El cobre entra en un nivel altamente peligroso: en qué se traduce para los mercados y la economía

Trabajador del cobre.

Reuters

El precio del cobre en los mercados ha caído a un nivel preocupante. 

Muchos expertos consideran que ya ha entrado en una cota que representa un indicador negativo de la recuperación económica que ya se había iniciado en los mercados desarrollados.

El metal ha descendido ya un 16% desde el máximo que conquistó el pasado mes de mayo. En la semana pasada el precio cayó a 4 dólares por unidad, después de haber roto los 4,20 dólares, un soporte que había actuado como referencia hasta ahora.

Durante el retroceso del precio del cobre, después del impresionante recorrido alcista que ha trazado durante el presente ejercicio, tocó un nivel cercano a los 4,20 dólares en 2 ocasiones, antes de recuperarse desde esa zona. “El metal parecía haber encontrado un soporte técnico clave a 4,20 dólares”, confirma en una nota distribuida a sus clientes institucionales Tom Essaye, fundador de Sevens Report Research.

Sin embargo, la pérdida de ese nivel puede traducirse en que los inversores ahora están particularmente nerviosos por la recuperación económica. 

Essaye, de hecho, señalaba a principios de este mes que si el cobre cae por debajo de los 4,20 dólares, se generarían preocupaciones sobre la sostenibilidad del crecimiento económico.

“Una caída por debajo de un nivel clave, no muy lejos del precio actual, podría indicar un debilitamiento de la confianza sobre la demanda y un empeoramiento de las perspectivas económicas”, advierte el experto y fundador de Sevens Report Research.

El contexto tiene una explicación que va más allá. Los expertos de Goldman Sachs exponen en un informe reciente que las empresas compran más cobre cuando necesitan construir más maquinaria o materiales para fabricar más productos, lo que hace que la reducción de la demanda del metal sea un indicador negativo del crecimiento económico.

“A los inversores les ha preocupado que el crecimiento económico se ralentice”, describe el banco de inversión estadounidense. 

Otro dato representativo de este escenario es que, en la última encuesta a gestores de fondos realizada por Bank of America, un 27% esperan una economía más fuerte el próximo año, lo cual es un 47% menos que hace un mes.

La angustia se ha unido a un panorama cada vez más preocupante para el crecimiento económico. Los nuevos acontecimientos ahora están ejerciendo aún más presión sobre la expansión económica a futuro. 

La propagación de la variante delta está provocando que las fábricas y los puertos, especialmente en China, se hayan visto avocados al cierre, cortando el acceso de las empresas a los suministros necesarios para satisfacer la demanda. 

“A medida que la producción en China se ha debilitado, también lo ha hecho el precio de los metales”, escribe en una nota David Lubin, director de economía de mercados emergentes de Citi.

Por supuesto, las limitaciones de la cadena de suministro podrían aliviarse bastante pronto, lo que desbloquearía un mejor crecimiento económico. 

El stock de productos, una medida de la cantidad de inventario que las empresas tienen a mano, han subido ligeramente en las últimas semanas después de una tendencia bajista, según datos los datos Citi. 

“Aliviar las presiones de la oferta, de las que ahora hay algunos indicios alentadores, pero limitados, será el camino para garantizar una actividad económica más sólida”, escribe Lubin.

Mayor relajación de los precios a futuro

Pero con este telón de fondo a corto plazo los precios pueden fluctuar por muchas razones. 

Por ejemplo, más recientemente, los precios de los metales industriales retrocedieron en junio, ya que China vendió algunas de sus reservas estatales para controlar el aumento de los precios de las materias primas. 

“Como resultado, parte del apoyo especulativo a los metales industriales se desprendió”, explicaban a Business Insider EspañaAneeka Gupta, directora de análisis de WisdomTree Europe, y Mobeen Tahir, director asociado de análisis de la misma firma. 

Dicho lo cual, con los impulsores de la demanda alineados con las megatendencias, es probable que tales fluctuaciones sean insignificantes a largo plazo, tal y como aseguran.

Los expertos exponen que es posible que el aumento de los precios de los productos se compense con mejoras en la tecnología de fabricación. 

“Por ejemplo, aunque se espera que el níquel permanezca en un déficit de suministro durante años, se prevé que el coste de las baterías de los vehículos eléctricos a base de níquel se reduzca a la mitad en la próxima década debido a las mejoras tecnológicas”, indican Gupta y Tahir. 

“Se puede esperar la misma dinámica con otros insumos como el cobre, el aluminio y la plata a medida que la naciente industria de vehículos eléctricos escala y encuentra eficiencias de costes”, concluía para Business Insider España Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro.

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