El Gobierno rebaja sus previsiones económicas para 2023 y aprueba el último techo de gasto de la legislatura con un desafío crítico: un desembolso récord que amenaza una deuda alarmante

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, junto a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, junto a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.

La recuperación se ha convertido en una carrera de fondo, con la particularidad de que cada día la meta está más lejos, lo que provoca que la economía tenga que apretar más y esté cada vez más exhausta.

Después de 2 años de esfuerzos para salir adelante tras los estragos de la pandemia de coronavirus, la economía española afronta 2023 encarando nuevos lastres: la inflación y sus derivadas, y los efectos secundarios de la guerra en Ucrania.

"La evolución económica ha estado marcada desde hace 2 años por el impacto de la pandemia, al que se ha unido el ataque por parte de Rusia a Ucrania, lo que está generando incertidumbre con fuertes presiones inflacionistas", ha resumido la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, que hoy ha presentado las previsiones para la economía dentro del cuadro macroeconómico.

El horizonte se nubla, y ello explica que también lo hagan las previsiones para la economía española. El Gobierno mantiene su proyección de crecimiento del PIB para este año en el 4,3%, tal y como anunció en abril, pero ha rebajado en 8 décimas su estimación para 2023: España ya no crecerá un 3,5% el año que viene, sino un 2,7%.

A pesar del recorte, las estimaciones del Gobierno son optimistas si se comparan con las últimas revisiones realizadas por otros organismos. BBVA Research rebajó su proyección para el PIB al 1,8% en 2023, cuando España incluso podría terminar al borde de la recesión, mientras que Funcas la recortó al 2%. También el FMI ha anunciado un ajuste importante.

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Calviño ha explicado que el empeoramiento en las previsiones viene marcado por un peor crecimiento del consumo interno, afectado por la subida descontrolada de precios y el alza de tipos de interés. El Ejecutivo cuenta con una inflación que se situará en el 7,8% este año.

Aún así, esta debilidad "se verá compensada por la inversión, que será más favorable de lo que esperábamos". La lluvia de miles de millones de euros de los fondos europeos, "ya en velocidad de crucero", en palabras de Calviño, caerá como agua de mayo, ayudando también a amortiguar el impacto de la inflación y la crisis de Ucrania en la economía. 

Unas inversiones que, sin embargo, no logran contrarrestar la revisión a la baja de previsiones el año que viene, debido al impacto del elevado precio de la energía, de las condiciones monetarias más intensas y de la desaceleración económica de la zona euro y posible crisis de la economía alemana.

Este peor comportamiento de las economías vecinas se verá reflejado en peores datos del sector exterior. El Gobierno cuenta con un "ligero empeoramiento" de la balanza de pagos, como consecuencia de unas menores exportaciones que, sin embargo, todavía no se están viendo.

Las últimas previsiones del cuadro macroeconómico servirán al Gobierno como esqueleto para fijar el techo de gasto, también aprobado hoy, y que marca el pistoletazo de salida para los últimos presupuestos de la legislatura.

Un techo de gasto récord en tiempos de recesión

Cuando la amenaza de una recesión y los riesgos en el mercado financiero planean sobre la economía, aumentar el gasto público puede ayudar a mantener la actividad y aliviar las cargas de la crisis en los hogares, pero a costa de poner en juego la estabilidad de la deuda.

Después de 2 años en los que el Gobierno ha realizado un desembolso histórico de gasto público, y en un momento en el que Europa pide apretarse el cinturón porque se vienen curvas, el Gobierno ha aprobado su último techo de gasto de la legislatura, y es el mayor jamás anunciado.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha anunciado que el límite del gasto no financiero para 2023 será de 198.211 millones de euros, un 1,1% más que en 2022. Es más, sin tener en cuenta el ingreso de los fondos europeos, el techo de gasto se sitúa en 173.065 millones, un 1,9% más que el del año anterior.

"Esto significa alcanzar una cifra récord", ha señalado Montero, aunque matiza que "ello no impedirá que sigamos reduciendo nuestros desequilibrios".

El techo de gasto marca el pistoletazo de salida para la aprobación de los últimos presupuestos de la legislatura del Gobierno de coalición, por lo que se trata de una medida clave en un momento crítico.

En un contexto marcado por la escalada inflacionista y la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia, el Ejecutivo tiene el reto de dar 'luz verde' a un nuevo techo de gasto, teniendo en cuenta que lleva dos años batiendo cifras récord.

El Gobierno, sin embargo, insiste en que el aumento de gasto no perjudicará la estabilidad de la deuda y déficit, y de hecho mantiene sus proyecciones de déficit en el 5% del PIB este año, y el 3,9% del PIB en 2023, la misma cifra incluida en el Programa de Estabilidad 2022-2025 enviado en abril a Bruselas. 

Por el momento, el Gobierno puede permitirse mantener el déficit y deuda por encima de los objetivos impuestos por Bruselas, ya que actualmente están suspendidas las reglas del Pacto de Estabilidad fiscal. La senda a medio plazo, sin embargo, sí establece la reducción del déficit por debajo del 3% del PIB y una deuda en el 110% para 2025.

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