La Casa Blanca podría tener un avión supersónico en los próximos 10 años con una tecnología que le permitiría llegar a Londres en hora y media y estar en Washington a la hora de comer

Juan Pedro Chuet-Missé,
Un motor de un prototipo de Hermeus
Un motor de un prototipo de HermeusYouTube / Hermeus
  • Hermeus ganó el contrato ofrecido por Afwerx, una incubadora de empresas de la Fuerza Aérea, para seguir trabajando en un motor que pueda alcanzar velocidades superiores al Mach5, o sea unos 6.174 kilómetros por hora.
  • Con una tecnología así el residente de la Casa Blanca podría llegar a Londres o París en una hora y media, hablar de lo que tengan que hablar con el primer ministro británico o el presidente francés, y volver a Washington a la hora de comer.
  • La financiación es de solo 1,27 millones de euros, un monto demasiado pequeño para pretender tener un avión supersónico, pero la idea del gobierno de EEUU es que por ahora los esfuerzos de Hermeus se concentren en seguir mejorando su motor.
  • Con esta financiación aseguran que podrán diseñar, construir y probar un nuevo motor en solo nueve meses.
  • La hoja de ruta de Hermeus pasa por diseñar una aeronave que pueda aterrizar y despegar en cualquier aeropuerto, lo que reduciría notablemente los costes respecto a otros proyectos de aviones que requieren de una nueva infraestructura para operar.
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No es uno de los sueños de Donald Trump, pero la Casa Blanca podría contar con un avión supersónico propio en diez años. Por lo pronto la Fuerza Aérea de EEUU ya dio un primer paso al contratar a una compañía para que desarrolle un motor que pueda alcanzar cinco veces la velocidad del sonido.

La empresa Hermeus, fundada hace solo dos años, ganó el contrato ofrecido por Afwerx, una incubadora de empresas de la Fuerza Aérea, para seguir trabajando en un motor que pueda alcanzar velocidades superiores al Mach5, o sea unos 6.174 kilómetros por hora.

Uno de los prototipos de Hermeus:

Con una tecnología así el residente de la Casa Blanca podría llegar a Londres o París en una hora y media, hablar de lo que tengan que hablar con el primer ministro británico o el presidente francés, y volver a Washington a la hora de comer.

Un motor exitoso

El motor creado por Hermeus es de ciclos combinados y fue probado con éxito en febrero de este año.

Este hito fue fundamental para que la Fuerza Aérea y la sección encargada de la administración de la flota presidencial confíen en su proyecto.

La financiación es de solo 1,27 millones de euros, un monto demasiado pequeño para pretender tener un avión supersónico.

Pero la idea del gobierno de EEUU es que por ahora los esfuerzos de Hermeus se concentren en seguir mejorando su motor. Las etapas de diseñar y construir una nueva aeronave se verán en el futuro.

Con la temida explosión sónica bien lejos

La hoja de ruta de Hermeus pasa por diseñar una aeronave que pueda aterrizar y despegar en cualquier aeropuerto, lo que reduciría notablemente los costes respecto a otros proyectos de aviones que requieren de una nueva infraestructura para operar.

De esta manera se evitaría que la insoportable explosión sónica, que sucede cuando rompe la barrera del sonido, se produzca cerca de núcleos urbanos.

Trabajando con la Fuerza Aérea

Hermeus fue fundada en el 2018 por dos ex empleados de Blue Origin (perteneciente al imperio creado por Jeff Bezos), SpaceX (la apuesta espacial de Elon Musk) y Generation Orbit.

Con esta financiación aseguran que podrán diseñar, construir y probar un nuevo motor en solo nueve meses.

Para ello trabajarán con la unidad Presidential and Executive Airlift Directorate, la división de la Fuerza Aérea responsable de los dos B747, el B757, el B737 y varios jets corporativos que integran la flota presidencial.

A grandes rasgos, a la Fuerza Aérea le interesa que la Casa Blanca cuente con una aeronave análoga al Gulfstream V pero que pueda volar a velocidades nunca vistas.

Glenn Case, uno de sus fundadores, afirmó “podemos lograr que un vehículo vuele más rápido que nunca con la tecnología que tenemos en la actualidad”

Y para ello, aseguró, “no haremos nada que parezca milagroso. Queremos hacer ingeniería, no ciencia”, dijo a Ars Technica.

 Artículo original de Cerodosbé.

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