La otra cesta de la compra que resiste a la inflación: 24 productos que puedes seguir comprando en 2022 sin notar la pérdida de poder adquisitivo

Tienda de ropa

Reuters

La subida del precio de los productos en España está alcanzando cotas inasumibles para muchos bolsillos. Ya lo advertía el Banco de España: los hogares que tienen ahorros, ya están tirando de debajo del colchón y, los que no, no tienen más remedio que apretarse el cinturón y recortar en vacaciones y compras prescindibles.

La inflación escaló al 10,8% en julio, según los últimos datos publicados por el INE. Se trata de la mayor subida de precios experimentada en España desde mediados de los 80, cuando la crisis del petróleo disparó la cesta de la compra.

Pero lleva meses siendo así.  En enero, la inflación ya estaba en niveles descontrolados (la subida fue del 6,1% y del 7,6% en febrero). En marzo, la invasión de Ucrania añadió más leña al fuego, y la inflación escaló al 9,8%, la mayor subida vista desde 1985. 

Con el dato de julio, ya va más de medio año de inflación desbocada. Y por el momento no parece que estén surtiendo efecto las medidas de alivio anunciadas por el Gobierno.

En lo que va de año (hasta julio), el precio de aceites como el de girasol se ha disparado un 79,6%, los combustibles líquidos acumulan una subida del 78,7% y los hoteles del 33,3%, más que la gasolina

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La brecha entre salarios e inflación ha tocado máximos en julio. Según la última estadística de Convenios Colectivos publicada por el Ministerio de Trabajo, los salarios pactados por convenio subieron un 2,56% hasta julio, mientras que la inflación se disparó un 10,8%. 

Eso significa que el coste de vida crece 4 veces más que los salarios para pagarla. En cuanto al SMI, la subida aprobada en 2022 no llega al 4%, también por debajo de la inflación.

El panorama pinta complicado, hasta el punto de que sólo 1 de cada 10 hogares españoles no está recortando gastos para hacer frente a estas subidas.

Pero no todo pinta negro. Dentro de la subida generalizada del Índice de Precios al Consumo (IPC), hay unos cuantos productos que se salvan. En Business Insider España hemos elaborado una lista de la compra con la resistencia de la inflación en 2022.

La ropa y el calzado, tanto de hombre como de mujer, la carne de cordero y los ordenadores son los productos estrella de esta cesta de la compra alternativa. Lejos de aumentar, su precio ha caído entre enero y julio de 2022, respecto al mismo periodo de 2021.

Concretamente, comprar ropa de hombre es un 13,1% más barato que el año pasado, seguido de la ropa de mujer (12,7% más barato), la carne de cordero (-7,9%), los ordenadores (-6,1%) y los equipos de telefonía móvil (-4,2%).

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Hay otros productos cuyo precio sí sube en lo que va de 2022. Sin embargo, como los salarios han aumentado más, comprarlos no supone una pérdida de poder adquisitivo.

Es el caso de las bicicletas, ir a la peluquería, los juguetes, los libros, los relojes, los cigarrillos o las cafeteras. En todos ellos, el encarecimiento no supera el aumento del 2,6% que experimentan los salarios pactados por convenio hasta julio. 

Se trata, por lo general, de productos y servicios no relacionados con la alimentación,  el segmento de la cesta de la compra que, junto con la energía, más se encarece.

Según el INE, el nuevo pico de precios de julio se debe al encarecimiento de combustibles y alimentos, cuyo precio no deja de subir. También ha influido el aumento de precios del gas y la electricidad, que han elevado el coste de la vivienda por la factura energética, y el boom de precios de los hoteles, coincidiendo con la perspectiva de un verano histórico en turismo.

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Sólo en julio, la gasolina se disparó un 24%, y el diésel un 34%. En cuanto al gas, su precio subió un 31% y la luz un 49,4%, lo que a su vez ha encarecido un 23% el precio de la vivienda. El precio de la mantequilla se ha disparado un 26,1%, los huevos un 22,5%, el precio del aceite de girasol continúa por los cielos, subiendo un 83%, y el de oliva más de un 16%.

Esto ha provocado que los hogares tengan que destinar 3.000 euros más al año en sus compras, según datos del INE, lo que cristaliza en mayores recortes, y en un cambio de tendencia en los hábitos de consumo en verano.

Pero no se trata sólo de que los precios estén subiendo a toda velocidad. Es que, además, ese encarecimiento podría haberse incrustado ya en la economía y contagiar a sectores más allá de la energía y las materias primas.

Esto puede medirse con la inflación subyacente, que en julio se disparó al 6,1%, un máximo no visto desde 1993. 

En junio fue del 5,5%, y en mayo del 4,9%, mientras que enero, la tasa era menos de la mitad, y estaba en niveles de 2012. Esto es una señal de alerta, porque indica que las subidas de precio podrían estar contagiándose a otros sectores de la economía.

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