer cotidiano que contribuye a la economía, sino que además sus desechos pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente".

Mukherjee estima que los residuos de café molido físicamente alterados que resultan del tratamiento térmico podrían venderse por hasta dos dólares el kilo como un nuevo producto para su uso en industrias con alto contenido de emisiones de carbono.

Además, las conclusiones de su estudio pueden adaptarse con facilidad a las industrias existentes, como las plantas de energía y químicas, con el propósito de reducir el CO₂ emitido. Los hallazgos también podrán aplicarse a la valorización de los desperdicios de té.

El próximo avance para sus responsables será encontrar formas para hacer el proceso más económico y eficiente, logrando que la industria lo implemente.

No es el primer proyecto sostenible de los últimos años centrado en este residuo: una esponja fabricada con posos de café filtra los metales pesados del agua, y otro método creado por ingenieros australianos en 2016 permite reciclar el café para pavimentar carreteras.

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